Seguían de cerca el procedimiento de la prueba el prior de la basílica del Puy, Javier Rázquin, y el padre del autor, Eduardo Henríquez. La idea de realizar una nueva corona venía marcada por las necesidades, apuntaba el responsable de la basílica. “La corona que lleva hasta ahora la Virgen está hecha en silicona, de cuando se encargó la réplica. Está deteriorada, se rompe, así que pensamos en realizar otras para la Virgen y el Niño que tengan más consistencia”, apuntaba Rázquin. El resultado de las nuevas era para el párroco muy satisfactorio.
El encargo le llegó a Jesús Henríquez hace unos meses. Le gustó el ofrecimiento por su condición de estellica y por el reto que suponía. De hecho, su obra pasará a formar parte de la historia de la iconografía de la Virgen del Puy. “Era un reto profesional, sobre todo de diseño, y lo tuve muy claro. Desde siempre me he fijado en la arquitectura de Eusa y siempre me ha llamado la atención el baldaquino que rodea a la Virgen; cuando recibí la propuesta fue lo que me vino a la cabeza”, explica.
Diseño 3D
El diseño, sin lugar a dudas, resultó la parte más complicada. La estructura de las coronas de la Virgen y del Niño, iguales pero a diferente escala, la forman ocho radios octogonales, que imitan la estructura del baldaquino, y que confluyen en la cúspide en una estrella dorada de ocho puntas. Otras ocho estrellas, igualmente de ocho puntas, decoran los laterales de la corona.
La idea se gestó mediante el diseño 3D. Después se materializaría en piezas gracias a la impresión digital. Por un lado la estructura y, por otro, ocho estrellas, como elementos independientes, que decoran cada una de las dos coronas. Un tercer paso consistió en recubrir las piezas con plata mediante el sistema de electroforming. De la misma manera, las estrellas se bañaron en oro. Por último, el autor le realizó los últimos retoques y el pulido. “Es un diseño moderno. Con el tiempo irá cogiendo pátina y se asemejará más a los colores de la imágenes”, decía Jesús Henríquez, visto el resultado.
Pronto la Virgen del Puy y el Niño que descansa en sus rodillas lucirán sus nuevos atributos. El párroco Javier Rázquin oficiará en breve una celebración y bendecirá la imagen con sus elementos. A partir de ese momento, los visitantes que se acerquen a la basílica y también quienes arropen a la Virgen en las próximas procesiones podrán ver el cambio.
Características de los nuevos atributos
La corona nueva que lucirá la copia de la Virgen del Puy tiene un diámetro de 210 mm y 112 mm de altura. La del niño, más pequeña, mide 100 mm de diámetro y 53 centímetros de alto. Destacan por su diseño moderno y por su ligereza, de 650 y 110 gramos, respectivamente.
Título
Las dos Vírgenes del Puy
La imagen original de la Virgen del Puy románica, databa del 1085, pero se retiró de la basílica por su deterioro. La imagen actual que preside la basílica es una imagen gótica, del siglo XIII. La corona que lleva data de 1958, cuando Estella fue testigo del acto de coronación de la patrona.
Hace once años, en 2003, la basílica del Puy decidía realizar una copia de la Virgen para llevarla en peregrinación a Torre Ciudad (Huesca). Cuenta el párroco que durante un día la imagen actual de la Virgen se ausentó de su baldaquino y se trasladó a Pamplona, al taller de C.C. Roldán, natural de Lodosa, ubicado en las dependencias de la catedral. Aquí se le hizo un molde en polvo de alabastro, que luego se pintó, y que es la imagen que actualmente se utiliza en las procesiones. Su corona se realizó en silicona.