Enfado y preocupación entre los hosteleros por la ordenanza de terrazas

Enfado y preocupación entre los hosteleros por la ordenanza de terrazas

La aplicación de la normativa que regula los usos y ocupación del suelo público en Estella-Lizarra se topa con el descontento del sector que ve mermada la explotación de su negocio

El pasado mes de septiembre, el Ayuntamiento de Estella-Lizarra comenzaba a ejecutar la nueva ordenanza de terrazas que regula el uso y ocupación del suelo público. Personal técnico iniciaba su trabajo de medición y redacción de informes para calcular, en función de los metros de la fachada de cada establecimiento, el número de mesas que pueden colocarse en el exterior de cada local. La normativa ha pillado por sorpresa a muchos bares que, con la resolución técnica en la mano, ven su negocio no sólo afectado, también su viabilidad en riesgo.

Los estudios técnicos se están realizando en los establecimientos de manera escalonada

Los estudios técnicos están llegando a los propietarios de bares con terraza de manera escalonada. Algunos todavía no han recibido la visita del equipo que representa al Ayuntamiento y otros sólo han sido sometidos a una medición. De momento, mientras que todos no tengan su resolución definitiva, la ordenanza no se está ejecutando, pero preocupa al sector cuando llegue el momento.

Carla Carvajal, de La Conrada, en la plaza de los Fueros, fue de las primeras hosteleras en recibir su informe, que le obliga a reducir de 20 a 12, un 40% del total de las mesas que despliega actualmente. “Me quitan ocho, que representa bastante. Hayque tener en cuenta que desde la Covid han cambiado los hábitos y que el negocio está ahora fuera, no dentro”, expresa.

Carvajal se encuentra estos días inmersa en la redacción de una alegación particular, en la que expone los motivos por los que defiende su terraza de 20 mesas. Los hosteleros tienen diez días después de la notificación para exponer sus argumentos. “Mi terraza no obstaculiza el tráfico, no linda con otro bar ni a un lado ni al otro. Yo lo que quiero es trabajar con las mesas que por espacio veo que puedo colocar y que puedo pagar. Llevábamos ya un año así, tras la aprobación de la Ordenanza, y sin que se generen problemas con los vecinos, y es ahora cuando se presenta el problema. Se está jugando con nuestro trabajo, con nuestro pan, invertimos un montón de horas y yo ahora me pregunto ¿para qué?”.

La gestora del bar ubicado en un extremo de la plaza, en un lateral de la iglesia de San Juan, confía en que su caso sea estudiado de nuevo para poder mantener su negocio en el exterior como hasta ahora. Su sentir es compartido por otros compañeros que también han sido informados de su nueva situación con la nueva normativa en la mano.

Desde el Batzoki, Leonardo Sangurima ve el futuro de su negocio de color negro. “De 12 mesas tengo que pasar a ocho, lo cual pone en completo riesgo la viabilidad y mis empleos porque no voy a poder mantener los cinco puesto que tengo durante el fin de semana. ¿Y qué puedo hacer? ¿Poner un cartel en las mesas que diga al cliente sólo 30 minutos? Eso es muy impopular, la gente no lo entendería”, explica.

En nuevo gestor del Batzoki, en los portales de la plaza de Santiago, asegura que su negocio está especialmente perjudicado ya al margen de la ordenanza, cuando los jueves se queda sin espacio para explotar una terraza “con unas tasas elevadas, además de los impuestos que se pagan”, y cuando en fiestas el vallado del encierro dificulta el servicio. “El invierno es muy duro y es el verano, con la terraza, lo que permite el equilibrio de la balanza de los otros meses. Sin el verano, mejor cierro. Esta ordenanza lo único que provoca es el mosqueo del propietario y también de la clientela, que quiere disfrutar en la calle. Mi relación con los vecinos es buena, porque controlo mi negocio”, expresa.

Los establecimientos disponen de diez días tras ser informados sobre su nueva situación para realizar alegaciones particulares

En las proximidades de otra plaza vecina, la de la Coronación, en otro establecimiento cuya propietaria prefiere quedar en el anonimato, el parque de mesas se ha limitado de 20 a 12 unidades. En su caso, cuando recibió la notificación, se resignó, entendió que había que acatar la normativa, le guste o no, aunque pidió que la aplicación fuera para todos los bares a la vez. “Yo esta reducción la veo mal porque la gente cada vez quiere estar más en la calle. Si hay que acatar, se acata, pero pedimos que la normativa se replantee porque de lo que se trata es de facilitar la economía, no de obstaculizarla”, explica.

