TIERRA ESTELLA GLOBAL – Eduardo Irigoyen – Argelia – “No soy muy optimista sobre una solución justa para esta población”

TIERRA ESTELLA GLOBAL – Eduardo Irigoyen – Argelia – “No soy muy optimista sobre una solución justa para  esta población”

El estellés Eduardo Irigoyen dirige la asociación navarra que gestiona el proyecto de la Base de Transportes que garantiza el mantenimiento y reparación de los camiones que distribuyen los alimentos y el agua a la población saharaui

Eduardo Irigoyen Soria, de 48 años, pisó por primera vez un campamento de refugiados saharauis en 2007 cuando comenzó a colaborar con la Asociación de Trabajadores y Técnicos sin Fronteras de Navarra. Desde 2017 dirige dicha entidad y viaja a Argelia unas cuatro veces al año. Su principal misión es revisar el funcionamiento del proyecto de la Base de Transportes, en la que se realiza el mantenimiento y reparación de las flotas de camiones que distribuyen los alimentos y el agua a la población y recogen la basura. Tantos años en contacto con las familias refugiadas le permiten afirmar que hay avances materiales pero no emocionales. Eduardo no se muestra muy optimista ante una posible solución justa para los saharauis y apunta a lo propuesto por las Naciones Unidas: un referéndum en el que la población saharaui culmine el proceso de descolonización.

¿En qué momento decidiste ir a trabajar a los campos de refugiados saharauis?
Trabajé durante siete años en Colombia y cuando regresé conocí la Asociación de Trabajadores y Técnicos sin Fronteras. Ellos necesitaban colaboración para un proyecto y contactaron conmigo. Fue entonces cuando viajé con ellos a los campamentos.

Desde 2018 diriges la asociación de Trabajadores y Técnicos sin Fronteras, ¿qué pasos se dieron para llegar hasta el cargo?
Desde 2007 colaboré con la organización de forma intermitente haciendo trabajos específicos como la presentación y negociación de proyectos con el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. Durante esos años, yo era consultor y trabajaba como autónomo para diferentes organizaciones no gubernamentales haciendo evaluaciones técnicas, estudios de investigación y documentos para la incidencia. A finales de 2017, el anterior director de ATTsF decidió abandonar el puesto y me ofrecieron asumirlo.

Los días más interesantes son cuando me desplazo a las wilayas, donde
los refugiados me cuentan cómo ven nuestro proyecto, qué podemos mejorar y qué les preocupa

Entre los más jóvenes las posiciones son más extremas.
Unos hablan de volver a empuñar las armas contra Marruecos, otros caen en el extremismo religioso…

En Navarra hay varias asociaciones
que trabajan exclusivamente con
la población refugiada saharaui

¿Cuáles son tus principales funciones como director?
Dirijo el equipo humano, elaboro las estrategias de la organización, diseño y presento los proyectos y los informes de justificación a los donantes, elaboro informes para la Junta Directiva y la Asamblea de la ONG, realizo el control presupuestario y compruebo que los recursos se destinen exclusivamente a los fines previstos. Igualmente, represento a la organización ante organismos como el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, al Ministerio de Exteriores de España, a las autoridades saharauis y, en general, a las entidades con las que tenemos acuerdos de colaboración como el Instituto de Formación Profesional Cuatrovientos de Pamplona.

¿Cuántas veces al año te desplazas hasta los campamentos?
Me desplazo en función de las necesidades pero como mínimo hago unos cuatro viajes al año de una duración de entre diez días y dos semanas cada uno.

¿Cómo es tu día a día allá?
Mi día a día es muy variado. En general me dedico a revisar el funcionamiento de nuestro proyecto, que es una Base de Transportes en la que se realiza el mantenimiento y reparación de las flotas de camiones que distribuyen los alimentos y el agua a la población y recogen la basura. A veces, me dedico a hablar con nuestros trabajadores, conocer su situación, sus inquietudes y sus sugerencias para mejorar. Otras veces los días transcurren entre reuniones de coordinación con organismos internacionales y otras ONGs o con autoridades saharauis. Los días más interesantes son cuando me desplazo a las wilayas, los campamentos propiamente dichos, donde me encuentro con los refugiados y me cuentan cómo ven nuestro proyecto, qué cosas podemos mejorar y, en general, qué les preocupa.

