Tras la lluvia, llegó el sol a las Fiestas de Arróniz

Tras la lluvia, llegó el sol a las Fiestas de Arróniz

El municipio afronta su segundo fin de semana festivo tras un inicio difícil como consecuencia de las fuertes lluvias

El municipio afronta su segundo fin de semana festivo tras un inicio difícil como consecuencia de las fuertes lluvias. A las tareas habituales del día a día se sumaban trabajos extra de limpieza en el pueblo como consecuencia de las fuertes trombas de agua. Las tormentas dejaron 140 litros el sábado 2 de septiembre, día del cohete, y otros 40 litros en la tarde del lunes, y provocaron destrozos, como, por ejemplo, en el toldo del escenario para las orquestas.

El sábado, primer día, el panorama era desolador en Arróniz. No hacía falta mirar para arriba porque el agua ya había hecho acto de presencia durante toda la mañana. El cohete se tiró –la concejala Laura Echeverría Azcona tuvo el honor-, pero buena parte del programa de la jornada inaugural sufrió modificaciones.

Se suspendió el vermú y la música se trasladó a la sobremesa de la primera comida popular, que se tuvo que mover al frontón cubierto. La música de orquesta de la tarde y de la noche encontró bajo techo una nueva ubicación, mientras que el primer espectáculo de vacas en la plaza del pueblo no pudo llevarse a cabo.

El domingo día 3 llegó con cierta tregua y los vecinos de Arróniz pudieron disfrutar de casi toda la programación festiva, aunque sólo se realizó un pase musical de orquesta. El cielo no perdonó el lunes 4, tercer día de blanco y rojo, y la borrasca volvió a embarrar y ensuciar la localidad y los caminos agrícolas y a enfriar el ambiente festivo en la villa. Sin toldo para la orquesta, explica el alcalde, Ángel Moleón, tampoco hubo música por la tarde.

En este tercer día festivo, Arróniz celebraba el Día del Niño y a las doce del mediodía estaba todo listo para que la alcaldesa infantil, Henar Montoya, acompañada del resto de la Corporación txiki, prendiera la mecha del cohete que daría paso a la ofrenda floral a la Virgen de Mendia. Por la tarde, no faltaron los disfraces en el frontón ni los hinchables que hicieron disfrutar a los niños.

El martes, el miércoles y el jueves fueron días en los que brilló el sol. Los vecinos pudieron resarcirse y recuperar tiempo perdido en los diferentes actos dedicados a los mayores del pueblo, a las mujeres, y a las cuadrillas, respectivamente. El jueves se desarrolló con normalidad y buen ambiente la esperada pochada popular, a la espera del segundo fin de semana festivo en una localidad que este año destinó 100.000 euros de presupuesto a la organización de sus ocho jornadas de blanco y rojo.

El primer edil, Ángel Moleón, miraba hacia delante, con un segundo fin de semana festivo por vivir, el de los días 8 y 9. “Puesto que las fiestas empezaron mal, esperamos poder disfrutar de lo que queda. Aunque no dejamos de mirar al cielo de cara a este segundo fin de semana, confiamos en que el tiempo nos vaya a respetar. Deseamos que la gente esté con ganas y que todo se desarrolle bien con la máxima diversión, que la fiesta sea en la calle y que todo el mundo que quiera pueda venir a Arróniz”, declaraba.

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