Estampas que recrean el espíritu de la Navidad

Cinco composiciones se incorporan como novedad a la muestra de la Asociación de Belenistas de Tierra Estella, instalada hasta el día 5 de enero en la casa de cultura Fray Diego

No hay nada más tradicional en Navidad que montar el Belén. Nada tan identificativo con estos días como el musgo, las figuritas coloreadas y las recreaciones del pueblo y del portal en el que nació el niño Jesús y donde adoraron los tres Reyes Magos. La Asociación de Belenistas de Tierra Estella sabe captar la esencia y el espíritu de la Navidad y lo demuestra cada año con su minucioso trabajo en la muestra sobre belenes que se expone hasta el 5 de enero en la casa de cultura Fray Diego.

La exposición la integran en esta edición ocho composiciones de gran tamaño, además de un calendario de adviento y de cuatro arquetas. Cinco de los ocho belenes grandes son novedad este año para el visitante, siguiendo la costumbre del colectivo de mantener cada uno de ellos dos años y renovarlos para el tercero.

La aportación de la asociación –integrada por 65 personas, en torno a 30 en activo- se completa con la colocación de los belenes de las parroquias de San Miguel, San Juan y San Pedro, del hospital García Orcoyen y también del zaguán del ayuntamiento.

Ideas no le falta al colectivo, ni para sus recreaciones belenísticas ni para su proyección en la vida de Estella. Explica Yolanda Alén que estudian con el ayuntamiento la posibilidad de colocar el próximo año un número mayor de belenes en comercios y edificios públicos de la ciudad para crear un pequeño itinerario que culminaría en la casa de cultura con la visita a la exposición.

Mientras esta idea no fructifica el público puede deleitarse con los ejemplos del trabajo del colectivo esta Navidad. Algunos de los artistas comparten la explicación de cómo realizaron sus belenes.

LUIS MICHEL ERRÁZQUIN
Plaza de Santiago

El estellés Luis Michel Errázquin aporta tres belenes propios a la exposición de la casa de cultura. Dos de ellos tienen un tamaño de metro y medio de ancho por un fondo de 0’70. Recogen una estampa de San José carpintero en un patio costumbrista uno y el otro, un nacimiento en una cueva en la población hebrea de Belén.

La tercera obra es más grande y capta las miradas puesto que reproduce la plaza de Santiago de Estella. “Me he fijado en la realidad, pero no la recreo de manera exacta porque hay que adaptarla a las medidas del belén. Me he centrado en el edificio del Servicio Doméstico y en la fuente, así como en el que fuera el Hotel Ruiz de Larramendi. Espero que la gente la vea y que lo disfrute”, comentaba.

Explica el artista que para realizar los belenes parte de fotografías. “Me centro en una zona, en un elemento, y después sigo con lo demás”. La profusión de detalles caracteriza a este belén y, como ejemplo, las más de 3.000 tejas que forman los tejados de las casas de la plaza. “Hay que hacerlas una a una y ponerlas una a una”, añade Michel como ejemplo de la minuciosidad de un trabajo artesanal que le ha ocupado siete horas semanales durante cuatro meses.

Su afición viene de lejos y la recibió heredada de su padre. Explica el autor que empezó a hacer belenes en cartón con 12 años y sigue en ello con 76, aunque ahora sea el porexpan el material básico. “Es imposible dejar esto. Es tan bonito y tan creativo que engancha. Además, belenes no hay ninguno igual”, confiesa.

MARUXI ALÉN BAQUERO Y YOLANDA ELIZALDE SANCHO
La importancia del paisaje

Las socias del colectivo de belenistas de Tierra Estella Maruxi Alén Baquero y Yolanda Elizalde Sancho son dos de las integrantes del equipo que ha creado el belén más grande de la exposición. Completan el elenco de artesanos Ángel Mari Rodríguez, Mª Puy Vega y Asun Arrastio. El grupo suma diez manos que han permitido reconstruir una imagen del pueblo de Belén en el que destaca una de sus casas. Además la composición da mucha importancia al paisaje, a la naturaleza que podría rodear al pequeño pueblo donde nació el Niño Jesús.

El belén tiene unas dimensiones de casi tres metros de ancho por un fondo de dos y pretende mostrar el ambiente de la época. “Es un belén más paisajístico. Teníamos ganas de hacer algo así, y le hemos dado importancia a las montañas del fondo, lo que aporta a la composición más profundidad de campo”, explica Yolanda Elizalde.

En el belén destaca, además de una casa tradicional que cobija el Nacimiento, una iglesia monasterio con cierta inspiración en el Monasterio de Irache. “Nos hemos fijado en Irache, con un atrio románico, pero para nada es una reproducción”, añade su compañera Maruxi Alén.

Las horas invertidas son muy difíciles de calcular, pero el grupo comenzó con los preparativos en septiembre, incluso a veces los trabajos se inician con un año de antelación. “Además de lo que trabajamos en el centro, nos llevamos tarea a casa porque de otra manera sería imposible. El punto de partida suele ser una foto que nos gusta y después vamos improvisando”, añade Alén. “La verdad es que cambiamos mucho de opinión y hacemos conforme vemos, sin cerrarnos demasiado. Con este belén estamos contentos”, añade Elizalde.

MILAGROS RUIZ ERASO Y YOLANDA ALÉN BAQUERO
Nacimiento en un edificio en ruinas

Un nacimiento refugiado en un edificio en ruinas centra otra de las composiciones novedosas de la exposición. Los socios del colectivo de belenistas Yolanda Alén Baquero, Milagros Ruiz Eraso, Susana Weinbach Obregón, Marga Cobos y Berta Lacalle firman un belén que lo realizaron a contra-reloj, lo cual no influye ni un ápice en un resultado final muy cuidado y con una gran profusión de detalles. “Comenzamos en noviembre y lo hemos terminado en menos de un mes. El belén tenía un planteamiento inicial distinto pero lo hemos ido cambiado”, cuenta Alén.

El edificio derruido que acoge las figuras del belén es una casa señorial en la que no falta una salida al pesebre, un pequeño jardín, unas puertas hechas con palillos que simulan la forja y una calle empedrada y empinada detrás que deja adivinar el resto de la población. En la composición están presentes los personajes típicos, como el pastor con su rebaño de ovejas, la cantinera que va a buscar agua y los niños jugado. Como elemento destacado, el grupo ha construido una fuente igual que la de la Mona de la plaza San Martín, que crea el vínculo con Estella. “Los detalles tienen toda la importancia y cuantos más adornos pongas más atrae la atención”, añade Yolanda Alén.

El grupo intenta cada año planificar sus trabajos, primero con un diseño sobre el papel y después mediante una maqueta a escala en cartón, aunque la improvisación siempre acaba imperando. “La verdad es que hay muchas cosas improvisadas. Es un trabajo en equipo y esta actividad se presta para darle rienda suelta a la imaginación”, añade Milagros Ruiz.

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