
““Las residencias son hoteles de cinco estrellas. Se trata de ofrecer la mejor calidad en los últimos años de la vida”. “
¿Qué significa para la residencia cumplir 100 años?
Significa que hemos dado continuidad al proyecto de Jerónima Uriarte y a su voluntad, que San Jerónimo sigue ofreciendo servicio y que estamos haciendo las cosas bien.
¿Ha cambiado la realidad de las residencias en los últimos años?
Las residencias hemos ido adaptándonos a las nuevas normativas. Nos hemos modernizado en aspectos como las barreras arquitectónicas y las sujeciones; la fisioterapia es también una gran mejora. Esta residencia, en concreto, ha evolucionado mucho durante sus cien años. Antes residían las personas desfavorecidas de Estella y merindad, no pagaban y el ayuntamiento se hacía cargo de los medicamentos. La residencia se auto-gestionaba con la venta de animales y el regadío.
¿Y el perfil del usuario?
Las personas vivimos más, por lo que nuestros residentes tienen mayor edad que hace unas décadas. La edad media es de 86 años. Llegan aquí con diferentes edades, las mujeres, porque viven más y son más independientes, tienen una media de edad de entrada entre los 85 y 90 años; los hombres vienen antes. Incluso tenemos un residente de 67 años.
¿Cómo se perciben hoy en día a las residencias?
Hoy una residencia se entiende de diferente manera que un asilo. Sugiere una mayor profesionalidad mientras que un asilo se asocia más a una obra de caridad. Hay opiniones distintas sobre las residencias. Unos valoran la calidad de los cuidados y la atención que ofrece mientras que otros lo entienden con un “aparta-abuelos”.
¿El mal trato en algunas residencias, que han sido noticia, empaña el buen hacer del resto?
Cada vez se exige más a las residencias y la buena atención a las personas mayores está garantizada. Las residencias son hoteles de cinco estrellas con todos los cuidados. Se trata de ofrecerles la mejor calidad de vida en los últimos años porque es una etapa para olvidar las obligaciones y disfrutar.
¿Hay mucha demanda, ha crecido en los últimos años?
Ahora mismo tenemos 160 personas en lista de espera. En Estella San Jerónimo es toda una institución, todos quieren venir aquí por lo que significa en la ciudad. Recomendamos apuntarse a cinco o seis años vista para conseguir una plaza. San Jerónimo tiene 55 plazas y 14 de ellas son concertadas. El 90% de los residentes son de Estella y el resto de diferentes pueblos de la merindad.
¿Serían necesarias más plazas en Estella?
No lo sé. Lo que está claro es que si nosotros pudiéramos ofrecer más plazas, las llenaríamos. Aquí los servicios son muy familiares, la comida no es de catering, tenemos lavandería y nos conocemos todos muy bien. Además, viene mucha gente de visita, también colectivos culturales y colegios. La ubicación es muy buena y San Jerónimo está muy integrada en la vida de Estella.
¿Qué necesidades tiene la residencia?
Principalmente dos. Un salón de actos y que todas las habitaciones, que sí tienen baño, tuvieran también ducha. Pero no es posible hacer obra. Además, como desde 2004 se empezaba a hablar de que Santo Domingo bajara aquí, nunca se han planteado en serio las reformas.
¿En qué momento se encuentra el proyecto de traslado de Santo Domingo?
Hay voluntad y es un tema del que se ha hablado mucho, pero sólo ha habido una reunión. El proyecto está incluido en el nuevo Plan de Inversiones del Gobierno de Navarra, pendiente de aprobar. Lo que está claro es que el Patronato de San Jerónimo nunca va a desaparecer, que San Jerónimo es un organismo autónomo que no depende de la Iglesia y que el Patronato no tiene ninguna intención de ceder los terrenos.
¿Cómo es tu trabajo rodeado de abuelos?
Siempre están dándome consejos, sobre todo me previenen de cosas, como el coche. Son como libros abiertos, tienen experiencia sobre todo. Han vivido muchas cosas.
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El día a día
El día comienza en San Jerónimo oficialmente con una misa a las nueve de la mañana. Previamente, los residentes se han ido levantando con flexibilidad. A las nueve y media desayunan y a las diez arranca la actividad en el centro. De lunes a viernes se hacen diferentes talleres de manualidades y de gerontología. Los usuarios también pueden estar tranquilos o dar un paseo. A las once comienzan los tratamientos individuales de fisioterapia, pero pueden seguir con sus actividades lúdicas. A las doce comen los dependientes, una hora después los no dependientes, después muchos se echan la siesta y continúan los talleres. A las cinco toca merienda, seguida del rosario, cena a las siete los dependientes y a las ocho y media los no dependientes. A la cama se retiran también con flexibilidad.