Contemplar de cerca a Crisanto Usúa hace creer que es imposible que tenga 101 años. Antes de comenzar con la temática navideña, Calle Mayor le preguntó a Crisanto sobre los secretos para llegar tan guapo, fuerte y sano a los 101 años.
“Una vez fui a comprar un kilo de sardinas y me regalaron angulas”. Crisanto Usúa
Crisanto se encogió de hombros pero enseguida respondió que probablemente le mantiene joven la música. “Estoy ilusionado y tengo ganas de que llegue el concierto del día 16 de diciembre porque soplar el saxofón me mantiene joven. Llevo la música en el corazón desde los 13 años y con ella me iré. Todos los lunes ensayamos en la sociedad Los Llanos”, declaraba Crisanto, quien añadía que otro de los trucos puede ser el comer sano y lentamente, saboreando la comida; y arreglarse bien todos los días.
“Solemos sacar el karaoke y el bisabuelo también canta”. María Gurpegui
Sus primeros recuerdos navideños trajeron al presente a sus padres y hermanos, después a su mujer, Mª Rosario García, con quien tuvo tres hijos: Soco, Reyes y Roberto Usúa García. A ellos se suman sus siete nietos: Rodrigo, Roberto, Álvaro, Raquel, Raúl, Rubén y Richard y cuatro biznietos: Adrián, María, Aimar y Susana. “No sabría elegir qué Navidades me gustan más si las de antes o las de ahora. Me quedo con las dos, las de antes eran más religiosas y ahora se centran más en las reuniones familiares, comidas y cenas”, declaraba Crisanto.
Testimonios generacionales
“Recuerdo que una vez fui a comprar sardinas y me regalaron angulas”. Este es uno de los recuerdos que tiene bien grabados en su mente Crisanto Usúa en relación a las tradiciones gastronómicas de estas fechas. Aseguraba además que ahora ya no comen ni cenan angulas. “También solíamos cenar pollo, calamares, sopa cana -que llevaba leche y canela-, guirlaches y yemas, y brindábamos con sidra”, recordaba a la perfección nuestro protagonista centenario. Su biznieta, María, explicaba que ahora el menú es diferente. “Solemos comer entremeses variados, cocochas, solomillo de ternera, marisco y los jóvenes solemos beber refrescos”. En cuanto a los villancicos, Crisanto aseguraba que en su familia todos eran medio músicos. “Mis hermanos también tocaban instrumentos y solíamos cantar muchos villancicos de los tradicionales”. María contaba que, ahora, en las reuniones navideñas de la familia Usúa tampoco faltan las canciones. “Solemos sacar el karaoke y el bisabuelo también canta”, declaraba mirando con cariño a su bisabuelo, que este, a su vez, le devolvía una sonrisa. ¿Y en cuanto a las misas? “Siempre íbamos a la misa del gallo. Entonces se celebraba mucho el nacimiento de Jesús”, comentaba Crisanto. A pesar de que las nuevas generaciones ya no acuden tanto a misa, María sí que asiste el día de Navidad a la iglesia de San Pedro. La decoración navideña es una de las tradiciones que apenas ha variado a lo largo del tiempo, a excepción de que se colocan más luces, ya que Crisanto recuerda cómo acudía al monte a coger el pino para decorar la casa y el bonito belén que colocaban sus padres.
“Llevo la música en el corazón desde los 13 años y con ella me iré”. Crisanto Usúa
María también comentaba que coloca el pino de Navidad, el belén y hasta un Papá Noel. En cuanto a las Navidades del futuro, la joven de la familia se atrevió a augurar que no serán tan familiares como las de ahora y que quizá se celebren más con amigos. Crisanto, por su parte, le pide al año nuevo lo siguiente: “salud porque quiero llegar a viejo”.
Con una mirada cómplice, Crisanto y María, bisabuelo y biznieta, culminaron sus testimonios sobre las tradiciones navideñas. Crisanto repite que espera con ganas el día del concierto porque la música es su vida y el resto de la familia charla sobre cómo celebrarán este año la Navidad. Lo que está claro es que las cuatro generaciones de la familia Usúa-García volverán cantar villancicos y a rifarse el micrófono del karaoke.