El color y la mirada reposada caracterizan el trabajo del pintor que recurre especialmente al óleo, al pastel y también al dibujo. Garrido es artífice no sólo del contenido, también de los materiales que lo hacen posible, como los colores, realizados con aceite y pigmentos, y las telas que las prepara en función de cómo vaya a ser su obra.
Un nutrido público acudía el viernes 14 de marzo a la inauguración de su muestra en Estella, ciudad en la que residió en los años 90. El artista explicaba que el cambio desde una localidad pequeña, Tirapu, en la que vivía y pintaba, a Estella, una ciudad con naturaleza más frondosa, marcó un antes y un después en su pintura. “Tirapu es muy abierto, con mucha luz, un pueblo cerealista, mientras que Estella ofrece una luz más apagada. La interpretación que hacía del paisaje de Estella era diferente a Tirapu, más densa, con matices más contrastados”, decía. El artista sigue pintando en la actualidad en la zona de Tirapu.
Y de esta población y su entorno proceden muchas de las pinturas que se pueden ver en el Museo, junto a paisajes marinos -por ejemplo, una bella panorámica de la playa de Peñíscola con el pueblo al fondo-y detalles de flores y plantas. Los paisajes quemados no trasmiten oscuridad, sino todo lo contrario, la esperanza de una naturaleza que vuelve con su belleza.
Garrido explicó que tiene dos actitudes diferenciadas para enfrentarse a su pintura. “Los cuadros que hago al natural, en el exterior, que son cuadros de paisajes al óleo, y los lienzos que pinto dentro de casa, más de lápiz, pastel y acuarela. En este caso mi obra es más interpretativa, pongo algo más de mí intentando hacer algo que pueda sentir o transmitir una idea. Cuando estoy en la naturaleza, la obra es más impersonal, no intento interpretar, sino que plasmo lo que veo sin intención definida”, describió.
La concejala de Cultura del Ayuntamiento de Estella-Lizarra, Ana Duarte, se refirió a Luis Garrido como un artista que con su trayectoria y sensibilidad ha sabido plasmar la esencia de la naturaleza y la vida cotidiana “con una mirada única”. “En esta ocasión, Luis Garrido nos ofrece una nueva semblanza del paisaje, una mirada que nos obliga a reflexionar sobre el presente y el futuro del medio ambiente. También una pintura realista que nos interna en detalles de la vida cotidiana, como una flor o un camino”, destacó la edil.
BIOGRAFÍA
Luis Garrido nació en Pamplona en 1951. Se formó en la Escuela de Artes y Oficios de Pamplona donde recibió clases de maestros como Salvador Beunza, Isabel Baquedano y José María Ascunce. En 1968, fue Premio Paulino Caballero de Dibujo. Desde entonces ha desarrollado una trayectoria sólida y constante con exposiciones en Navarra, País Vasco y Madrid. Su obra está presente en colecciones del ayuntamiento de Pamplona, del Museo de Navarra y en el Gustavo de Maeztu.
Garrido fue uno de los artistas que integraron la Escuela de Pamplona, un grupo de creadores que en la década de 70 aportó modernidad y renovación a la pintura navarra, en un momento en que la influencia de las corrientes europeas llegaba con fuerza. Supieron fusionar esas tendencias con un arte vinculado a la ciudad y a la naturaleza.
