El Museo Gustavo de Maeztu alberga una muestra inédita con quince obras de Ibarrola

El Museo Gustavo de Maeztu alberga una muestra inédita con quince obras de Ibarrola

La exposición del pintor y escultor vizcaíno ‘Abstracciones. El fondo liberado’ se puede visitar en la pinacoteca municipal hasta el 29 de mayo

El Museo Gustavo de Maeztu abre su programación anual de 2022 con uno de nombres más relevantes de la pintura y escultura del panorama nacional en la segunda mitad del siglo XX y el siglo XXI: Agustín Ibarrola. Gracias a la colaboración de la familia y de la galería José de la Mano, llegan a Estella quince obras del artista vizcaíno, hoy de 91 años, en una muestra inédita preparada en exclusiva para la pinacoteca estellesa.

La exposición ‘Ibarrola. Abstracciones. El fondo liberado’ puede visitarse hasta el 29 de mayo y recoge una selección
de obras abstractas, con las que Ibarrola recupera una serie de temáticas que venía trabajando desde su participación en Equipo 57, en la década de los 50, y que retoma en los 70. La exposición muestra investigaciones plásticas que
le permitirán desarrollar lenguajes formales que volcará en obra posterior, en los años 80, cuando se dedica a intervenciones artísticas en la naturaleza, como el bosque de Oma, los cubos de la memoria en el puerto de Llanes o sus
obras sobre traviesas de ferrocarril.

El comisario de la muestra, el historiador del arte Gonzalo Goñi, explicó en la presentación que Ibarrola deja de lado
la temática y narrativa del mundo obrero y campesino, constante en su obra, para mostrar los elementos estructurales
con los que compone sus obras: líneas de sombras y dialécticas de oposiciones positivo-negativo, oposiciones de lleno-vacío, cóncavo-convexo, arriba-abajo. “Podemos ver ensayos, investigaciones formales y espaciales con el denominador común del uso de la abstracción geométrica”, dijo.

La colección presente en el Museo Gustavo de Maeztu se estructura en siete lienzos de gran formato, 1.90×1 metros,
que están pintados al relieve; tres cartones al óleo y una serie de dibujos de óleo y lápiz sobre el papel de geometría en negro. “Ibarrola introduce dinamismo con líneas diagonales, líneas cortadas y descentrando la figura del eje central”. La paleta cromática se limita al blanco, negros y el azul y poco tiene que ver con riqueza de colorido de su época posterior.

‘Gernika-Gernikara’

Los grandes lienzos formaron parte de un montaje museográfico que Ibarrola presentó en 1980 en la sala municipal
de exposiciones del Ayuntamiento de Barakaldo y entablaban diálogo visual con un mural sobre el Guernica de Picasso
que Ibarrola había realizado en 1977. La iniciativa formaba parte del movimiento social ‘Guernica-Gernikara’ que reivindico la repatriación de la obra desde el Moma de Nueva York al municipio de Guernica.

“Aquel mural tenía un fondo y figuras entrelazados con un motivo de rejillas o rejas, un rayado en blanco y negro,
líneas que permiten al artista organizar composiciones. Son características de la obra de Ibarrola y se asocian con el
paso del artista por la cárcel en la década 60”, añadió Goñi. Ibarrola pasó dos periodos de su vida encarcelado, en 1962 como miembro activo del Partido Comunista, y de nuevo en 1967.

El comisario destacó dos rasgos fundamentales de la obra del artista. Por un lado, la faceta de Ibarrola comprometido política, ideológica y socialmente. “Es una persona que se preocupa por la realidad social que le rodea, por representarla, y que se cuestiona el papel del artista dentro de la sociedad. La segunda característica es la situación de Ibarrola a la cabeza de la vanguardia contemporánea y que se va a preocupar por una serie de problemáticas plásticas y formales”, añadió Goñi. Todo ello se puede ver durante el recorrido de la obra del artista en la sala de exposiciones del Gustavo de Maeztu.

Un artista comprometido

Agustín Ibarrola nace en Bilbao en 1930 en el seno de una familia obrera. En sus inicios como artista representa con
gran profusión el mundo del trabajo en las fábricas y en los caseríos. En 1948 realiza su primera exposición en Bilbao. Su primer viaje al extranjero es París, donde conoce a otros artistas con los que formara el grupo Equipo 57.

Como miembro activo del Partido Comunista es detenido en 1962 y juzgado a nueve años de encarcelamiento. Dentro de la cárcel sigue pintando y dibujando. En 1965 es puesto en libertad pero detenido de nuevo en 1967 y encarcelado en Basauri (Vizcaya) hasta 1969.

Hacia 1977 realiza una de sus creaciones más ambiciosas, el mural de Guernica, en homenaje al Guernica de Picasso para impulsar la repatriación de la obra al País Vasco. Retirado en su caserío de Kortezubi (Vizcaya), comienza a experimentar con materiales variados: traviesas de ferrocarril, cartones, acero y realiza numerosas intervenciones artísticas en la naturaleza, como El bosque animado de Oma (1983-1987).

En 1993 recibe la medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes junto a los integrantes del equipo 57. Ibarrola continúa manteniendo su impulso creativo en su retiro del valle de Oma, en el caserío donde se instaló con su familia en los años 80.

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