“Llevaba dos o tres años pensando en ir de voluntario a algún sitio y este verano me animé. Pensé en qué podía aportar y, como me gusta el fútbol, busqué en Internet información. Encontré una web, ‘Projects Abroad’, y vi que tenía iniciativas relacionadas con este deporte en lugares como Bolivia, Perú, Senegal o Taiwan. El idioma, el castellano, me ayudó a decirme”, explica Esparza, entrenador de fútbol titulado y ayudante del entrenador del C.D. Idoya (Oteiza).
Sin dudarlo, gestionó los requisitos con la empresa que organizaba el voluntariado, compró los billetes de avión y llegó a Calca. Allí le esperaba Genaro Williams, un italiano que recaló en Perú diez años antes y creó su ONG, la Escuela de Fútbol Pitusiray.
Durante las siguientes tres semanas colaboró en la organización de los entrenamientos y tuvo también la ocasión de conocer un poco el país. La posibilidad de alojarse con una familia que le acogió en su casa le permitió ver cómo vive la gente allí. “La madre era maestra y un día estuve con ella ayudándole en la guardería en la que trabaja”, explica Esparza. Sin embargo, cuando llegó no sabía muy bien cuál iba a ser su cometido. “Llegué sin saber qué me iba a encontrar. Me encargué de los entrenamientos de dos horas al día de un grupo de 50 chicos de entre 12 y 16 años”, cuenta.
También entrenaba a otro grupo de niños por la tarde, que más tarde entrarían en la escuela, e incluso le tocó desplazarse a Cuzco a un internado para chavales sin medios económicos, donde recibían clases y jugaban al fútbol. “La verdad es que los chavales son muy hábiles con el balón y rápidos, aunque practican un fútbol de la calle, sin tanta técnica como se trabaja aquí en los clubes”, añade Josu Esparza.
En aquellos días de estancia en el país se disputaba la Copa América en Chile y, por primera vez en veinte años, jugaba Perú. “Los días que había partido, las ciudades se paraban, en la calle no había nadie”, añade el estellés.
Esparza anima a la gente a vivir una experiencia de voluntariado, sobre todo, cuando las obligaciones lo permiten. “Yo no sabía muy bien cómo hacerlo, pero he visto que hay muchas formas, empezando por lo que tienes cerca. Tampoco es que haga falta viajar. En mi caso, la experiencia de conocer otra cultura y otra forma de vida me ha permitido saber que se puede vivir con menos”, cuenta.
Esparza no descarta volver a implicarse más adelante en otra causa. Tampoco le importaría hacerlo durante más tiempo. De momento, guarda recientes las experiencias, humanas, culturales y deportivas, de una parte de su verano en Perú.
Título
Turismo de fin de semana
El estellés Josu Esparza tuvo la oportunidad de combinar el voluntariado con el turismo, ya que los fines de semana los tenía libres para él. Entre las salidas que realizó, la más impresionante fue las ruinas de Machu Picchu.