TIERRA ESTELLA GLOBAL – María Jordana Ochoa – Bordeaux – “Mis alumnos están orgullosos de sus raíces y quieren conocer más sobre la cultura vasca”

TIERRA ESTELLA GLOBAL – María Jordana Ochoa – Bordeaux – “Mis alumnos están orgullosos de sus raíces y quieren conocer más sobre la cultura vasca”

La joven de Estella imparte desde hace unos meses clases de euskera en la Euskal Etxea y en la Universidad Bordeaux Montaigne

Traductora de formación, el destino ha llevado a la joven de Estella María Jordana Ochoa a Burdeos para impartir clases de euskera. Tras una experiencia previa como auxiliar de español en dos institutos de Belfort, en el Este de Francia, la suerte la devolvía el pasado mes de septiembre al país vecino, esta vez para enseñar en la Euskal Etxea y en el Centro de Idiomas de la Universidad Bordeaux Montaigne. María Jordana, de 23 años, destaca la vida animada de la ciudad y la oportunidad que se le ha presentado de vivir una experiencia altamente enriquecedora fuera de su zona de confort.

¿Cómo surge la oportunidad de ir a Francia en las dos ocasiones?
Cuando estaba en cuarto de carrera solicité una plaza de Auxiliar de Español en el extranjero, me tocó Belfort, y me fui allí. Al volver en verano a Estella me puse a mandar currículums y a buscar trabajo. Una amiga me envío la oferta de trabajo en la Euskal Etxea de Burdeos y la solicité sin muchas expectativas. A finales de agosto se pusieron en contacto conmigo para decirme que la chica que habían contratado había renunciado en el último momento y que, como la siguiente en la lista era yo, el puesto era mío. Acepté y a los doce días me vine para Burdeos. En realidad, el trabajo no lo busqué, me vino solo y estoy muy contenta de haber dicho que sí.

¿Cómo describes la ciudad?
Es una ciudad muy viva, hay muchísimos estudiantes, gente de todo tipo, bares, restaurantes, tiendas… En invierno es bastante fría, pero aun así, durante el día y la noche tiene mucho movimiento. Ahora que empieza el buen tiempo se nota todavía más y el centro siempre está lleno de gente. También es una ciudad que ofrece muchas cosas para hacer y para todos los gustos. Me ha sorprendido mucho la cantidad de manifestaciones que hay los fines de semana y, a veces, también entre semana.

¿Es muy diferente la vida en Burdeos, en Francia?
El estilo de vida francés es bastante diferente al nuestro, incluida la jornada laboral. Yo entro a trabajar a las 14.30 horas casi todos los días. La mayoría de las tiendas y los supermercados cierran pronto pero abren los domingos. Los horarios para comer y cenar también son distintos a los nuestros, al igual que el sistema educativo y sanitario. Yo voy a mi ritmo pero hay cosas a las que te tienes que adaptar sí o sí.

“Burdeos es una
ciudad muy viva, con muchísimos estudiantes, gente de todo tipo, bares, restaurantes y tiendas”

¿Qué se echa de menos?
Hay días que pienso que estoy tan metida en la rutina de aquí que no tengo casi ni tiempo para echar de menos, pero otros días me encuentro más nostálgica y me encantaría estar con mis amigas tomando algo, hablando o en casa con mi familia. Echo en falta esos momentos y la comida, sobre todo los postres de mi casa.

¿Hay mucho interés en Burdeos por aprender euskera?
Más del que yo pensaba. En la Euskal ­Etxea hay unos 700 socios. Yo tengo unos 60 alumnos y casi todos vienen a aprender porque tienen algún tipo de relación con el euskera. Muchos de ellos son del País Vasco francés, pero no pudieron aprender bien el idioma de pequeños porque, aunque fuera la lengua de su familia, tenían prohibido hablarlo. Los jóvenes vienen porque es el idioma de sus padres y abuelos o porque tienen familia allí y quieren comunicarse con ellos en euskera. Están muy orgullosos de sus raíces y quieren conocer más sobre la cultura y el euskera. Además de las clases, también tenemos grupo de cantos, danzas, equipo de rugby, talleres de cocina, mus y grupo montañero.

¿A qué perfil de alumnos impartes clases?
En la Euskal Etxea tengo gente de todas las edades, desde los 21 hasta los 75 años. Hay algún grupo solo de jubilados, otros de gente más joven, en otros hay un poco de todo… En la Universidad doy clases en el Centro de Idiomas y tengo unos 30 alumnos, la mayoría son estudiantes universitarios jóvenes.

