Al encuentro del blanco y rojo

Al encuentro del blanco y rojo

El fin de semana, que hace unos meses se aguardaba festivo, dejó una sensación agridulce en la capital de la merindad

Pasó el viernes anterior al primer domingo de agosto y lo hizo de un modo que nunca, hasta ahora, se había vivido. Desde las doce del mediodía, el sentir general navegaba entre la incertidumbre y la nostalgia, acrecentada por el sonido de dos cohetes improvisados que erizaron la piel a más de dos, tres y cuatro.

A la misma hora, el alcalde Koldo Leoz Garciandia recibía a los medios a las puertas del ayuntamiento, donde acudieron una veintena de personas que quisieron evocar un Viernes de Gigantes que se sospechaba muy diferente. Leoz aludió a la responsabilidad social otorgando la confianza necesaria a la ciudadanía estellesa: “Lo hemos hecho bien y si lo seguimos haciendo, no tiene por qué haber ningún problema de cara a estos días”.

El parque de
los Llanos fue escenario clave para disfrutar de un Viernes de Gigantes inusual

Algunas cuadrillas jóvenes no pudieron resistirse y fueron responsables de recordar que ésta no era una semana como otra cualquiera. En el centro, el blanco y rojo se dejó ver en algunas terrazas a la hora de comer. Por la tarde, debido al calor, el parque de Los Llanos y su chiringuito se vislumbraban como el emplazamiento ideal para que la juventud convirtiera este viernes de verano en una jornada, cuanto menos, especial.
El sábado transcurrió con absoluta normalidad y el posible temor a un aumento del número de gente por la noche se disipó completamente. Como muestra de ello, el informe recogido por Policía Municipal el domingo registraba: ocho denuncias por no llevar mascarilla, tres por falta de respeto a la autoridad, otras tres por incumplimiento referido a espacios públicos y una por desobediencia y resistencia.
La Procesión del domingo, uno de los actos más concurridos de las fiestas, fue invocada por un animado grupo de estellicas, que acudieron a los pies de la escalinata de la iglesia de San Pedro de la Rúa, capitaneados por la cantante Ana Ganuza. La jota inundó el barrio de San Pedro y provocó el estremecimiento de los asistentes.
El lunes, la semana arrancó como una más de este verano que, quizás se advierta un poco más largo de lo normal por la falta de celebración oficial. Unas ‘no fiestas’ que, indudablemente, han sabido a poco. Pero no hay que olvidar que las próximas ya no están tan lejos.

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