La secretaria del colectivo, Eva González Novellón, explica que la respuesta de la gente fue muy buena durante los dos días de la feria. “Ha estado bien, en general los artesanos nos fuimos muy contentos, sobre todo por la afluencia de gente, sin aglomeraciones. Para nosotros la experiencia fue muy positiva”, apuntó.
En su opinión, el cierre perimetral de Navarra permitió que llegara hasta la plaza de los Fueros de Estella un público de casa que, en otras ocasiones, hubiera salido fuera. En contrapartida, faltó el visitante de otras provincias limítrofes. “Los navarros se han quedado en casa y han decidido invertir su dinero en otras cosas, en productos que son de aquí”, expresó.
Dedicada a la bisutería fina, con taller en la localidad de Oteiza, Eva González valora muy positivamente el cara a cara entre el artesano y el cliente, algo que sólo se produce en las ferias y que nunca va a suplir la presencia online. “La feria es el mejor escaparate porque vendes y porque enseñas tu trabajo”, asegura.
Tras un año muy difícil, la decisión de los artesanos de salir a la calle ha sido una manera de vivir sus propia desescalada. “Pero nos preocupa el futuro, porque los eventos y la mayoría de las ferias se han suspendido. Durante este tiempo de menos presencia y de quedarnos en casa nos hemos dedicado a producir y a buscar nuestro enfoque en la venta online, pero no es lo mismo. Si antes este oficio era difícil, ahora es mucho más complicado mantenerlo”, asegura.
La plaza de los Fueros de Estella tuvo este año una estructura diferente a los anteriores, cuando los puestos miraban hacia el exterior de la plaza dejando libre el centro. En este caso, los puestos se han orientado hacia dentro debido al menor número de participantes. Los diferentes stands mostraron el trabajo de la madera, la cestería, la cerámica, la forja o el vidrio con productos originales, únicos y con el valor añadido de haber sido realizados de for