¿Te gusta la docencia?
Sí, siempre me ha gustado mucho. Me decanté por estudiar Traducción, que me encanta, pero disfruto mucho enseñando y viendo como aprenden.

¿Qué salidas tiene tu profesión como traductora?
El mundo de la traducción es muy amplio. Puedes dedicarte a la traducción -literaria, jurada, audiovisual-, a la interpretación, a la docencia, o también puedes trabajar como corrector-revisor, terminólogo, lingüista… Lo habitual es especializarse en un ámbito concreto.

¿En qué idiomas te manejas mejor?
En inglés y en francés. Siempre había tenido más nivel de inglés pero ahora al llevar tiempo en Francia me noto con más fluidez en francés. Este año me he apuntado a clases de catalán y me gustaría retomar el italiano porque desde que terminé la universidad no he podido seguir con él.

“En el futuro me veo
en Estella pero quiero aprovechar para estar fuera todo lo que pueda”

¿Hacia dónde encaminas tu vida profesional? ¿Cuáles son tus planes de futuro?
Aunque me gusta la docencia, no quiero dejar la traducción de lado, y me gustaría poder compaginar las dos. De momento no tengo muchos planes. Seguiré aquí en Burdeos un año más y me gustaría hacer un máster a distancia, pero las prácticas presenciales son un problema si estoy aquí.

¿Te gustaría desarrollarte en casa, lo ves posible, o te imaginas en el extranjero?
En un futuro me veo en Estella, pero quiero aprovechar para estar fuera todo lo que pueda. El mundo de los idiomas abre muchas puertas en el extranjero y me encantaría seguir así un tiempo más.

El hecho de vivir en el país vecino, ¿te permite venir habitualmente a casa?
La verdad es que solo he vuelto en Navidad y ahora voy unos días porque son las vacaciones de abril. Tampoco me he planteado hacerlo más veces. En Francia tenemos vacaciones también en octubre y febrero, pero aproveché para viajar con mis amigas de aquí, y los fines de semana siempre tenemos algo que hacer. Si hubiera vuelto más a Estella me habría perdido muchas de las cosas que he hecho.

En pocas palabras, ¿cómo valoras esta experiencia?
Súper positiva. Estoy aprendiendo muchísimo y creo que siempre es bueno salir de casa, de la zona de confort, y conocer lugares y gente nueva.

FICHA

> Nombre y apellidos. María Jordana Ochoa.
> Lugar y fecha de nacimiento. Estella, 17/07/1995.
> Formación. Grado en Traducción e Interpretación (UPV-EHU).
> Profesión. Traductora.
> Trabajo actual. Profesora de euskera.
> Idiomas. Castellano, euskera, inglés y francés.
> Aficiones. Viajar, leer, la música y la repostería.
> Fecha de llegada. Llegó a Burdeos en septiembre de 2018.
> ¿Fecha de regreso? Sus planes pasan por estar un año más en Burdeos.

VALORACIÓN DE LA EXPERIENCIA

LO MEJOR
“El trato y el recibimiento de la gente con la que trabajo. No esperaba estar tan a gusto. Todo el mundo ha sido y es muy amable conmigo y están siempre dispuestos a ayudarme”.

LO PEOR
“Encontrar piso. Yo no tuve casi tiempo de poder buscar alojamiento, me vine sin nada y fue muy frustrante y agobiante porque en las inmobiliarias no había alquileres disponibles y por Internet es más difícil aún. Los precios son muy altos para lo que se ofrece como vivienda”.

TURISMO

El top 3 de María Jordana en Burdeos

1.- Hangar Darwin. “Está al otro lado del río y es el antiguo cuartel militar convertido en un espacio alternativo: tiene una huerta, un skatepark, espacios para que los artistas se expresen con libertad, una cafetería, una tienda ecológica, espacios de co-working y a veces hay conciertos, películas, mercadillos… El ambiente es muy bueno”.

2.- El barrio Saint-Pierre. “Es mi parte favorita de Burdeos. Es la zona vieja y está en pleno centro de la ciudad. La Euskal Etxea se encuentra ahí, así que voy todos los días. Merece la pena pasear por sus calles y tomarse un buen desayuno, brunch o merienda en alguno de sus ‘cafés’”.

3.- El Museo de la Cité du Vin. “Y visitar los pueblos de viñedos y los ‘châteaux’ (bodegas) en los alrededores de Burdeos. Sobre todo, para los amantes del vino”.

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