PRIMER PLANO – Laura y María – Miembros del grupo de Alcohólicos Anónimos de Estella.

PRIMER PLANO – Laura y María – Miembros del grupo de Alcohólicos Anónimos de Estella.

Las reuniones del colectivo se celebran dos veces por semana en un local de la ciudad del Ega

Laura y María (nombres ficticios) son de Estella y tienen 54 y 35 años, respectivamente. Son alcohólicas, porque “la enfermedad del alcohol llega para quedarse”, aunque suman 4 años Laura y seis meses María sin beber. Ambas forman parte del grupo de Alcohólicos Anónimos de la ciudad del Ega, al que acuden dos veces por semana para recordarse a sí mismas la importancia de mantenerse sobrias. Sobrias y felices, porque Laura asegura haber recuperado su vida y María la autoestima que le permite hacer cosas por sí misma.

Con motivo de la reciente celebración del aniversario anual de Alcohólicos Anónimos, cuentan su historia. Lo hacen desde el anonimato porque su relato es común al de muchas otras personas marcadas por el problema del alcoholismo, que les ha llevado “a perderlo todo”. Su mensaje es de esperanza y, como un gesto generoso, lo dirigen a quien se sienta identificado, para que sepan que Alcohólicos Anónimos puede ayudarles a volver a vivir.

¿Cómo se desarrolla una reunión de Alcohólicos Anónimos?

Laura. Hay que decir que lo único que nos une a las personas que nos reunimos es el alcohol. Luego hacemos amistades, pero de no ser por el problema del alcohol fuera no nos conoceríamos, porque somos gente muy heterogénea, de 20 y de 70 años, hombres, mujeres, con diferentes profesiones y vivencias.

LAURA

“Con alcohólicos anónimos he aprendido a vivir el presente”

Tenemos un guion para las reuniones y cada día uno de nosotros es el moderador. Comenzamos con la reflexión del día, leemos el encabezamiento y leemos también algo de la literatura de Alcohólicos Anónimos, especialmente ‘Los doce pasos’ y el ‘Libro grande’. Y empezamos a compartir. Quien quiere, levanta la mano y pide la palabra. Seguimos unas normas mínimas, como empezar a la hora, no interrumpir y respetar, cosas que igual antes no hemos sabido hacer. Es muy importante tanto saber que puedes hablar y que te van a escuchar como escuchar a otra persona.

MARÍA

“Para socializarme tenía que estar bebida. No poddía hablar con nadie sin beber”

¿Cuesta reconocer la enfermedad y buscar ayuda?

Laura. Aquí venimos cuando ya hemos perdido todo, cuando se toca fondo.

María. Cuando ya hemos agotado todos los cartuchos.

Laura. La mayoría hemos perdido el trabajo y la familia, y venimos aquí porque nos han dado un ultimátum. Aunque tengas un entorno que te quiera ayudar, no saben cómo. No saben por qué estás bebiendo, no conocer en rea – lidad la enfermedad. La diferencia es que en el grupo se habla desde la experiencia. Hay gente que nos ayuda, que igual llevan 18 o 20 años viniendo y saben cómo aconsejar.

María. En el fondo, no hay mejor psicólogo que nosotros mismos, somos los que mejor nos entendemos.

¿Cómo llegáis a identificar el problema?

Laura. Yo siempre he bebido más de la cuenta. También tomaba pastillas, tuve un problema con la alimentación… porque la mayoría de las veces no sólo tenemos un problema. Empecé bebiendo de vez en cuanto. Estaba divorciada, al principio tenía los hijos pequeños, los fines de semana que se iban con su padre aprovechaba a beber más y entre semana, intentaba controlar, pero iba siendo algo progresivo. Yo me auto engañaba y me parecía que engañaba a los demás. Me dicen que llegué a Alcohólicos Anónimos tocando un fondo muy profundo, pero yo nunca me vi así. Yo ya bebía en el trabajo, me había caído varias veces en la bañera… Llegué al grupo presionada por mi familia y no pensaba quedarme ni dejar de beber porque sin beber la vida me parecía tan negra y angustiosa que no la concebía sin ‘anestesia’. Yo me sentía muy culpable, pensaba que bebía porque quería, pero luego te das cuenta que nadie en su sano juicio decide autodestruirse. Es una enfermedad.

Laura
“Cuando conoces el programa no puedes ni lo quieres dejar. Es un tesoro”

¿Qué tal estás hoy?

Laura. Enamorada de la vida. Ahora no puedo concebir la vida con alcohol. Mi vida ha cambiado de negro a blanco. Para poder empezar el programa de Alcohólicos Anónimos tienes que dejar de beber, te tienes que limpiar para ser capaz de recibir sugerencias y consejos. Gracias al programa estoy bien. Antes, en ocasiones había dejado de beber, por mi cuenta y con la ayuda del médico, pero siempre volvía.

¿Cuándo comienzas a beber?

Laura. Yo comienzo a beber con 13 o 14 años. Los demás sabían parar y yo no. Si quedaba con mis amigas tenía que ir con un par de cervezas por encima, siempre me quedaba la última, me bebía el culo de los vasos de mis amigas. Era una atracción que no sabía explicar. Pasan muchos años, hasta que llego aquí. Ahora va a hacer cuatro años que estoy abstemia, y están siendo los cuatro años más felices de mi vida, es como si hubiera vuelto a nacer porque yo antes no había vivido, había agonizado, había malvivido, había sobrevivido. Ahora estoy viviendo.

María
“El grupo enseña valores que sólo entiendes estando sobria”

María, ¿cómo y cuándo identificas el problema y tomas decisión de asistir al grupo de Alcohólicos Anónimos?

