
Sáez-Benito no cuenta las horas dedicadas a la Paleontología y puesta en valor de los restos de dinosaurios y otros animales prehistóricos hallados sobre el terreno. Enormes son las satisfacciones tras el hallazgo en 2005 de una nueva especie, el ‘Riojavenatrix Lacustris’, y aún mayor la de un espinosaurio en 2022, bautizado como ‘Villar’, que está dando ya la vuelta al mundo.
Este ejemplar de espinosáurido, que podría ser también una nueva especie y que habitó La Rioja hace más de 120 millones de años, protagoniza el documental ‘Bestias del pasado’, grabado en julio de 2022 y recientemente estrenado en España por DMAX. Este dinosaurio que todavía está en fase de restauración va camino de convertirse en es espinosáurido más completo del mundo.
¿Cómo nace tu interés por la Paleontología?
Mi interés viene inducido por un profesor. Ángel Gracia fue la persona que me destapó la pasión por la ciencia y por la investigación y, gracias a él, en Igea los conocimientos sobre Geología y de Paleontología están por encima de lo normal. En el colegio salíamos al campo, visitábamos yacimientos, hacíamos colecciones escolares y, de hecho, el origen del Museo de Igea está en aquellas colecciones escolares que hacíamos dentro de la asignatura de Ciencias Naturales. Mi primera excavación la hice con 13 años, cuando desenterramos un tronco fosilizado de doce metros de largo.
En la zona lo más atractivo son los dinosaurios, pero estos animales no vivían solos, estaban rodeados de una flora y una biota que llena los montes. La zona de Igea era hace 120 millones de años en el periodo cretácico un lago gigantesco en tiempos de agua dulce y en tiempos salobre sobre todo por su cercanía al mar; era un lago que ocupaba 500 km2 y en el que había distintos tipos de animales entre los que podemos encontrar tiburones de agua dulce (hasta cinco especies distintas), cocodrilos, tortugas y distintas especies de peces.
“El documental ‘Bestias del pasado’ es fruto del trabajo y de la constancia. Ha sido la productora de Londres la que nos ha llamado conocedora de todo lo que estábamos haciendo”
Las excavaciones y las investigaciones en Igea las desarrolla el equipo ‘Garras’, del cual eres miembro fundador. ¿Qué es exactamente este grupo?
‘Garras’ es un equipo de trabajo multidisciplinar integrado por gente aficionada y por doctores en Paleontología, geólogos y biólogos, entre otros. Somos 30 personas. El grupo se creó en 2018, aunque ya existían antecedentes, y se encarga entre otras cosas de realizar prospecciones y excavaciones donde se recupera material fósil que una vez restaurado sirve para realizar investigaciones y cuyos resultados ayudan a completar el rompecabezas del ecosistema de aquella época.
Para este año ya hay planteadas seis investigaciones que entre otros temas tratarán sobre dinosaurios, pterosaurios (reptiles voladores), cocodrilos o icnitas (huellas de dinosaurios) que llevarán consigo publicaciones cuyos resultados el equipo se ocupará de poner en valor.
¿Cómo os financiáis?
Nos dirigimos a los políticos. Proponemos y buscamos financiación con presupuestos concretos. Antes no nos conocía nadie y tocaba explicar todo desde el principio. En los últimos años nos hemos convertido en una referencia a nivel nacional que nos facilita bastante esta tarea. Nos sentimos apoyados, pero se debería apostar más por la investigación como una manera de poner en valor la riqueza de un territorio, promover y luchar contra el desierto demográfico.
¿Cómo se vive un hallazgo como el del espinosaurio que centra el documental de DMax y al que habéis llamado ‘Villar’?
‘Villar’ Es un espinosaurio con posibilidades de ser un nuevo género y especie. Vemos características anatómicas que todavía no sabemos si son diferencias porque estamos ante una especie nueva o si son diferencias intraespecíficas (dentro de la misma especie). El hallazgo fue espectacular. Nos encontrábamos con el equipo en el monte, en las proximidades de otro yacimiento que habíamos excavado en 2005. Contábamos con una excavadora que nos permitía bajar varios metros hasta alcanzar el nivel fosilífero antes de comenzar el trabajo manual. Sin embargo, en esa área no encontramos nada.
Yo había localizado dos fósiles de peces en la ladera que había que llevar al laboratorio y, a la que voy a por una caja de cartón, andando, de repente, en mitad del camino, veo un hueso. Y lo identifiqué al momento, era un trozo de una falange de un pie de un dinosaurio. No tenía nada que ver con lo que estábamos haciendo en el entorno de aquel otro dinosaurio de 2005. Pertenecía a un nuevo dinosaurio. Así que podía haber algo más.
