¿Estás de acuerdo con el planteamiento que ha aprobado el Gobierno?
Me parece bien el hecho de que las salidas sean para dar un paseo, cerca de casa, ya que hay que tener en cuenta que esta medida se toma por la salud de los menores, por lo que hay que hacerles entender que las salidas a la calle son para dar un paseo, saltar y correr. También me parece bien que puedan salir con los patinetes e incluso con las bicicletas, porque se pueden desinfectar y, en muchas ocasiones, se guardan fuera de la casa en donde se habita. Lo que yo no sacaría nunca son peluches, por ejemplo, ni las pelotas o balones porque no se controlan tanto y pueden tener un mayor riesgo. Evitaría, además, el mobiliario urbano, que también es peligroso. Planificaría la hora de salida y, eso sí, a la vuelta del paseo, hay que darles un buen baño de agua caliente y jabón.
¿Consideras que es ahora el momento oportuno para que los menores comiencen a salir a la calle?
Sí, hasta ahora los menores han aguantado muy bien el confinamiento y han dado un muy buen ejemplo, pero ya llevamos más de 40 días confinados y los más pequeños, aquellos de unos cinco, seis, siete, ocho años, necesitan tomar el aire, el sol y mirar a lo lejos. Es muy bueno para su desarrollo cognitivo y para su equilibrio emocional. Si los epidemiólogos lo avalan y es posible compatibilizar la seguridad de la salud pública y el que los menores sufran psicológicamente lo menos posible, vamos a hacerlo. Ya se está haciendo en Bélgica, Alemania o Francia. Lo que es importante es hacerles comprender que la salida a la calle es para pasear y que hay que cumplir con las medidas.
Creo que en la inmensa mayoría de los casos los adultos se han comportado muy bien y han cumplido
¿Por qué crees que el Gobierno hizo pública la medida de que los menores podían salir a la calle con sus progenitores para acompañarles a la farmacia, banco o supermercado si era algo totalmente ilógico?
No lo sé. Me consta que el Gobierno contacta con distintos expertos como psicólogos, pediatras, Unicef, Save the Children, Plataforma de la Juventud, foros de familia, etc. ¿Quién fue el experto al que se le ocurrió llevar a los niños a las farmacias, bancos y supermercados? Nunca se sabrá, pero no lo pensó, no era lógico. Nos movimos desde muchos ámbitos para que reine la sensatez.
¿Crees que los menores reaccionarán de alguna manera al no poder ir a los columpios o a jugar con los amigos?
Dependerá de cada uno, pero es probable que muchos menores, al comprobar que las salidas tienen como objetivo dar un paseo, y al darse cuenta de que no pueden acercarse a otros niños, prefieran quedarse en casa o no les haga tanta ilusión salir a la calle.
¿Qué valoración haces de los comportamientos incívicos de padres y personas adultas que se han dado estos días?
Creo que en la inmensa mayoría de los casos los adultos se han comportado muy bien y han cumplido. Otros han cometido errores, pero también creo que la fotografías que se han visto son siempre las mismas y se han hecho desde la distancia, lo que también da una sensación de aglomeración que no siempre es cierta.
Recomiendo darles un buen baño de agua caliente y jabón a la vuelta del paseo
¿Cómo ha podido afectarles psicológicamente a los menores el confinamiento?
Hay menores con autismo o trastornos de hiperactividad que están sufriendo muchísimo y, a ellos, estas circunstancias les provoca una acumulación de tensión muy elevada. Los grupos que ya eran de riesgo antes son los que están sufriendo más. Para el resto de menores, yo creo que pueden tener miedo a salir y habrá que explicarles que, ahora, salir a la calle es seguro, es decir, aquí los padres juegan un papel importante y tendrán que explicar a los hijos la situación e intentar no transmitirles miedo. Una recomendación para los padres: no es correcto utilizar el salir a la calle como premio o castigo, ya que la medida se toma por salud.
