La oportunidad ha ido llamando a la puerta de cada una de ellas de diferente manera y todas, con más o con menos experiencia, integran un colectivo igualitario que forma, también, una gran familia.
Actualmente, la representación femenina bajo los gigantes la ostentan: Susana Oronoz Garde, Carla Torres Ruiz, Vanessa Martínez Vicuña, Maite Echávarri Iturmendi, Leyre de la Vega Tamames y Adriana Vega (no participa en este reportaje).
Susana Oronoz Garde. 54 años. Enfermera
En la comparsa desde 2015
Reina negra
“Somos una familia”
Susana Oronoz Garde es la mujer más veterana de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Estella-Lizarra. Forma parte del colectivo desde 2015, cuando decidió probar en un momento de su vida en el empezaba a tener más tiempo. “Quería haberlo hecho antes porque siempre me han llamado la atención los gigantes, me encantan porque me he criado con ellos. Como buena parte de los estelleses, desde pequeña mis padres me llevaban junto con mis hermanos a verlos salir el Viernes de Gigantes. Era un momento muy importante para nosotros porque empezaban las fiestas. Ese sentimiento de admiración me animó. ¿Por qué no yo llevando los gigantes? Ahora mi hijo es más independiente y tengo el tiempo para hacerlo”, explica.
De sus inicios en el colectivo recuerda la ayuda que le prestaron otras dos mujeres, las hermanas Irache y Cristina Roa, con quienes coincidió unos años. “Es verdad que el ambiente siempre ha sido muy masculino, pero ellas dos me ayudaron mucho. La presencia de las mujeres rompe clichés porque llevar un gigante no es una cuestión de fuerza, es sobre todo de equilibrio y constancia. Es tener ganas y querer. El sector masculino de la comparsa nos acoge de maravilla y están deseando que lleguemos las mujeres. Somos una familia”.
De llevar los gigantes, Susana Oronoz se queda con la perspectiva privilegiada que le da la entretela del vestido, a través de la cual ve los rostros emocionados de “los chiquillos que se acercan, y también de los mayores”.
CARLA TORRES RUIZ. 25 años. Profesora
En la comparsa desde 2019
Comenzó llevando un cabezudo
“Van a ser mis primeras fiestas bajo un gigante”
Este año es el año más importante de Carla Torres Ruiz en la comparsa. Sus inicios fueron en 2019 cuando comenzó llevando cabezudos. Las últimas fiestas de San Andrés y del Puy tuvo el privilegio de portar a la giganta María Puy. Fue su bautismo como gigantera, una experiencia que revivirá este mes de agosto. Serán sus primeras Fiestas de Estella-Lizarra como gigantera, seguramente con Blanca de Navarra.
“Me gustan los gigantes desde pequeña y siempre los he querido bailar. Soy danzari y siempre he pensado que mejor empezar primero con los cabezudos. Descubrí que era una experiencia muy bonita por la relación más cercana y directa con los niños, pero me hace mucha ilusión bailar un gigante”, explica.
Los nervios la invadieron la primera vez y sabe que la emoción volverá a brotar estas fiestas. “La primera vez fue muy bonita, la enfoqué como un ensayo para olvidarme de la gente que estaba mirando y me sentí muy arropada por mis compañeros, todo el tiempo al lado”.
Asegura Carla Torres que es todo un orgullo bailar a un gigante y ser mujer en absoluto representa un obstáculo. “Es una cuestión que depende de cada persona. Hay que tener algo de fuerza, pero lo importante es conseguir el equilibrio. Si controlas bien el gigante ya sólo hay que saber el baile. Y la mujer, claro que puede. Puede y debe. Hay que quitar ya el estigma de que son cosas de chicos. Hago un llamamiento a que se sumen más chicas, además los gigantes y las fiestas de tarde y de noche son perfectamente compatibles, sólo tienes que hacer tus horarios”.
