
Esqueletos, muertos vivientes, brujas, vampiros y otros seres recorrieron las calles de la ciudad pidiendo dulces en los comercios y llamando al timbre de las viviendas. Algunos comercios aportaron obsequios a los terroríficos niños, pero también fueron visibles, carteles en las puertas de otros comercios, que indicaban que no celebraran Halloween. Por la noche, los jóvenes y adultos disfrutaron de la fiesta en los diferentes bares de la ciudad.