Por otro lado, también influye el ambiente familiar y el lugar en el que hayan pasado el confinamiento. No es lo mismo vivir en una casa de 150 metros cuadrados, que en una de 60 metros cuadrados.
¿Y qué ocurre con los adolescentes de edades comprendidas entre los 14 y 17 años?
La norma no permite a los jóvenes de 14, 15, 16 y 17 años salir a la calle si no es para acompañar a sus progenitores a la farmacia, al banco o al supermercado. Hay que tener en cuenta que el adolescente quisiera ir a Los Llanos a juntarse con la cuadrilla, pero tienen que entender que es más lógico que salga su hermanita o hermanito porque se encuentra en pleno desarrollo. Hay que insistirles en que lo están haciendo muy bien y que tienen que seguir así para proteger a sus abuelos y a las personas más vulnerables. Tienen que entenderlo. Los que ya estamos desarrollados podemos aguantar en casa, pero las personas que están desarrollando necesitan dar saltos, correr y mirar a lo lejos.
Les recomiendo que haya mucho sentido del humor y cariño en el hogar
¿Cómo crees que reaccionarán los menores cuando vuelvan a relacionarse con más niños?
Primero creo que va para largo el que puedan interactuar y, después, habrá que ver el cómo. Habrá que ir con mascarilla, guantes, etc. El hecho de regresar a las aulas habrá que ver cómo se resuelve. Los niños son muy adaptables, si hay que utilizar equipos de protección individual, se adaptarán. Será cuestión de planificar bien, y que se muevan por lugares en donde no vayan a estar muchos adultos, etc.
¿Qué consejos das a los padres para que a sus hijos no les afecte psicológicamente esta inédita situación?
Que haya mucho sentido del humor y cariño. Que normalicen el hecho de tener miedo y estar tristes o enfadados por la situación que estamos viviendo porque son sentimientos lógicos, pero, a la vez, no trasmitirles miedo y hacerles entender la situación. Decirles que esto se superará. Estas ideas de que no volveremos a ser como antes, yo creo que no son verdad. El ser humano evoluciona, pero no cambia de manera radical.
¿Qué ventajas y desventajas están teniendo el confinamiento en las relaciones entre padres e hijos?
La ventaja que veo es que los padres siempre querían pasar más tiempo son sus hijos. Aunque ahora se den cuenta de que también es necesario salir de casa. Los adolescentes están supervisando mucho a los padres. Creo que en esta situación se produce ternura y afecto, pero a la vez discusión. Es difícil convivir con uno mismo, así que, con el resto, más. Aunque a veces la convivencia sea insoportable, no quiere decir que no quieras mucho a esas personas. La gente se está dando cuenta de que el hogar es esencial, la familia es esencial, que podemos vivir con más austeridad, etc.
Al resto de personas, ¿cómo afectará en un futuro esta situación?
Los adultos conviven con la incertidumbre y con el problema de qué va a pasar con el trabajo y con la economía. Los niños eso no lo padecen, viven el presente. Los adultos también están muy preocupados por sus padres, si son mayores, porque pueden contraer la enfermedad o han fallecido. Yo he perdido recientemente a mi madre, Mercedes Portillo, y ante esta situación hablé con mis tíos de Estella y Pamplona porque no podemos hacer un traslado, ni una inhumación en el panteón familiar, ni tampoco un funeral. Mis consejos como psicólogo ante la pérdida de un ser querido en estas circunstancias son los siguientes: que con las nuevas tecnologías se transmita el dolor, el pesar, el llorar conjunto y, después, aunque nos retrasemos unos meses, celebrar el funeral y los rituales que nos caracterizan. Yo creo que son necesarios. Desde hace más de 40 días estamos hablando de la muerte y el virus no conoce fronteras. La muerte hay que normalizarla porque es lo más seguro que tenemos, lo que pasa que nos supone un choque con nuestro estado de bienestar y cuesta aceptarla.