
Artista polifacético y profesor carismático, asegura sentirse afortunado por haber trabajado en lo que siempre le ha gustado. También por el privilegio de haber conocido a tantas personas con las que compartir conocimientos, empeño e inquietud por explorar diferentes técnicas artísticas.
Su energía no se agota con la jubilación y muchos son los proyectos que bullen en su cabeza con los que ocupar el tiempo que ahora la vida pone a su disposición.
¿Ansiabas este momento?
Más que todo por cansancio. Los alumnos me pedían terminar el curso pero no he querido por la situación sanitara, por ser persona de riesgo. Son muchos años, pero siempre digo que he tenido el mejor trabajo del mundo. Me considero privilegiado por haber podido trabajar en lo que me gusta y la gente verdaderamente me ha respondido. Estoy agradecidísimo a Estella, a quienes han estado conmigo en las clases y a Marivi Ott, que es una profesional buenísima.
¿Cómo estás viviendo estos últimos días? ¿Qué te pasa por la cabeza?
He cumplido mi ciclo, he llegado y he acabado. Solo puedo decir “misión cumplida”. Pienso que lo voy a echar de menos, pero la vida es así. Como decía Machado, es el camino que no vas a volver a pisar. El trabajo hay que dejarlo ahí y tengo que adaptarme a lo que venga, que será dedicarme al arte pero para hacer mis cosas. Hasta ahora todo lo que he hecho ha sido mirando siempre por el alumno.
¿Qué vas a echar especialmente de menos?
El contacto con la gente y las amistades que se hacen.
¿Cómo ha sido tu vida laboral?
He procurado continuamente reinventarme, continuamente. Con los niños hemos hecho de todo, incluso dibujos animados, y con los adultos, talla en piedra, fundido en bronce hasta cera y grabado. Pienso que si una actividad de este tipo la adoquinas, la gente se ve siempre haciendo lo mismo. Yo he intentado trabajar con opciones siempre, lo que ha implicado por mi parte estar todo el tiempo aprendiendo para después poder enseñar.
¿Qué le pides a la jubilación?
Calma y tranquilidad, e ir un poco a mi ritmo y a mis historias. Verlas venir. Tengo una macro exposición pendiente para el verano, de acuarelas que nunca he expuesto, y me va a ocupar un tiempo. Y de ahí, como la cabeza está siempre funcionando, irán saliendo cosas. El verano pasado me preparé un taller en mi casa de Sesma, de 140 m2. Quiero hacer cosas más grandes y tener cuatro o cinco historias a la vez. He preparado un horno de cerámica y espacios para talla de madera y para acuarela. La escultura la tenía abandonada y quiero ahora recuperarla.
¿Un artista no se jubila nunca?
No, no. Aunque no estés activo, la cabeza está continuamente construyendo obras y continuamente destruyéndolas. Sinceramente, creo que he sido un profesor-artista, que he estado continuamente haciendo obra. No concibo una persona que se dedique a esto de dar clase y que no pinte.
¿Qué tipo de profesor has sido?
Creo que un profesor inquieto, siempre me he preocupado porque la clase sea diversa y divertida. He intentado procurar para los alumnos adultos una especie de relajo y aprendizaje y para los niños, entretenimiento, además de aprendizaje. A los que han querido seguir se les han puesto todos los medios.
¿Cómo te defines como artista?
Ecléctico. Todo me sirve, todo me vale. Me considero un pintor que ha hecho de todo. Antes el artista era pintor de género, que por sistema repetía lo que sabía hacer. Yo me he tirado mucho al vacío. Últimamente he hecho sobre todo acuarela, y es lo que recomiendo a los alumnos porque se puede hacer tranquilamente en casa. La acuarela no es tóxica, puedes hacer en la cocina y en el cuarto de estar. De hecho, un 80% del alumnado adulto hace acuarela, si bien es cierto que tiene su cosa y que muchos que empiezan luego vuelven a óleo.
¿En qué se han diferenciado tus las clases de niños y las de adultos?
El adulto te pide lo que quiere hacer, al niño más o menos le diriges tú porque ves hacia donde puede ir, qué es lo que le puede gustar. Llegando a cierta edad les vas metiendo más caña.
“He procurado continuamente reinventarme
en mis clases, continuamente”
¿El artista nace o se hace?
Yo creo que las dos. Pero bueno, lo de nacer, no sé. Vuelvo a Machado, “se hace camino al andar”. Por mucha alma de artista que tengas, si no pintas, si no trabajas y estás constantemente en ello, no te haces artista. Yo particularmente me he hecho.
¿Qué aporta la formación en disciplinas artísticas a la formación de la persona?
Ante todo sensibilidad, capacidad de captar que en las cosas triviales puede haber belleza. Saber ver. Apreciar cosas que pasan desapercibidas. Mucha gente me dice “desde que vengo a pintura miro los paisajes, observo las nubes”.
¿Qué has aprendido de tus alumnos?
Que al margen del oficio y del trabajo, por encima de todo está la amistad. He conocido a mucha gente y se crea sintonía. En ocasiones te relajas para echar fuera los problemas propios de cada uno. A Almudi se ha venido mucho por terapia y evasión.
Te despides en año de pandemia, ¿te queda la espinita de decir adiós en un curso normal?
Sí. De haber sido un año normal, lo más seguro es que hubiese acabado el curso, pero en esta situación de riesgo prefiero parar cuando toca.
CINCO MÁS UNA
TU ARTISTA FAVORITO. Velázquez.
TU OBRA. El Guernica. “Muestra una faceta del ser humano que no se debe repetir”.
UN ESTILO. “El azar. Lo que venga en cada momento. A mí me vale y me sirve todo, de todo se saca algo”.
UN COLOR. “El negro, quizás porque desde el negro todo es luz”.
UNA TÉCNICA. El óleo.
UNAS PALABRAS DE DESPEDIDA A TUS ALUMNOS. “Gracias por haberme soportado tanto tiempo”.