¿Qué conclusiones sacas sobre esta problemática? ¿Cómo lo viven ellos? ¿Qué te cuentan?
No soy muy optimista sobre una solución justa para esa población. Tras más de 40 años de conflicto, la situación parece bastante enquistada y así lo percibe la gente. Escuchas comentarios de todo tipo, pero en general entre los más jóvenes las posiciones son más extremas. Unos hablan de volver a empuñar las armas contra Marruecos, otros van cayendo progresivamente en el extremismo religioso, etc.

¿Cómo recuerda la primera experiencia en un campamento?
Con una sensación agridulce. Recuerdo el cariño con el que todo el mundo te trataba y la alegría y camaradería con la que se trabajaba, pero también la tristeza de la gente cuando te hablaban de la tierra de sus padres que ellos no habían conocido y a la que no sabían si podrían volver.

Desde Navarra, ¿qué labor se hace para atender a estas familias?
En Navarra hay varias organizaciones que trabajan exclusivamente con la población refugiada saharaui, como ANARASD y ANAS, que organiza en nuestra comunidad foral el programa de Vacaciones en Paz. A través de este programa muchos niños y niñas saharauis pasan los veranos aquí y se libran así de esta calurosísima temporada en los campamentos. También Gobierno de Navarra y muchos municipios destinan recursos para atender a esta población. Sin ir más lejos, el Ayuntamiento de Pamplona lleva varios años contribuyendo con nuestros programas. También las instituciones educativas realizan importantes aportes. Nosotros, por ejemplo, contamos con un acuerdo de colaboración con el Instituto de Formación Profesional Cuatrovientos de Pamplona y tenemos previsto que en marzo vengan 10 alumnos y 2 profesores a colaborar en el diseño y puesta en marcha de un nuevo sistema de gestión de almacén en la Base de Transportes. Finalmente, son muchas las personas que aportan su trabajo y esfuerzo bajo la figura del voluntariado. En nuestro programa, desde 2006 han sido más de 100 los voluntarios navarros que han participado realizando aportes esenciales en el campo de la mecánica, la soldadura, la logística, electricidad, control de calidad de procesos, etc.

¿Has percibido avances?
He percibido muchos avances materiales en la situación de la población. Ahora todas las wilayas están conectadas por carretera y la cantidad de coches se ha multiplicado. Los móviles abundan y el acceso a internet está generalizado. La energía eléctrica ha llegado a la mayoría de los hogares, aunque con frecuentes y largos apagones. Sin embargo, en el aspecto emocional percibo lo contrario. Cada vez la población está más desesperanzada en una solución justa y la ilusión y la motivación que percibía en los primeros años cada vez es menor.

¿Qué medidas tomarías para solucionar el problema?
Para paliar el problema aplicaría la solución recomendada por Naciones Unidas en diferentes resoluciones a lo largo de los años: que se celebre un referéndum en el que la población saharaui culmine el proceso de descolonización como el resto de países africanos lo hicieron en su momento. Esta solución no será aceptada por Marruecos si no hay una posición internacional clara, rotunda y común, y eso lo veo muy difícil.

¿Crees que algún día podrán volver a territorio saharaui?
La esperanza es lo último que se debe perder, pero es muy difícil que vuelvan con un estado propio.

Lo mejor y lo peor

LO MEJOR

El agradecimiento que te transmite la gente cuando perciben que tus proyectos les ayudan ­realmente. La satisfacción de dedicarte a hacer cosas que ayudan a otros a mejorar su situación. Las mil y una personas interesantes que conoces e historias que escuchas.

LO PEOR

La impotencia cuando ves que todos tus esfuerzos chocan a veces con muros que es imposible derribar. Perderte cosas bonitas como los primeros pasos de tu hijo, el cumpleaños de tu mujer, la cena con la cuadrilla o el partido decisivo de Osasuna. Tener que separarte a menudo de la familia y saber que en muchas ocasiones están preocupados por tu seguridad y tu salud.

TURISMO

Las recomendaciones de Eduardo

No es un sitio en el que uno se pueda mover con libertad, debido a las limitaciones impuestas por las autoridades para proteger a los extranjeros del riesgo de secuestro por parte de grupos armados extremistas que actúan en el Magreb. Sin embargo, todavía se pueden hacer algunas cosas interesantes.

1-Dunas de Dakhla

Es un paisaje espectacular con altas dunas de arena finísima y palmeras que brotan en diferentes puntos.

2-Tomar el té con una familia refugiada

Es todo un ritual cómo lo preparan y consiste en tomar tres vasos de té mientras charlas con ellos.

3-Noche en una wilaya

Pasar la noche en una wilaya, en casa de una familia, y mirar el cielo cuando todas las luces se apagan. Se ven millones de estrellas.

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