PRIMER PLANO – Iñaki Suso – Bibliotecario – “Las bibliotecas ya no son una ‘caja de libros’, sino un lugar de encuentro”

El vecino de Dicastillo acumula seis premios María Moliner de Animación a la Lectura. El último lo ha conseguido en Viana por el proyecto ‘Innovando, sirviendo y socializando’

El trabajo y la ilusión tienen siempre su recompensa. Lo sabe muy bien el bibliotecario Iñaki Suso Espadas (12/07/1972). El vecino de Dicastillo acaba de recibir el premio María Moliner de Animación a la Lectura, del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, con motivo de su proyecto ‘Innovando, sirviendo y socializando’ puesto en práctica en su actual lugar de trabajo, Viana.

El premio no es un éxito aislado. Suso lo lograba también para la biblioteca de Viana el año pasado y hacía lo propio en otras localidades en las que ha trabajado con anterioridad: dos veces en Allo, otra en Lerín y también en Berrioplano. Los seis premios han dotado de nuevo material a las bibliotecas; en este caso, con un lote de 300 libros de literatura infantil y juvenil cargados de historias nuevas que trasladarán a los lectores a mundos desconocidos.

¿Qué supone este premio a nivel personal y para la biblioteca?
A nivel personal es muy importante porque reconoce el trabajo de todo un año; bueno, más que un año, de una trayectoria. Significa que las instancias superiores entienden que el trabajo lo hago bien. Este premio también anima a la biblioteca y sus usuarios a seguir participando como hasta ahora. La animación a la lectura va dirigida a todos los públicos.

¿En qué consiste el proyecto premiado?
Se llama ‘Biblioteca Pública de Viana, innovación, servicio y socialización’, y se basa en tres aspectos. La biblioteca pública ha de innovar en sus servicios, atraer a nuevos usuarios y mantener a los de siempre. Ha de servir como servicio público que es y también debe socializar porque la biblioteca no sólo es un lugar de lectura sino espacio de encuentro. Por ello, el proyecto incluye actividades clásicas, como sugerencias de lectura, celebración de efemérides y cuenta-cuentos, y otras más innovadoras como exposiciones de todo tipo, cursos formativos y visitas escolares, no sólo de manera puntual, sino durante todo el año. Además estamos hermanados con cuatro bibliotecas europeas, de Polonia, República Checa, Croacia y Letonia.

¿La clave está en la creatividad?
El bibliotecario no consigue nada sentado en la silla delante del ordenador. Si los niños no se acercan a ti hay que salir a buscarlos con actividades que les atraigan. Yo presumo de atención personalizada, algo que no se da en bibliotecas grandes. En los pueblos existe ese valor añadido. La creatividad es la respuesta a la crisis que hemos tenido con recortes económicos, por lo que hemos imaginado nuevas actividades a bajo coste o coste cero durante todo el año.

¿Han cambiado el trabajo del bibliotecario y la función de las bibliotecas en los últimos tiempos?
De quince años a esta parte, las bibliotecas se han automatizado. Mucha gente viene sabiendo qué quiere leer porque ha mirado en Internet. Han irrumpido las tecnologías con ordenadores de uso público en las bibliotecas, las redes sociales, el libro electrónico… Por ello el trabajo del bibliotecario ha ido cambiando y las bibliotecas también. Las bibliotecas ya no son una caja de libros, como dice el término, sino un lugar de encuentro donde estar y hacer otras cosas, siempre que no se hable muy alto. Una nueva responsabilidad es la alfabetización informacional, formar al usuario a ser crítico con la información que obtiene de determinadas fuentes.

¿Y las demandas del usuario, cambian a su vez?
La biblioteca tiene todas las responsabilidades que el usuario demande, así que ha de amoldarse a ellas. El usuario no sólo busca una sala de estudio, una zona infantil con cuentos y estanterías con libros para los adultos; las enciclopedias de toda la vida ya ni se tocan desde el acceso a Wikipedia y los ordenadores con Internet ofrecen a los escolares herramientas para hacer sus trabajos más completos. Ya no se viene sólo a leer el periódico, también revistas. Es cierto que las bibliotecas siempre van por detrás, por detrás de la demanda, para intentar cubrirla lo antes y lo mejor posible.

¿Puede llegar el día en el que las bibliotecas sean museos o siempre tendrán su función pedagógica?
Podría llegar ese día si los profesionales no hacemos nada. El bibliotecario que se sienta y espera puede ver que su biblioteca desaparece, pero el que va más allá de su caja de libros y sale fuera a buscar a la gente, se adapta y es fiel a las necesidades de los usuarios verá que su biblioteca no está vacía. Pienso que las bibliotecas no desaparecerán, como tampoco el papel, siempre tendrán su función no sólo como custodios de libros sino como portal de acceso a la información y al conocimiento.

¿Los niños de hoy en día leen como los de antes?
Los niños leen como antes, hasta los 9 o 10 años, pero luego no. A partir de esa edad encuentran otras formas de ocio, y leen por obligación de los centros escolares, por lo que se convierte en un castigo. Con 10 años los chicos desaparecen de la biblioteca, dejan de leer, pero vuelven a los 18. Quizá se podría trabajar este tema a nivel de familias, para animar a la lectura en la adolescencia.

¿Qué género y qué libros son los más demandados en la biblioteca de Viana?
El usuario infantil es el mayoritario en la biblioteca y el más agradecido porque no busca algo concreto, sino entretenimiento, por lo que se dejan aconsejar. Son los adultos los que ya vienen con algo en concreto, con un tipo de novela muy marcado, que en Viana es la novela histórica y también la policiaca.

Cuatro en línea para Iñaki Suso


¿Papel o pantalla? “Papel. Es mucho más agradable, más acogedor, más confortable. La pantalla me parece más fría, y un libro no se te va a apagar”.

¿Género? “Como materia, el histórico, por formación. En cuanto a literatura, la novela histórica”.

¿Nacional o extranjera? “Literatura extranjera, pero en los últimos tiempos el producto nacional ha mejorado muchísimo o al menos se promociona mejor. Ahora hay mucho bueno donde elegir”.

¿Una recomendación por edades? “Para el público infantil, de 8 a 12 años, recomiendo cualquier libro de Barco de Vapor, sobre todo ‘Un vikingo en el jardín’, de Annie M. G. Schmidt, para que conozcan algo más que a Geronimo Stilton. Para los adolescentes, ‘Al sur de la alameda’, su género preferido generalmente es el de la fantasía; y para los adultos, recomiendo la tercera obra de Ibon Martín, ‘La fábrica de las sombras’, recreada en la antigua fábrica de armas de Orbaizeta, en Navarra”.

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