
En el convenio de cesión indefinida que firmaron en 1990 el Ayuntamiento de Estella, el Gobierno de Navarra y la Fundación San Jerónimo está el quiz de la cuestión, un convenio que posteriormente se ha ido concretando en contratos que se fueron renovando. El abogado de la Asociación Ega, Borja Armañanzas, destacó que los contratos, acotados en el tiempo, en ningún momento cambian la consideración de indefinido del convenio de 1990. “La cesión se hacía únicamente para el uso por parte de una asociación de jubilados, y ésa somos nosotros, nunca ha habido otra”, decía en la Asamblea a los socios reunidos el presidente de la junta, Juan Tomás Haro.
Con este convencimiento y ante la falta de alternativas para el local, la junta de la Asociación de Jubilados Ega tiene en su sede actual de la calle Arieta su opción prioritaria. Otras opciones se han puesto sobre la mesa. “El concejal socialista Fran Moleón nos propuso la construcción de un edificio de 500 metros cuadrados en la campa junto al Agua Salada, pero la financiación no es viable porque supondría una inversión de 760.000 euros, y el resto de los grupos lo ven difícil. Por nuestra parte, no tenemos fondos propios y, además, 500 metros no son suficientes”, expresó.
Sin alternativa
Haro describió esta opción como “irreal a día de hoy”. “Queremos hacer partícipe de nuestra situación al Ayuntamiento de Estella y al Gobierno de Navarra, y que nos apoyen intentando hacer ver a San Jerónimo que el convenio de 1990 es válido y que vamos a permanecer aquí mientras que un juzgado no nos diga que tenemos que salir”.
Haro recordó que el acondicionamiento del actual local, con un presupuesto de 60 millones de pesetas, se sufragó al 50% entre el Ayuntamiento de entonces, con Rosa López como alcaldesa, y el Gobierno de Navarra. “Somos un activo social al que el Ayuntamiento tiene que apoyar, sin embargo, le ponen pegas porque entienden que es un “conflicto” privado que no afecta a entidades públicas. No estamos de acuerdo porque nosotros no hemos participado en las firmas ni de 1990 ni de 2011, cuando se modificaron los metros de uso”.
La junta apuntó, asimismo, acciones inmediatas como la convocatoria de manifestaciones en las calles de la ciudad. “Tenemos que defender este local. Sin local no podemos estar, la Asociación y nuestras actividades desaparecerían y somos 1.500 socios”, añadió el presidente.