¿Qué objetivo tiene el estudio?
Demostrar que el fármaco -acetato ulipristal- disminuye el incremento de vasos sanguíneos, que los tumores necesitan para crecer (angiogénesis). La idea sería utilizarlo para tratar los miomas y otras patologías ginecológicas benignas.
¿Cómo ha llegado hasta esta conclusión?
Esto llega a raíz de mi tesis doctoral sobre la Endometriosis en donde yo demuestro que cuantos más vasos sanguíneos hay, más activa es la enfermedad y más duele. Eso lo extrapolo a los miomas y veo si el día de mañana puedo utilizar este fármaco en los miomas. La comunicación fue reconocida y premiada con una beca por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia en el último Congreso Nacional, el pasado mes de junio en Oviedo.
¿Los miomas son siempre tumores benignos? ¿Dónde se originan y qué síntomas provocan?
Sí, el mioma nace y muere mioma, que no hay que confundirlo con los sarcomas. Se reproducen en el músculo liso del útero. Los síntomas de los miomas son menstruaciones excesivas -de muchos días y cuantía- y dolor durante y después del período menstrual. Durante la gestación, los miomas pueden aumentar el riesgo de aborto espontáneo.
“Lo que descubre este estudio es que el fármaco disminuye los vasos sanguíneos, es decir, la sangre”
¿A qué franja de edad afectan más? ¿Se pueden prevenir?
Entre los 30 y 50 años aproximadamente. Son tumores benignos que parece que crecen por el efecto de las hormonas. No sé en qué medida pero podemos controlarlos con el cuidado de la alimentación y de diferentes sustancias dañinas que hay en el ambiente.
¿Cómo se tratan normalmente?
Lo clásico es a través de la cirugía. Lo que conlleva la posibilidad de que vuelvan a salir y el útero quede cicatrizado.
¿Se utiliza este fármaco para alguna otra patología?
El fármaco ya se utilizaba con la idea de reducir el tamaño del mioma disminuyendo el estímulo de las hormonas y lo que descubre este estudio es que el fármaco disminuye los vasos sanguíneos, es decir, la sangre. En principio no se utiliza para otras patologías ni debe utilizarse hasta que no haya estudios de investigación.
¿Hacia dónde se dirige ahora el estudio?
Durante dos años estudiaremos a 30 personas para sacar conclusiones que tendrán una mayor potencia estadística y valoraremos el utilizar este fármaco en otro tipo de patologías.
¿Cuáles son los principales problemas ginecológicos de las pacientes?
Precisamente los miomas, pero también los dolores menstruales y las alteraciones que pueda haber en los ciclos, además de las revisiones preventivas del virus del papiloma humano.
Las revisiones ginecológicas de la Seguridad Social se realizan cada 3-5 años. ¿No le parece demasiado tiempo?
Hay que diferenciar entre la medicina preventiva -es decir las consultas que se realizan a pacientes asintomáticas- y las consultas que se realizan a pacientes que sí tienen algún síntoma. Lo que no puede ser es que una persona que tiene un síntoma tenga que esperar tres años. También es verdad que para ciertas patologías es demasiado tiempo pero, por ejemplo, para el cáncer de cérvix que tanto preocupa, no afecta, porque en ese tiempo no se va a desarrollar.
¿Qué avance dentro de la ginecología y obstetricia le gustaría conocer a lo largo de su carrera?
Que disminuya el número de cirugías. Que la ciencia avance para sacar nuevos fármacos para que la solución no sea tan agresiva. Y otro avance es volver al pasado y humanizar la ginecología y la medicina. Los médicos nos hemos metido en los hospitales y estábamos fuera. Debemos salir y dar charlas, acercarnos a la población. Hay que tender hacia la medicina vocacional humanista. •
Datos
Los miomas uterinos muestran un prevalencia clínicamente significativa de un 20%, con picos del 40% en mujeres de entre 35 y 55 años.