Yo llevaba bastantes años bebiendo, intenté dejar la bebida por voluntad propia, pero sin la ayuda de un grupo, recaes. Las últimas veces que salía era en plan que si habíamos quedado a las 7 igual empezaba a beber a la una de la tarde, y acababa bebiéndome el agua de los floreros llegando a casa sin saber cómo.

¿Con qué edad comienzas, María?

Muy joven. A mí me ha influido mucho las parejas que he tenido. Si he estado con una pareja que bebía mucho, pues yo también. Dejaba esa pareja y empezaba con alguien que no bebía y entonces me bebía mis cervezas más tranquilamente. Pero, además de lo sentimental, el alcohol era un escape cuando salía agobiada de trabajar o cuando discutía con alguien. Ya últimamente me di cuenta de que también bebía si estaba contenta. La cuestión era beber. Bebía en casa, y también sola.

¿Qué ocurre en tu vida para decidir acudir a las sesiones de Alcohólicos Anónimos?

María. Mi hermana hizo todo lo posible por ayudarme. Pero por mucho que ella quería no me podía ayudar. Este año en Reyes, me llevaron a casa los municipales sin conocimiento. Ya decidí que tenía que hacer algo.

¿Cómo te sientes?

María. Muy bien, la verdad. A veces tienes una idea equivocada, no sabes qué te vas a encontrar en Alcohólicos Anónimos, piensas que el tema va a ser todo el tiempo el alcohol, pero no es así, el grupo enseña valores que sólo entiendes estando sobria.

¿Se cura el alcoholismo?

Laura. Hay que estar siempre alerta porque es una enfermedad que no te quiere soltar. No se nos tiene que olvidar que somos alcohólicos, no puedes decir que estás curada y dejar de venir a las reuniones. Esto lo necesitamos siempre para seguir manteniéndonos sobrios. Hay quien ha recaído a los 20 o a los 25 años. Venir a Alcohólicos Anónimos no es una obligación, pero cuando conoces el programa no puedes ni lo quieres dejar. Más que un programa es un tesoro y no se conoce lo que se tendría que conocer.

¿Está la sociedad suficientemente concienciada sobre los riesgos del consumo del alcohol?

María. El alcohol se sigue utilizando para socializar. Sales un sábado y parece que tienes que beber. Lo mismo si vas a una comida o una boda. De hecho, vamos a las bodas con barra libre y a hoteles con todo incluido. El alcohol está totalmente normalizado.

Laura. Está legalizado y por eso parece menos peligroso. Si estuviera legalizada la cocaína y nos pusieran en una boda aquí la barra del alcohol y allí la barra libre, por ejemplo, de la cocaína, nos echaríamos las manos a la cabeza.

Laura
“Aunque tengas un entorno que te quiera ayudar, no saben cómo”

¿Cómo ha afectado el alcoholismo a vuestras relaciones y a vuestra personalidad?

Laura. En cuanto a mis relaciones, yo he perdido todo. Yo me hablaba con mi familia, tenía a los hijos en casa, tenía mi trabajo, una plaza fija, me parecía que mantenía todo. Me parecía que no estaba tan mal. Pero cuando dejas de beber e intentas poner las cosas en orden, se te desmorona todo. Yo era miedosa, cobarde, no ponía reglas.

María. A mi personalidad, bastante. Para socializarme tenía que estar bebida. No podía hablar con nadie sin beber. Para ir a comprar algo sola, para ir a tomar un café, necesitaba beber. El carácter te cambia, me decían lo que no quería oír y me enfadaba, no llegaba a reflexionar. A mí el alcohol me producía envidia, un carácter fuerte, ahora, sin embargo, lo que más quiero es compartir con la gente que me quiere.

María
“En el fondo, no hay mejor psicólogo que nosotros mismos, somos los que mejor nos entendemos”

¿Habéis recuperado vuestras relaciones?

Laura. Unas sí y otras no.

María. Sí, pero es verdad que la gente aún no te llega a entender como nos entendemos aquí.

¿Qué síntomas pueden alertar de la enfermedad del alcoholismo?

María. La pérdida de control en las cantidades, no saber parar. Beber en casa, en soledad. No saber hacer nada sin tomar alcohol.

¿Cuál puede ser la clave para manteneros alejadas del alcohol?

Laura. Por supuesto el programa de Alcohólicos Anónimos, que yo diría que se diferencia porque es un programa espiritual. No se basa en lo material, intenta que consigas la calma interior, el estar a gusto donde estés con lo que tengas. En vez de exigir a la vida, pedimos, deseamos y agradecemos, confiamos en que si hacemos nuestra parte las cosas van a salir; aprendemos a soltar, a no controlar. Yo me acuerdo de mi ritmo de vida antes, me regía por el esto tengo esto valgo, pero cuando más tenía, más bebía y más amargaba estaba. He aprendido muchísimo, también a vivir el hoy, las 24 horas.

María. Si no bebía mi autoestima estaba por los suelos. Si bebía era la más guapa, la que más ligaba. Me está costando mucho pero ahora lo importante soy yo, me arreglo para mí, no para los demás. Lo importante es aprender a valorarte tú misma.

¿Qué le decís a una persona que lea esta entrevista y se vea identificado?

Laura. Les diría que miren y analicen su manera de beber.

María. Que, si beben, lo hagan con moderación, que sepan llegar a casa sabiendo lo que han hecho y, por supuesto, que se puede disfrutar y se disfruta más sin beber.

Reuniones

Un local de la plaza de San Martín acoge en un local las reuniones del grupo de Alcohólicos Anónimos en Estella, que se desarrollan dos veces por semana.

Las personas que necesiten información pueden contactar con la asociación a través de los teléfonos

948 241020 y 609 478 341.

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