Fuera del influjo de las plazas de Estella, el bar Gavia, gestionado por Abi gaíl Riba de Neira, en la calle de El Puy, atraAitor viesa también momentos de incertidumbre. “Aquí han venido a medir dos veces, y estamos esperando la resolución. No sabemos que nos van a decir, pero para nosotros la terraza es muy importante, la gente quiere tomar algo fuera e incluso cenar. Llevo seis años con el negocio y cuando lo cogí solicité ampliación en la calle Gigantes y Cabezudos, y me la concedieron. Actualmente tengo 15 mesas aproximadamente, que en verano son importantísimas”, explica deseando que el informe sea favorable para su negocio.

Desde el Bar Izarra, en la calle Calderería, el nuevo propietario, Aitor Azanza, todavía no ha recibido ninguna notificación, pero una nueva situación que recorte el número de mesas le preocupa. “El año pasado, ya con la nueva ordenanza aprobada, pedí permiso a los comercios próximos para poner mesas cuando están cerrados, y me lo dieron. El Ayuntamiento también me concedió ese tipo de despliegue mientras no tapara los portales. Tengo quince mesas de terraza que son muy necesarias. Si me hacen reducirlas no sé qué pasaría. Es ahora, cuando llega el verano, cuando podemos compensar nuestro negocio, porque el invierno es como para echar a correr, como para plantearte abrir seis meses y cerrar los otros seis. Creo que las autoridades tienen que mostrar comprensión con nuestro sector”, explica.

PUNTO DE VISTA
Cristina Pérez. Concejal de Turismo, Comercio y Hostelería

Fue en septiembre cuando el personal técnico del Ayuntamiento de Estella-Lizarra comenzó a realizar los estudios individualizados en los diferentes bares de la ciudad, un trámite que, dado el volumen de trabajo, se derivó a un servicio externo. Algunos bares ya han recibido la valoración técnica sobre el uso que del suelo pueden realizar para colocar las mesas de su terraza de acuerdo con la ordenanza aprobaba a finales de 2022, en la anterior legislatura. Otros todavía están a la espera.

La actual concejala de Comercio y Turismo, Cristina Pérez, explica que el Ayuntamiento decidió facilitar la labor a los bares, ofreciéndoles los servicios técnicos, en vez de que fueran los propios bares quienes realizasen su solicitud de número de mesa de acuerdo a la nueva normativa. Asegura la edil que no entienden el malestar que se está generando sobre una ordenanza que tuvo un año de gestación con reuniones, también con los hosteleros, que salió adelante con el apoyo de todos los partidos políticos y que no recibió ninguna alegación durante su periodo de exposición pública.

Cristina Pérez se remite a la crisis Covid cuando el Ayuntamiento concedió permisos especiales para la ocupación de suelo público, incluso a aquellos establecimientos que no les corresponde tener una terraza; una concesión que se extendió en el tiempo, mientras que el resto de ciudades restableció la situación en cuanto llegó la ‘normalidad’. “Hay que tener en cuenta que la utilización del suelo público no es sólo de la hostelería, es también de los ciudadanos de a pie que durante este tiempo se han quejado mucho”, expresó.

Una vez que los bares reciben el informe provisional sobre su capacidad de terraza, vinculada a los metros de su fachada, tiene diez días para realizar sus alegaciones y su propia propuesta. “En el momento que hay una ordenación hay que cumplirla, no obstante, a todas las áreas técnicas relacionadas con la entrada en vigor de esta ordenanza se les ha transmitido que vayan a máximos, que ante la duda de conceder 10 o 12 mesas, se conceda 12. También es verdad que, si alguna alegación se soporta, y en función de sus circunstancias y ubicación, se irá también a máximos porque estamos para ayudarles. Además, cuando se resuelvan todas las alegaciones, si se detecta que conviene hacer alguna modificación a la ordenanza se hará, porque es un documento nuevo, que a veces hay que probarlo poniéndolo en marcha. Pero, de entrada, tenemos que cumplir con la ordenanza y así se va a hacer”.

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