El paraje de Las Antanillas ya había sido objeto con anterioridad del cuidado de sus vecinos. Fue José Luis Beloqui, recientemente fallecido, quien participó en la creación de maceteros con plantas aromáticas para contribuir a un paseo más agradable. Ahora se suma el arte con esta escultura, punto de partida de un proyecto en el que trabaja la Asociación Cultural Deyo.
La presidenta del colectivo, Blanca Sagasti, explica que Dicastillo es un pueblo de artistas y de gente entregada, por lo que la iniciativa creativa se puede ir ampliando. “Entre los socios elegimos el paraje de Las Antanillas para colocar la bola de espino de Bittor Axpe porque es un lugar con mucho encanto que queremos conservar y potenciar. El punto elegido para ella es estratégico porque desde allí se ve la ermita de San Pedro de Gazaga, del siglo XIII”, cuenta Sagasti. La pequeña actuación artística se completa de momento con la colocación de etiquetas con frases célebres en los troncos de algunos árboles.
Destacada sobre una peana, la escultura de espino ha sido realizada con varios cientos de metros de alambre que el artista ha tenido que trabajar para darles forma en una esfera perfecta. El resultado no pasa inadvertido, tampoco el trabajo y el esfuerzo del artista que realizó la obra con mucha dedicación y cariño.
ENTREVISTA
Bittor Axpe Aizpurua.Autor de la ‘Madeja de los sueños rotos’
“La obra hace referencia a lo espinosa que es esta pandemia que
nos ha limitado la vida”
Natural de Oñati (Guipúzcoa), Bittor Axpe Aizpurúa vive en Amillano. Muy unido a la localidad de Dicastillo, es miembro activo de la Asociación Cultural Deyo. Explica que la creación de su obra le ha dado la oportunidad de encontrarse con el arte.
¿Cómo surge la idea de esta escultura?
Mi oficio es el de carpintero, y siempre me ha gustado mucho la artesanía. Hacía cosas con raíces, con piñas y también he hecho algo en hierro con aperos de labranza. En la finca tenía alambre de espino y lo guardaba porque sabía que algún día saldría algo. Con esto de la pandemia, ¿qué voy a hacer? Empecé a tejer la bola y el proceso ha sido maravilloso. Me ha nacido el mono de crear, porque ¡ha salido tan bonita!
¿Qué significado tiene la obra?
Es una bola del tiempo, una maraña de sueños rotos. Hace referencia a lo espinosa que es esta pandemia que nos la limitado la vida.
¿Cómo ha sido el proceso de creación?
Ha sido un proceso largo, y pesado, porque vas sumando a la bola material y material para hacerla cada vez más grande. El material es un alambre roñoso, viejo ya, y hay que ir redondeándolo, dándole forma con alicantes para hacer un ovillo. Se trata de dar vueltas al alambre y macheando con la maza. He llegado hasta los 40 centímetros de diámetro, lo que supone en torno a 500 o 550 metros de alambre que, por otro lado, es difícil de conseguir. Me han ido dando algunos amigos y me tengo que mover para conseguirlo en otros sitios, por ejemplo en chatarreros. La bola la he tenido que trabajar sobre una mesa de hierro ya que ha alcanzado los sesenta kilos de peso. Lo he dejado ahí, con ese peso y ese diámetro, porque no me atrevo a más. Es un trabajo físico, pero mentalmente es algo extraordinario.
¿Cuánto tiempo ha dedicado a su realización?
Fueron dos meses de trabajo diario, a tres horas más o menos por jornada. Yo calculo 180 horas en total. Ahora estoy haciendo más bolas, sigo trabajando cada vez más contento. Tengo una segunda terminada y una tercera que va ya por los 36 centímetros de diámetro.
¿Contento con el resultado? ¿Está gustando en Dicastillo?
Estoy muy contento. A la gente le gusta y me anima.