“Aunque no son de Estella, José Mari Reinares y Lucía Jimeno se casaron en 1971 en El Puy “
Cuarenta y tres años de trayectoria profesional unen al matrimonio de Valtierra con Estella. Durante este tiempo su puesto ‘Plásticos La Ribera’ ha ocupado varios emplazamientos antes de llegar al actual. “Primero nos instalamos en la plaza de los Fueros, pero la proximidad con tiendas del mismo género hizo que el Ayuntamiento de entonces decidiera trasladarnos a la plaza Santiago a los ocho o diez años de empezar el negocio. Era la plaza de los gorrinos, donde sólo se vendían gorrinos, y nos colocaron junto a la carnicería de Magallón”, recuerda.
Poco después, un puesto de floristería llegaba a la plaza Santiago, también por motivos de competencia con el comercio tradicional en la de los Fueros. “Ya éramos dos, lo que poco a poco animó a venir a más comerciantes, en este caso, textiles. Nosotros contribuimos a hacer el mercado que hoy es la plaza Santiago”, decía el vendedor ambulante.
Desde las seis de la mañana hasta las cuatro de la tarde, sin más descanso semanal que los domingos, cada semana se desarrolla con rutina para José Mari y Lucía, muy conocidos en los pueblos por los que pasan. Los lunes, de manera alterna, acercan su mercancía de útiles domésticos y productos de droguería a Oteiza, Murillo el Fruto y Mélida. El martes toca Larraga, el miércoles, también alternos, Olite, Arróniz, Pitillas y San Martín de Unx. El jueves, Estella; el viernes, alternos, Cervera del Río Alhama, Santa Cara y Sesma y el sábado, Puente la Reina.
Trece pueblos
“Pero nosotros nos sentimos muy vinculados a Estella. Yo soy de Puente la Reina y siempre me ha gustado Estella y su gente. De hecho, nos casamos en El Puy, en 1971, y comimos en La Cepa, el mejor restaurante entonces de Estella”, confiesa Lucía Jimeno Larráyoz, de 64. Del matrimonio nacieron dos hijos. “Para nosotros Estella es nuestra casa, y casi me emociono cuando pienso en todos los amigos y conocidos que tenemos aquí. A muchas clientas las he visto crecer, las conozco desde niñas”. Y dice bien, mientras almuerza junto con amigos en los portales de la plaza. La cercanía es, sin lugar a dudas, una de las características de los mercados al aire libre.
Pero, ¿compensan actualmente los madrugones? ¿Es rentable el mercado de Estella? José Mari Reinares explica la dinámica de un día normal de trabajo. Después del desplazamiento, necesitan hora y media para descargar el furgón, otras dos horas para colocar la mercancía en el puesto, “y a las doce y media tienes que ir pensando en recoger. Hoy no es rentable todo este esfuerzo, y mucho menos con los impuestos que pagamos al Ayuntamiento por unas horas de negocio a la semana, en nuestro caso 2.700 euros al año. Porque nos jubilamos aguantamos, pero se vende muy poco”.
De la misma opinión es Lucía Jimeno. “Con respecto a los inicios, en todo el auge del mercado, ahora vendemos un noventa por cierto menos, y no exagero. Es la crisis y sobre todo que la gente joven se va a los supermercados. ¿Cuántos jóvenes se ven hoy aquí?”, cuestionaba mientras hacía una panorámica a la plaza desde una esquina privilegiada. Además, se suma la situación de crisis de las familias y también la competencia de los establecimientos asiáticos, que comercializan su género. “Pero no es el mismo, ¿eh? Y la gente lo reconoce”.
Pocos más de veinte son los jueves de mercado que restan al matrimonio desde junio hasta diciembre. Después llegará el turno al descanso, aunque asegura José Mari Reinares que les costará acostumbrarse y que siempre les faltará algo. “Yo me jubilaré, pero seguiré yendo a los mercados para ver a la gente”, confiesa
Título
92 puestos ambulantes en el mercado de los jueves
Noventa y dos son los puestos que cada jueves se instalan en las plazas de los Fueros y de Santiago y que componen el tradicional mercado de Estella. En la plaza de los Fueros, dedicada a los productos de alimentación, se acomodan durante toda la mañana 37 puestos de fruta, verdura, encurtidos, embutido y queso, entre otros, mientras que los textiles y artículos variados suman 55 en la plaza Santiago. Cada vendedor ambulante paga al año al ayuntamiento, por ocupar el suelo de la ciudad y desarrollar su actividad económica en la calle, 186,09 euros por cada metro lineal que utilicen.