Bajamos la ladera y en abanico empezamos a peinar el terreno a pie en busca de más restos, y empezamos a ver un montón de piezas. Hicimos una pequeña cata, allí había más huesos, y como teníamos la excavadora ampliamos el yacimiento y comenzamos a trabajar.
El ambiente, los gritos, los abrazos porque sabes que has encontrado algo increíble son únicos. Y la verdad es que el hallazgo ha superado incluso las expectativas de un principio. Todo lo que estamos descubriendo de este espinosaurio está siendo increíble.
¿Cuál es la novedad, exactamente?
Primeramente, estamos ante un dinosaurio carnívoro muy completo y, en segundo lugar, parece que sufrió algún tipo de enfermedad que afectó a sus huesos a tenor de algunas deformidades y fracturas que aparecen en su esqueleto. Pero para llegar a conclusiones definitivas tendremos que esperar a los resultados de las investigaciones que ya están en curso. Seguramente este dinosaurio tuvo una vida bastante penosa.
¿Cómo era este espinosaurio y que otras características especiales presenta?
El nuevo dinosaurio pertenece al grupo de los espinosáuridos y dentro de los dinosaurios carnívoros es un dinosaurio bizarro, porque su anatomía es rara. Midió más de 7 metros de largo con la cabeza a 2,5 metros del suelo y un peso estimado que rondaría los 1.200 kilos. Sus principales características son el cráneo bajo, alargado y estrecho, con dientes pensados para sujetar cosas resbaladizas, no para cortar carne. Tanto el cráneo como sus dientes son muy parecidos a los de un cocodrilo actual. Normalmente, los dinosaurios tienen un cráneo corto, alto y con dientes aserrados y aplanados como cuchillos de sierra y un cuello muy potente porque lo hacían todo con la cabeza, con las fauces. Metían un bocado y arrancaban. Nuestro espinosaurio, sin embargo, presenta unos dientes cónicos porque eran animales especializados en una dieta piscívora. En cuanto a sus brazos, son muy largos y acabados en tres garras enormes que las utilizaban, interpretamos, para sujetar el pez y despedazarlo antes de comérselo.
Como digo, es un dinosaurio muy raro dentro de los carnívoros y va a ser espectacular por la cantidad de información que vamos a sacar de él. Por ejemplo, tenemos el brazo para este grupo de dinosaurios más completo del planeta que nos va a permitir hacer un estudio biomecánico y estudiar las articulaciones y qué movimientos hacía –algo que nunca antes se ha hecho- porque tenemos el hombro, el codo, la muñeca y los dedos. Nuestras investigaciones van a tener repercusión a nivel mundial.
Este hallazgo fortuito que describes, además de fruto del azar ¿es también el resultado de mucho trabajo?
Es verdad que primero necesitas suerte, necesitas pasar por un lugar concreto. Donde apareció el espinosaurio yo había estado ya muchas veces, pero ese día justo pasé por encima de ese hueso y lo vi. También tienes que tener la vista entrenada para ser capaz de reconocer. Y está claro que la Paleontología es apasionante y muy atrayente y lleva mucho tiempo. En mi caso, mi trabajo dentro del grupo Garras es la prospección, la excavación y la investigación, pero también están las cuestiones de administración, de gestión y de promoción. O tienes pasión por esto o mejor, dedícate a otra cosa.
El atractivo de estos animales es universal. Tienen un componente ancestral, mitológico. Muchos son descomunales, bestiales, y el hecho de no haber convivido con ellos directamente ha creado un mito”
¿Igea es una auténtica mina?
Desde 2018 llevamos excavados seis dinosaurios, una barbaridad, incluido ‘Villar’. Este verano tenemos organizada otra excavación para sacar un dinosaurio ornitópodo (herbívoro de dos patas) de grandes dimensiones, calculamos que puede medir doce o trece metros de largo.
Con motivo de los restos fósiles de cinco espinosaurios, podemos decir que hemos convertido el Museo en uno de los epicentros mundiales en el estudio de estos animales, algo que no está mal para un pueblo pequeño perdido en la sierra de La Rioja.
¿A qué puede acceder ahora mismo el visitante durante su visita al Centro de Interpretación?
Ahora mismo muchos huesos no se pueden ver ya sea porque están en fase de restauración o de investigación. Sí están expuestos otros restos como huellas, restos de peces, tortugas y restos de dos dinosaurios.
¿Qué supone la producción y difusión del documental ‘Bestias del pasado’ para el proyecto y para ti personalmente?