Vanessa Martínez Vicuña. 45 años. Peluquera.
En la comparsa desde 2021
Blanca de Navarra
“Si quieres, puedes”
Fue un primo suyo el que la introdujo en la Comparsa y Vanessa Martínez llegó al colectivo casi sin pensarlo. “Estando un día con él le sonó el móvil, con el sonido de las gaitas, y entonces yo me puse a bailar con una escalera. ¿Por qué no te apuntas a la comparsa? Me dijo. Ven un día a ver. Y fui”. Explica la gigantera que de allí ya no se escapó. “La verdad es que me gustó. No tenía intenciones reales de sumarme al colectivo en ese momento, pero no me quedó otra”.
Y no se arrepiente. “Es un baile dentro de lo que cabe, y yo ya bailaba hasta los 16 años en un grupo de danzas. Lo difícil es el peso y el equilibrio. Yo peso poco y me cuesta, pero lo hago. En la comparsa están todos muy pendientes de mí, tengo mucho apoyo, hay muy buen ambiente y somos como una piña”.
La comparsera asegura sentirse muy contenta, también con mucha responsabilidad. “Me da un poco de respeto, pero soy estellica y es un orgullo que me llena. Los gigantes son una representación de la fiesta y a mi madre le encantan. Mi padre diría que estoy loca”, se ríe.
Maite Echávarri Itrurmendi. 28 años. Operaria de fábrica
En la comparsa desde 2022
Blanca de Navarra
“Soy el relevo en la familia, y es un orgullo”
Su padre es gigantero desde hace 40 años. Juantxo Echávarri involucraba hace tres años a su hija y ahora los dos comparten una pasión vinculada con las fiestas. “Fue algo inesperado, improvisado. Un día le pregunté a mi padre si podía, me dijo que sí y probé. Para mí es un orgullo ser el relevo y se intensifica el vínculo entre los dos”, cuenta.
Explica Maite Echávarri que tener a su padre cerca es una gran ayuda. Él baila el rey blanco y ella, a Blanca de Navarra. Son pareja de baile. “La primera vez fue muy emocionante, es una sensación increíble bailar los gigantes, y mi padre y yo compartimos afición”.
En opinión de la reciente comparsera está demostrado que una mujer puede igual que un hombre. “Es verdad que hemos estado un poco infravaloradas las chicas, como si no fuéramos a poder con cosas así, pero ahora mismo no hay ningún problema. Un hombre puede igual que una mujer, te haces. Y los chicos de la comparsa están encantados de que estemos mujeres que nos animemos a bailar los gigantes”.
Leyre de la Vega Tamames. 21 años. Higienista dental
En la comparsa desde 2018
Cabezudo: la Aragonesa
“Me hace mucha ilusión estar con los niños”
Leyre de la Vega Tamames es la única mujer en el grupo de cabezudos de la comparsa. Lo suyo es vocación y tradición familiar a partes iguales. “Los he vivido desde pequeña por mi padre y mis tíos, que siempre han estado ahí. Además, a mí me hace mucha ilusión estar con los niños”.
Asegura la Estellesa que cuando se pone la cabezuda y se transforma en la Aragonesa, se siente feliz y emocionada. “Es muy divertido y tengo una relación muy buena de cariño y de risas con los críos. Mientras que algunos echan a correr, otros vienen a mí a abrazarme. Yo voy a por ellos, pero intento que sean los más mayores, con los niños pequeños me porto bien”.
La joven se siente en su papel y asegura que lo suyo seguirá siendo formar parte del grupo de cabezudos, no se plantea bailar a los gigantes. Como única chica cabezuda estas fiestas anima a otras a conocer la comparsa y a probar con los cabezudos. “Es una manera muy divertida de iniciarse con un colectivo tan implicado en las fiestas. Además, las mujeres también tenemos que ser partícipes, tenemos derecho a vivir las fiestas y disfrutarlas desde dentro”, asegura.