En estos tiempos de pandemia, al Guarderío le preocupa el incremento del número de personas en el monte, sobre todo en lugares donde anidan especies protegidas; también el abandono de basura debido a una mayor densidad de paseantes, además de los usos públicos en aquellas zonas especialmente transitadas, como ocurre actualmente en Montejurra.
El guarda Diego Berrueta apela al sentido común de los visitantes a la hora de respetar el entorno y cumplir las limitaciones y las normativas existentes en defensa del medio ambiente.
¿Hasta qué punto en tiempos de pandemia la gente se ha echado al campo?
Antes en el monte solo había agricultores, ganaderos, cazadores, pescadores y cuatro personas sueltas que hacían montañismo o escalada. Hace unos veinte años se produjo el boom de la bici de monte, y también cada vez va más gente salía a pasear. El mayor aumento se ha notado sobre todo en este último año. Vemos cómo las redes sociales han propiciado que algunas zonas hayan aumentado mucho la densidad de gente que las visita. Aquí en Tierra Estella se nota sobre todo en el ojo de San Prudencio, que últimamente se ha limitado por presencia de fauna, y en Montejurra.
¿Qué impacto tiene el incremento de personas en los espacios naturales?
Está afectando en primer lugar en cuanto al abandono de residuos. Estamos viendo en zonas periurbanas, en Estella en Santa Bárbara y en el Ega sobre todo, el aumento de basuras y de vidrios.
La masificación afecta también a la fauna. Por ejemplo en el Ojo de San Prudencio en Lóquiz y en una zona concreta de Montejurra anidan especies protegidas, especies rupícolas, que buscan los cortados, los lugares poco accesibles lejos de la gente para criar tranquilamente, y lo hacen entre febrero y julio. Esta es su época crítica y la presencia de gente, que desconoce la existencia de esas especies y cómo es su ciclo, les afecta.
Para hacernos una idea, el año pasado, con motivo de la pandemia, en la zona de Montejurra, donde hay varias especies, todas sacaron pollos. A nivel de Navarra, de los nidos de quebrantahuesos salieron unos cuantos pollos, pero este año hay que ver todavía la afección. Parece que, por ejemplo, en los nidos de quebrantahuesos han fracasado bastantes y se debe mayoritariamente a una mayor afluencia de gente que mete ruido y que anda por las zonas de los cortados. En estos aspectos hemos visto un impacto negativo.
“En el Ojo de San Prudencio y en una zona concreta de Montejurra anidan especies protegidas que buscan los cortados para criar tranquilamente entre febrero y julio. La presencia de gente les afecta”
¿Conviene hacer un llamamiento al respeto? ¿Se puede dar alguna pauta o recomendación?
Generalmente en las zonas más críticas y sensibles suele haber carteles de prohibición, por ejemplo prohibición de escalada, en diferentes fechas, con motivo de la cría de estas aves. Hay que respetar las indicaciones, si están no es por prohibir, es por algo. Lo segundo, hay que tener en cuenta que cuando se va al monte hay que llevarse todo lo que se trae, en cuanto a residuos y, en caso de pasar por zonas de cortados, por lo menos se ha de hacer en silencio para intentar no afectar a estas especies.
Vemos que la gente está viniendo mucho a Montejurra y se mete sin conocer las sendas, cuando Montejurra tiene zonas peligrosas con cortados. Debido a la masificación, hay que pedir a la gente que tenga sentido común, que respete las normativas existentes y, ante cualquier duda, antes de hacer o de ir, que nos llame y les aclaramos lo que necesiten. Se puede solicitar información al guarderío forestal para preguntar si se puede ir a una zona determinada.
Ahora mismo lo que está limitado son las zonas de escalada y también se ha ordenado el uso de zonas muy frecuentadas, como la reserva del Urederra.
¿Qué especies protegidas hay en Tierra Estella?
En nuestra demarcación hay bastantes especies. Tenemos águila real, tenemos halcón peregrino, alimoches y más hacia la ribera están la avutarda y los sisones, especies que quedan pocas y que hay que respetarlas. La gente generalmente no sabe. También es cierto que no es vox populi dónde anida una especie u otra. A veces cuando la gente llama y te pregunta por qué no se puede ir a un lugar concreto les dices que es porque, por ejemplo, hay un alimoche que está criando y les informas. El mayor problema es la escalada.
¿Cómo están evolucionando estas especies protegidas?
Depende del año. Hay años que crían bien y años peor. Si están amenazadas es porque hay muy poquitos ejemplares. Podemos tener varias parejas, tres o cuatro o cinco, no hay más en nuestra demarcación. Solo crían una vez al año y solo sacan un pollo o dos y, si pierden la pollada, es un año que pierdes.
De la misma manera que la mayor presencia humana influye en el medio, ¿habéis percibido un mayor acercamiento de la fauna a los entornos urbanos?
Lo que hemos comprobado es que tras los meses de confinamiento, que coincidió con la primavera, época de reproducción de la fauna en general, vimos que los animales estaban más a la vista. Se acercaban, habían perdido un poco el miedo como diciendo, ¿qué pasa aquí que no hay nadie? Íbamos por el campo y se veía otra alegría. Esto lo notábamos al principio, ahora ya ha vuelto la normalidad.
