Disfraces y maquillajes cada vez más elaborados sorprendieron en la tarde del 31. Brujas, esqueletos, calaveras y los colores negro, blanco y rojo contribuyeron a transformar el ambiente en Estella. Los comercios se pertrecharon con caramelos para repartir entre los niños que llamaban a su puerta.
En torno a las seis y media de la tarde, un grupo nutrido de músicos partieron disfrazados y con los instrumentos en ristre de la Escuela de Música Julián Romano. Fue su aportación musical, animada, que puso ritmo a la tarde en la ciudad del Ega. Otra kalejira partía a esa misma hora del patio de Lizarra Ikastola, con personajes de miedo. Las calabazas fueron protagonistas en la plaza de Santiago, lugar que concentró la fiesta. Colocadas alrededor de la fuente, los niños pudieron saltarlas y danzaris del grupo Larraiza bailaron la canción ‘Erre zenituzten’. Para recuperar fuerzas, una chocolatada puso el toque más dulce y caliente.
La celebración de Gau Beltza en Lizarra Ikastola es una de las actividades anuales que el centro comparte con la ciudad, al igual que el Carnaval y Santa Águeda. Previamente, el alumnado trabajó por etapas educativas la celebración. El día de la kalejira, el patio acogió, asimismo, actividades como pintacaras, un photocall y un rincón para escribir los miedos y quemarlos después en el fuego.
Visita y reunión familiar en los cementerios
Aunque las visitas al cementerio de Estella se intensificaron días antes, para hacer limpieza y arreglos en los nichos y panteones y para llevar las flores, el miércoles 1 de noviembre volvió a ser la jornada más social del año en el camposanto estellés, al igual que en el resto de cementerios de los pueblos de Tierra Estella. Los encuentros familiares, el paseo por los caminos del lugar y el color y el olor de las flores marcaron la jornada y dejaron imágenes como las que aquí se muestran. En recuerdo de los difuntos.