El documental lo emitió Mediaset por primera vez en Italia en la primera semana de diciembre. Acaba de llegar a España con DMAX y lo han emitido como primera entrega de una serie de documentales de diferente temática. Ahora se va a emitir en Reino Unido, Estados Unidos, Australia y Europa tanto a través de National Geographic como plataformas de Apple TV, por lo que se va a ver en todo el mundo.
Quiero pensar que este documental es fruto del trabajo y de la constancia porque ha sido la productora de Londres la que nos ha llamado conocedora de todo lo que estábamos haciendo. Cuando vinieron a grabar se quedaron alucinados. Detrás de todo esto hay muchos años de dedicación, son miles de horas las que invertimos y está bien que se valoren, que se reconozcan y que se promocionen los resultados.
¿Por qué los dinosaurios son tan atractivos para el público en general, desde niños hasta mayores?
El atractivo que tienen estos animales es universal. Tienen un componente ancestral, mitológico. Muchos son animales descomunales, bestiales, y el hecho de no haber convivido con ellos directamente ha creado un mito, aunque ahora los conocemos más. A través de los huesos y la aplicación de nuevas tecnologías podemos recrearlos y reconstruirlos para llegar a conocer incluso hábitos de vida. Pero hay algo, digamos mágico, que permite completar con imaginación muchas cosas que a veces la investigación no puede dar.
La ausencia de dinosaurios en Tierra Estella se debe principalmente a que las condiciones geológicas y ambientales durante el Mesozoico no favorecieron la presencia de restos de estos animales terrestres”
Si en La Rioja hubo dinosaurios, ¿pudo haberlos también en Tierra Estella?
La ausencia de dinosaurios en Tierra Estella se debe principalmente a que las condiciones geológicas y ambientales durante el Mesozoico, periodo en el que vivieron los dinosaurios, no favorecieron la presencia ni la preservación de restos de estos animales terrestres. En aquella época, Tierra Estella estaba cubierta por ambientes marinos o costeros y los dinosaurios eran animales terrestres, por lo que es menos probable encontrar sus restos en depósitos formados en ese tipo de entornos. Sin embargo, esta zona es rica en otros fósiles, especialmente de origen marino, que son igualmente valiosos para comprender su historia geológica y biológica.
En realidad, en España los restos de dinosaurios no están distribuidos de manera uniforme y se concentran en áreas específicas donde las condiciones geológicas han permitido la preservación de estos fósiles. Los lugares más destacados incluyen Asturias, Burgos, Soria, La Rioja, Aragón, Castellón, Guadalajara, Cuenca y en los pirineos en la zona de Lérida.
Si pudieras hacerle una pregunta al dinosaurio ‘Villar’, ¿cuál sería?, ¿qué necesitas saber?
Nosotros vamos sabiendo cosas poco a poco, conforme avanza la ciencia avanzan las investigaciones. Yo quisiera saber sobre su comportamiento, cómo era su vida, cómo se alimentaban, cómo se reproducía, cosas que ahora a lo máximo que podemos aspirar es a interpretar. ¿Muchas cosas de las que asumimos son así?, ¿si volvemos 120 millones de años atrás nos llevaríamos una sorpresa?
Seis dinosaurios encontrados en los últimos años
En los últimos años el trabajo del equipo ‘Garras’ en Igea ha dado como resultado el hallazgo de seis dinosaurios.
‘Garras’. Restos recuperados en la excavación de 2005 y 2018. Se trata de un dinosaurio terópodo espinosáurido de tamaño medio (6 metros de largo y 2,3 de alto) bastante completo cuya publicación se realizará este mismo año.
‘Goliat’. Excavado en 2019, se trata de los restos de un dinosaurio saurópodo (herbívoro de cuatro patas) de grandes dimensiones (17 metros de largo por 3,5 metros de alto).
‘Atenea’. Restos recuperados en 2020. En este caso, lo que desenterramos son los restos de un dinosaurio ornitópodo (herbívoro de dos patas) de tamaño medio (7 metros de largo y 2,5 metros de alto).
‘Atila’. Restos recuperados en 2020 en la misma excavación que Atenea. Se trata de un dinosaurio terópodo (carnívoro) de grandes dimensiones (9 metros de largo y 2,8 metros de altura).
‘Hipsi’. Restos recuperados en 2021. Se trata de un dinosaurio ornitópodo (herbívoro de dos patas) de pequeñas dimensiones (1,5 metros de largo y 80 cm de alto).
‘Villar’. Restos recuperados en las excavaciones de 2022-2023 y 2024. Dinosaurio terópodo de tamaño medio (7 metros de largo por 2,5 de alto) muy completo.