
No sólo vecinos de la zona, también de otros putos de Estella se acercaron hasta la plaza Amaiur, epicentro del barrio y de la fiesta, para disfrutar de la chistorrada y con el hinchable y los juegos infantiles que llenaron la mañana. Tras la comida llegó el bingo, los campeonatos de cartas y los sorteos. La tarde avanzaba sin presencia de una lluvia anunciada, lo que permitió que el ambiente fuera ‘in crescendo’.
No faltaron en el barrio un desfile de disfraces, seguido de chocolatada, y un animado encierro txiki con carretones de toros que dispararon los niveles de adrenalina de los más pequeños. El torico de fuego, una cena y la música permitieron cerrar un programa que cumplió con los objetivos.
A ello se refería Lara Ochagavía, vicepresidenta del recién constituido colectivo. “El barrio ha estado súper implicado, los vecinos se han volcado con la organización, ha habido mucho ambiente colaborativo y hemos podido sacar adelante todos los actos. Lo más importante ha sido la posibilidad de socializar, de conocernos y tener la oportunidad de interactuar”, explica.
El buen desarrollo de las primeras fiestas del barrio anima a continuar el próximo año, seguramente no con una sino con dos jornadas que permitan trasladar el cohete al viernes y distribuir con más tiempo el resto de las actividades.