El martes 15 estaba dedicado a la Mujer, una jornada en el que son ellas las que viven la fiesta con intensidad desde la mañana. La alcaldesa por un día, Coro Dallo Barandalla, de 54 años, era la afortunada, por sorteo, de protagonizar los actos y tomaba la vara de mando de manos del alcalde del municipio, Victoriano Goldáraz Carmona. Acompañada por el resto de mujeres y por la música de los gaiteros, se desplazó hasta la iglesia de San Román para presidir la eucaristía. Al término, la treintena de participantes posaba para una foto de grupo.
Coro Dallo, casada y con tres hijos, explicaba que junto a la vara había recibido un ramo de flores de su marido y que estaba dispuesta a disfrutar de su día con todas las mujeres del pueblo. “Lo mejor de las fiestas es la armonía en el pueblo, lo a gusto que sale la gente a la calle, cómo vive el hecho de estar en la calle”, decía.
En cuanto a sus actos o momentos favoritos, destacó el concurso de disfraces que se celebra el jueves. “Todos los cirauquiarros lo viven con un amor especial. La gente mete muchas horas preparando sus trajes, es un acto que todos disfrutamos mucho. Yo me disfrazaba hasta hace dos años, ahora son mis hijos los que se disfrazan y yo les ayudo”.
Tal y como llegaron a la iglesia, arropadas por la música de gaita, las mujeres que asistieron a la eucaristía, tras el intercambio de vara, se desplazaron hasta la plaza del Rebote. Desde una hora antes, vecinos voluntarios preparaban los sarmientos para el asado de sardinas. La sardinada reunió a un numeroso grupo que degustó el aperitivo.
A las dos de la tarde, la fiesta se trasladaba a la plaza para el vermú amenizado por la música de orquesta. Las mujeres disfrutaron de una comida popular en la plaza, a la que se apuntaron 32 de un total de 80 socias del colectivo Sambil. En la sobremesa, mus y ronda por el pueblo con la charanga.