Una exposición de relojes en Dicastillo invitó a reflexionar sobre el tiempo

Una exposición de relojes en Dicastillo invitó a reflexionar sobre el tiempo

La muestra, motivada por la reciente restauración del reloj de la torre de la iglesia, reunió más de 200 ejemplares cedidos por los vecinos de la villa

Una exposición monográfica de relojes, organizada por la Asociación Cultural Deyo de Dicastillo, marcó la vida en la localidad durante el periodo navideño. También mucho antes, cuando comenzaron los preparativos para invitar a los vecinos a rescatar de los cajones y los desvanes sus relojes antiguos y, también, especialmente, cuando en febrero de 2021 se decidió restaurar el reloj antiguo de la torre de la iglesia, en desuso desde 1970 y relegado al olvido.

La restauración del reloj instalado en el campanario en 1905 fue el punto de arranque que motivó el tema de la exposición anual que organiza Deyo y que en esta ocasión se tituló ‘Dicastillo en hora’.

El vecino Alberto Comas Oteiza, gran apasionado de los relojes, ha sido una pieza imprescindible. Cuando el reloj se bajó de la iglesia él fue quien le dio las primeras atenciones. Lo limpió y, con la colaboración del relojero Xabier Álvarez Yeregui, se preocupó porque llegara a otro maestro relojero de Peñafiel (Valladolid), Daniel Sanz Platero, quien mandó construir en bronce las piezas que necesitaba la vieja maquinaria para volver a funcionar. El reloj de Dicastillo volvía a dar las horas, los cuartos y las medias.

Mantenimiento del patrimonio

Desde este verano, la pieza, con todos sus engranajes, preside la sala de plenos del ayuntamiento y es testigo de su valor y de la importancia que tuvo en décadas pasadas. “El reloj de la iglesia en aquella época era muy importante. La gente no tenía relojes y su sonido avisaba del ángelus, de la hora de comer y permitía saber cuándo tomar las medicinas”. El reloj marcaba la vida de Dicastillo, como ocurría en el resto de pueblos. Ahora, ha recuperado el reconocimiento que merece.

Explica Comas que la muestra, ubicada en la sala parroquial, tenía como objetivo invitar a pensar sobre la importancia del tiempo y, también, recuperar la importancia del mantenimiento del patrimonio y de la vida en los pueblos. “Tenemos que valorar lo que tenemos en los pueblos, nuestro patrimonio hay que mantenerlo porque ayuda a que los pueblos sigan vivos”, expresaba.

Gracias a esta exposición, los vecinos de Dicastillo buscaron sus antiguos relojes, que han permitido nutrir la exposición y hacer un pequeño repaso a la historia del reloj. Entre los más de 200 ejemplares cedidos se encontraban relojes de pared, de pulsera, de sobremesa, de chimenea y despertadores, entre muchos otros. Interesante, como todas las iniciativas que pone en marcha la Asociación Deyo, durante la visita a la muestra se paraba el tiempo.

La pieza estrella

El reloj de la torre de la iglesia de San Emeterio y San Celedonio, en Dicastillo, pasó por un largo proceso de restauración de tres años. Desde la década de los 70 no funcionaba y su electrificación dificultó su recuperación que, finalmente, se pudo llevar a cabo. El reloj de Dicastillo tomaba el relevo a otro anterior, uno de 1583. El de 1905 era un reloj de fabricación francesa, del tipo Moré, muy común en los pueblos en la época. Se caracteriza por tener tres trenes de funcionamiento: el tren de movimiento, el tren de cuartos, y el tren de horas.

 

 

 

 

 

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