Tras el reto, te retiras.
Con la edad que tengo, mis hijos y las lesiones, le das vueltas a la cabeza y te inclinas por una vida saludable y una práctica deportiva menos exigente. Igual algún día corro alguna carrera suelta, pero nada más. Alguna vez hay que decir hasta aquí. Para mí haber participado en el Mundial ya es un premio porque es muy difícil clasificarse.
¿Cómo afrontas una nueva etapa sin competición?
El día de la carrera, cuando me despedí de mi mujer y de mis hijos para ir a la salida me emocioné. Llevas una historia a tus espaldas, son muchos sentimientos encontrados, cosas que te vienen a la cabeza. El último kilómetro antes de llegar a meta también me vino todo porque estaba donde estaba, corriendo con gente de todo el mundo en una experiencia única.
¿Cuál ha sido el camino para participar en este Campeonato del Mundo?
Se organizan varios medio ironmans por España y por el mundo. Y hace dos años quería hacer uno que fuera diferente a los que se hacen en la zona norte. Vi el de Andorra y decidí participar. La bici era muy exigente, todo montaña, pero por mi fisiología subo y bajo mejor que llaneo. Mi sorpresa llegó la semana siguiente cuando me mandan un correo de Ironman que decía que estaba clasificado para el Mundial. Por el Covid dejaron posponer la participación al Mundial de 2023, que era en agosto en Finlandia, y decidimos ir allí de vacaciones.
Es la competición más importante en la que has participado, ¿cómo ha sido la experiencia?
No estuve cerca de mi mejor marca, pero bajé de cinco horas. El agua del lago estaba a 19 grados y nadé a gusto. Llegó la parte de la bici y, aunque no anunciaban lluvia, al poco empezó a llover y la temperatura bajó hasta los 10 grados. Decidí seguir comiendo para no entrar en hipotermia. La carretera se puso peligrosa, bajé el ritmo y me vino bien para recuperar y poder correr mejor después. En la parte de carrera a pie tenía miedo por la lesión ya que había estado cuatro meses sin correr, así que salí sin forzar, con idea de disfrutar. Lo más bonito de la carrera es el ambiente internacional y de compañerismo, y todo eso te da fuerzas para acabar. Entré andando en meta disfrutando de la recta.
¿Buscabas un resultado?
Antes del inicio del año sí buscaba una meta, no un puesto, sino mi máximo rendimiento a mi edad. Pero al estar mermado con lesiones, tuve que cambiar el chip y centrarme en disfrutar. Quedé dentro de la primera mitad, y eso ya está bien.
¿Tienes algún reto pendiente?
Este año tenía pensado correr en noviembre la maratón de San Sebastián o la de Valencia, pero la lesión de menisco no me va a dejar, y ya veo difícil que me ponga otra vez a entrenar una vez que me recupere. Quería haber aprovechado este fondo y me da pena que, siendo atleta, no haya corrido una maratón suelta.
Ante una despedida, ¿de quién y de qué te acuerdas?
De mi hermano, que me introdujo en este deporte, y de mis padres, que nos han apoyado desde que el duatlón y el triatlón eran minoritarios, cuando mi hermano y yo corríamos y andábamos en bici y parecíamos unos marcianos. También me acuerdo de los diferentes clubes en los que he estado en Navarra y en Galicia, y en los últimos años de mi mujer, que me ha tenido que aguantar en lo bueno y en lo malo.
Me quedo con todos los viajes que he hecho por diferentes lugares del mundo en España, Europa e incluso fuera y de la gente que he conocido a lo largo de todo este tiempo. También quiero agradecer al equipo en el que estoy, el Tri Ur Gazia, y a María del Mar Goyache, que me ha ayudado en estos meses con la alimentación deportiva.
¿Cómo ha cambiado este deporte en 30 años?
Ha cambiado mucho. Ahora corre mucha gente. El punto de inflexión puede que fuera el año 2000, cuando el triatlón fue olímpico por primera vez, en Sidney, y cuando el español Iván Raña logró el quinto puesto; casualmente con él entrené en Galicia.
El triatlón se ha profesionalizado mucho, muchos deportistas han podido vivir de ello, pero, por otro lado, vas a carreras por aquí y lo que antes era cercano y de andar por casa ahora se ha profesionalizado mucho. Me da la sensación de que las nuevas generaciones no socializan apenas y quieren acceder desde el principio a los mejores materiales. Ahí veo un cambio porque yo comencé a competir con 18 años, con una bici de quinta mano, y ahora todo llega antes, desde los 8 años ya hay competiciones.
Cómo profesor de Educación Física en la ESO y Bachillerato, ¿cuál es la relación de los chavales hoy en día con el deporte?
Llevo 18 años en la enseñanza y hace 18 años casi todo el mundo hacía ejercicio. En los últimos años veo que existen dos polos opuestos: quienes hacen deporte y lo hacen de manera muy profesional y quienes directamente no hacen nada. No hay término medio y crece el sedentarismo. De hecho, el 35% de los chicos y chicas entre los 12 y los 16 años en España tiene sobrepeso. Para frenar el sedentarismo, ya hay países que han decidido meter una tercera y cuarta hora de Educación Física a la semana en las escuelas porque el tiempo libre los chavales lo dedican a las pantallas. Cuando yo era pequeño recuerdo que íbamos a todos los sitios en bicicleta y estábamos todo el día en movimiento, hiciéramos o no deporte.
¿Qué consejo das a las familias para inculcar a sus hijos un estilo de vida saludable a través del deporte?
Las familias han de dar ejemplo en casa, no digo que el padre y la madre tengan que competir, pero sí llevar una vida saludable y hacer ejercicio. También recomiendo que se lleven a sus hijos en alguna ocasión para que les vean y entiendan la actividad física como algo natural desde edades tempranas.
En cuanto a la práctica de deporte, en Tierra Estella hay muchas opciones y las familias tiene que facilitar la actividad que les guste a sus hijos. Los chavales han de probar y decidirse por lo que les guste, porque si no acaban abandonando el deporte.
Datos
Tres campeonatos del mundo. Peio López participaba en 2001 y en 2011 en los Campeonatos del Mundo de Duatlón celebrados en Italia y en Gijón, respectivamente. En Gijón lograba un quinto puesto en su categoría 35-39 años. Este 2023 corría su tercer mundial, el primero de triatlón.
Campeonato del Mundo Ironman 70.3. La numeración 70.3 hace referencia a la distancia recorrida en millas de este medio ironman que se traduce en: 1.900 metros a nado, 90 kilómetros en bici y 21 kilómetros de carrera a pie.
La marca. El estellés terminaba la prueba en Lathi en la segunda mitad de la tabla, con un tiempo de 4:59:47.
Overbooking de bicicletas
La anécdota del viaje a Finlandia sucedía el último día en el aeropuerto de Helsinki. Peio López y su familia coincidían con otro atleta de Seattle que, de vuelta a casa, como la familia de Estella, hacía escala en Münich. Debido al campeonato del mundo, el vuelo presentaba overbooking de bicicletas y López, junto a su compañero americano, tuvo que quedarse en tierra –sus respectivas familias cogían el vuelo- y esperar a otro avión al día siguiente, que también salió con retraso e hizo a López perder la conexión Münich-Bilbao. Al día siguiente, le esperaba la jornada de inicio de curso en Pamplona. Consiguió llegar, sin apenas haber dormido. Pero es un ‘ironman’.