Decenas de vecinos se congregaron ante la fachada consistorial vestidos de blanco y rojo. Los tres gigantes de Allo también esperaban y, desde el centro de la plaza, parecían escuchar atentos las palabras del encargado de inaugurar las fiestas, que se desarrollaron desde el 22 hasta el 26 de agosto.
“Vecinos y vecinas de mi pueblo de Allo y visitantes que cada año nos honráis con vuestra presencia en estas fechas tan señaladas. Es un gran honor para mí prender la mecha del cohete que da inicio a las fiestas patronales en honor del Santo Cristo de las Aguas”, pronunció. El agradecimiento lo personalizó en la alcaldesa, Susana Castanera, en la concejal de Cultura, Begoña Fernández, y, por extensión, en todos los miembros de la Corporación y vecinos de Allo.
José Miguel Arellano dedicó el cohete a su padre, fallecido hace tan sólo tres meses, a su hermano Silvestre, que murió con 20 años, y a su primo José Ramón, también fallecido y que tiró el cohete hace dos ediciones. El sacerdote lanzó, asimismo, un llamamiento en contra del gamberrismo, la insolidaridad y los abusos en unas fechas tan señaladas. “Que seamos moderados en todo”, aconsejó. Para finalizar lanzó los vivas de rigor y deseó felices fiestas a todos.
Pasados tres minutos de las doce del mediodía, sonaba el cohete que abría la puerta a la fiesta y a la alegría. Mientras los vecinos celebraban los primeros compases de la fiesta, llovían balones desde los balcones del consistorio y se degustaban sendos aperitivos en el salón de plenos y en los porches del ayuntamiento.
La alcaldesa de Allo, Susana Castanera, describió las fiestas como cinco días muy especiales. “Pueden parecer cortas, pero son muy intensas. Participa todo el mundo, gente de todas las edades y son unas fiestas que se viven en la calle con una gran variedad de actos”, destacó.
En cuanto al programa, ha supuesto una inversión de 65.000 euros y entre las novedades destacaron: el traslado de la plaza portátil de toros desde la plaza hasta la Balsa por petición popular y la organización de dos actuaciones, una del grupo de baile de Lodosa y otra de música lírica, en la iglesia.
El miércoles 22 tras el cohete, el Ayuntamiento en cuerpo de Villa se trasladaba a la iglesia del Santo Cristo de las Aguas donde el coro parroquial cantó solemnes gozos. Una comida en el frontón congregó a 360 personas en la primera reunión popular de las fiestas.
No faltarían el resto de días los encierros con reses bravas, la música de orquesta, el torico de fuego, los actos dedicados al niño y al patrón, como el chupinazo txiki y la procesión; el día de los quintos del 2000 y de la mujer, y el de los quintos del 72, del calvo y de los quintos del 58. El denominador común fue el disfrute y la diversión.
Imposición de pañuelicos a los nuevos nacidos
Nada menos que 27 niños y niñas nacidos en 2018 recibieron su pañuelo bordado con el escudo de Allo. Es la manera oficial en que el Ayuntamiento les da la bienvenida a la villa y a la fiesta. La imposición de pañuelicos se realizó minutos antes del lanzamiento del cohete en el salón de plenos.
