
El presidente de la Fundación, Koldo Viñuales, explicó en rueda de prensa que las hermanas Odria sufrieron “la barbaridad y la sinrazón de la Segunda Guerra Mundial y conocieron la cruda realidad de los campos de internamiento”. Nacieron en la calle Carpintería de Estella en una familia de padre republicano, dedicado a la pintura y a la decoración. La familia huyó exiliada en 1937 desde Bilbao, donde residían, a Francia. “Con la invasión nazi, la familia llegó en un convoy de civiles a los campos alemanes. Los hombres fueron separados de las madres y los niños.
En el convoy quedaron los tres hermanos encerrados hasta que unos ferroviarios los rescataron y pasaron la frontera. Los hermanos regresaron a Bilbao y después a Estella, donde los acogió una tía y lo llevó a la Misericordia, antiguo Hospital Viejo”, resume el presidente.
Humanidad
Con esta historia, el Premio adquiere, en palabras de Viñuales, un lado humano muy profundo. “Queremos honrar a las personas que han sufrido las situaciones angustiosas de la guerra, el exilio, los campos, el olvido y el ser despreciados y que, tras momentos difíciles, han salido adelante”, dijo. El Premio Manuel Irujo se entregará el 1 de junio a las 13 horas en la sala de actos de la Mancomunidad de Montejurra. El programa comenzará con un aurresku en la plaza Santiago a las 12.30 horas. De esta manera, las hermanas Odria se suman a una larga lista de homenajeados y toman el relevo de Francisco Echeverría, premiado en la edición pasada.