El enfado por una obligación al cierre quedaba más que patente en la calle en ambas jornadas reivindicativas. Las personas concentradas mostraban carteles con mensajes directos como “Busco trabajo, experiencia en hostelería”, “Queremos trabajar. Hostelería viva”, “No somos los culpables”, “SOS hostelería”, entre otros.
El hostelero Ayose Vidaurre, del Bar Gavia Los Llanos, era el encargado de leer durante la primera concentración un comunicado que exponía la situación del sector. Minutos después profundizaba en el mensaje con una conclusión clara. “Se nos está tratando injustamente. Solo queremos que se nos deje trabajar dignamente porque si algún sector es exhaustivo y meticuloso en la desinfección de los locales, con las medidas de distanciamiento y en cumplir todo a rajatabla para que el virus no se expanda, somos nosotros”.
Vidaurre manifestó que el de la hostelería no es un sector solamente perjudicado, sino que en muchos casos está en juego la viabilidad y el cierre definitivo de los negocios. “Las medidas que se nos están imponiendo resultan ineficaces. Pedimos que se recapacite y que los políticos de nuestro gobierno vean claro que necesitamos un plan urgente de rescate y el mejor plan de rescate es que nos dejen trabajar. Al que no cumpla si hay que sancionarle, que se le sancione, pero el 99’9% cumplimos. La ciudadanía está a nuestro favor, creemos. La hostelería tiene que estar abierta”, añadía.
Otro hostelero de la ciudad, Jesús Astarriaga, explicaba mientras se desarrollaba la primera de las protestas que el decreto de cierre para la hostelería era una medida que casi se esperaba. “Se esperaba porque están volcando en nosotros la culpa. Cerrar los establecimientos es lo fácil, pero hay que tener en cuenta que el daño económico es mucho más grande. Nuestra inactividad afecta al comercio, a la pescadería, a la carnicería, a la frutería…”, apuntaba.
Silbatos y proclamas
El jueves 29 de octubre, se repetía la protesta. Se hizo oír más alto, con silbatos y proclamas a viva voz del tipo “Queremos trabajar”, “La hostelería no es la culpable”, “Los impuestos se pagan con trabajo” y “Seguimos los protocolos”. La hostelera Leire Azcona, de The Corner, fue la encargada en esta ocasión de leer un comunicado emotivo en el que explicaba que la hostelería no es solo un medio de trabajo sino “un modo de vida, una casa, un hogar, una familia”. Terminaba con palabras del cantautor Joaquín Sabina, “que no nos duerman con cuentos de hadas, que no nos cierren el bar de la esquina”.
Jorge Ruiz, del Bar Restaurante Florida, explicó que las concentraciones en principio no se repetirán si no se prolonga la medida de cierre. “Si perdura, seguiros reivindicando nuestros derechos, porque creemos que no somos los culpables. Sólo el 3’7% de los contagios ha sido en los locales”, expresó. En su opinión, el toque de queda decretado puede ser una ayuda para que se tome la decisión de reabrir bares, restaurantes y cafeterías.
Jornada sin peluquerías
Profesionales de los 36 establecimientos de peluquería y estética de Estella y otros de la Merindad secundaron el martes 20 de octubre el paro que a nivel nacional convocó la plataforma ‘Creer en nosotros-Por la bajada del IVA’. El seguimiento en la ciudad del Ega fue del cien por cien. Durante la jornada todos los salones permanecieron cerrados para reivindicar la recuperación del IVA reducido al 10%.
La peluquería, considerada un servicio esencial durante el confinamiento, ha retomado la actividad con restricciones en el aforo y lastrada por las limitaciones de las celebraciones y otros eventos sociales.
La fecha elegida para el cierre y para la concentración, primero en la plaza de los Fueros y después en la calle Baja Navarra, era simbólica por ser cuando se paga el próximo IVA trimestral. Fue en 2012 cuando los salones de peluquería y estética pasaron a pagar del 8% al 21% del IVA con las consiguientes consecuencias negativas para un sector mayoritariamente femenino.