El confinamiento supuso que las especies criaran bastante bien este año pasado, así que al medio ambiente le ha favorecido. Ahora vamos al revés, va más gente de lo normal y afecta negativamente.
¿Cuáles son las funciones del Guarderío de Medio Ambiente?
Hacemos, por una parte, seguimiento de especies protegidas de fauna y recogida de fauna en general cuando se nos avisa del 112. En este punto señalar que si alguien se encuentra animales lo ideal es no tocarlos ni cogerlos. Hay que dar aviso directamente al Guarderío o al 112 y nos darán el mensaje, porque muchas veces cogemos pollos que han saltado de los nidos y generamos un problema más que una solución porque los pollos viven en el campo, están sueltos y probablemente los padres andarán cerca y no haya problema.
Entre otras cosas, también hacemos vigilancia de caza, de pesca, inspecciones y todo el tema forestal como marcaciones de leñas de hogar, aprovechamientos de entidades locales, trámites burocráticos de particulares, control de subvenciones, control de las concentraciones parcelarias, rotulaciones, cambios de usos, también nos toca denunciar de vez en cuando, controlamos la normativa del uso del fuego que tiene sus limitaciones según la época del año, hacemos censos de caza y de pesca, también seguimiento de yacimientos arqueológicos en cuanto a medición de impacto ambiental, tema de obras en los ríos, plantaciones, y trabajamos la sensibilización ambiental con los coles y entidades de todo tipo. Si alguien está interesado, se puede poner en contacto con el departamento de Medio Ambiente.
“La gente se junta para beber en zonas como Santa Bárbara y el entorno del Ega y dejan los residuos. Estamos en una época del año en la que el vidrio con el sol puede dar problemas de incendios”.
¿En qué medida ha aumentado la conciencia medioambiental en los últimos años?
Hay de todo. Gente que está concienciada y gente que nunca lo ha estado y va a ser difícil que se conciencie. El futuro pasa por educar a los más jóvenes.
Temporada de la pesca, ¿cómo se presenta?
Ha empezado en la zona salmonícola mixta el 1 de abril. La zona superior, digamos de la zona de Estella hacia el Urederra, todavía no está abierta y en toda la zona de Estella, la zona ciprinícola, sí se puede pescar. No vamos ni a mejor ni a peor, se mantienen los datos dentro de la escasez.
No apreciamos en los ríos mayor presión por la situación actual, pero sí que vemos mayor presencia de residuos. Gente que se junta a beber, residuos de botellas y de vidrio, al igual que ocurre en el monte, por ejemplo en Santa Bárbara.
Entramos en una época en que el vidrio con el sol puede dar problemas. Respecto al fuego, hay que tener también en cuenta el tema de las barbacoas y la ley del fuego. Hasta el 15 de junio se puede hacer fuego en la zona sur, digamos de Urbasa hacia abajo, sólo en las zonas habilitadas. A partir del 15 de junio ya está totalmente prohibido, tanto en la zona norte como en las zonas habilitadas para ello de la zona sur.
Actualmente, ¿cuáles son los principales riesgos medioambientales en la zona? ¿Qué le preocupa especialmente al Guarderío?
Depende de la zona. En zonas forestales nos preocupa sobre todo el uso público, es decir, los usos que se da al monte y la masificación de terminadas zonas que a futuro habrá que regular. Por ejemplo, Montejurra, donde hay cazadores, ciclistas, paseantes, gente con motos, quien va a por setas y cuestiones ambientales que proteger. Se producen muchos choques y fricciones entre los diferentes usos y habrá que buscar una salida. De hecho, ya se han juntado los municipios con parte en Montejurra y están empezando a trabajar en ello, a dar unos primeros pasos. Y el momento llegará.
En la zona más sur de Tierra Estella preocupa sobre todo el tema de la agricultura intensiva y la reducción de la superficie forestal, por ejemplo de matorral, ya que hay muchas zonas protegidas de interés comunitario. Agricultura y medio ambiente van juntos pero a veces no son tan compatibles. Y también preocupa el tema de los incendios. Cada vez hay menos ganadería, más vegetación que sube al monte y más gente en el campo con mayor número de negligencias y de riesgos de incendio. Los incendios son cada vez más fuertes en Navarra, en España y en el mundo y nos preocupa.
Una pregunta personal. Como guarda de medio ambiente, tu trabajo se desarrolla sobre todo en el campo, ¿te ha ayudado en tiempos de confinamiento y limitaciones a sobrellevar la situación de pandemia?
En confinamiento estuvimos parcialmente confinados. Algunos días trabajábamos en casa y otros salíamos al campo. Al principio tuvimos servicios mínimos, con tres o cuatro días de campo, y luego fuimos recuperando la normalidad. La verdad es que el confinamiento se hizo más llevadero, pero, claro, salimos a trabajar, no a pasear, y te llevas tus problemas y expedientes. A mí me gusta mi trabajo porque no estoy precisamente metido entre cuatro paredes y porque siempre me ha interesado todo lo relacionado con el monte.
En contacto con el Guarderío de Medio Ambiente
Cualquier consulta o duda que el ciudadano tenga respecto a normativas, limitaciones, zonas que se pueden visitar o restringidas se puede realizar a través del teléfono del Guarderío de Medio Ambiente de Estella a través del teléfono 608 062 639. A través de este teléfono se puede también notificar cualquier incidencia.