Ya van más de 50 conciertos, 200 fragmentos y más de 17 horas de música, con piezas que han ido construyendo un variado repertorio de flauta travesera que quedará grabado para siempre en los corazones de los habitantes de Mañeru. “Fue una idea que surgió por casualidad. Mi vecino, Julio Iriarte, propuso la idea en el WhatsApp de vecinos y no dudé en aceptarla. Qué mejor manera de agradecer a mis vecinos el gran cariño, apoyo y generosidad que han mostrado conmigo, desde que llegué a Mañeru, que ofrecerles mis sentimientos a través de mi música”, reconocía Elzbieta Podolak.
Los mini-conciertos con los que deleita a sus vecinos duran 20 minutos
Los “mini conciertos” con los que deleita a sus vecinos duran 20 minutos, divididos en cuatro partes de 5 minutos. “Intento hacer un concierto variado de música clásica, del romanticismo y contemporánea, bandas sonoras de películas, piezas nacionales del País Vasco, Navarra y Aragón, para que no se aburran (risas)”. Por su parte, Julio Iriarte, vecino de Elzbieta reconocía a Calle Mayor que es “un orgullo y privilegio que una persona que se dedica a la música de manera profesional ofrezca mini conciertos, como les llama ella. Tan solo ha dejado de tocar cuando hace mal tiempo porque la humedad y la lluvia dañan el instrumento, que es muy delicado. Además, en ocasiones, ha hecho conciertos dedicados como, por ejemplo, a mi padre, que falleció por coronavirus, también por aniversarios de bodas, cumpleaños, por un nacimiento o el Día del Padre y de la Madre.
Una vida llena de música
La flauta travesera llegó a la vida de Elzbieta Podolak de manera casual. “Cuando era pequeña comencé con el violín, pero yo creo que los profesores ‘engañaron’ a mis padres y les convencieron para que tocara la flauta travesera que era un instrumento más cómodo para llevar…, y ahí comenzó mi nueva etapa con la flauta travesera, que ya me ha acompañado durante toda la vida”, relataba Elzbieta, la vecina polaca de Mañeru. Desde entonces, durante 18 años, los estudios de música y la flauta le ha acompañado en México, Francia, San Sebastián, Barcelona, Madrid. Elzbieta ha trabajado en el conservatorio de Barakaldo, San Sebastián y Vitoria y ha formado parte de orfeones, bandas y coros de diversas localidades. Hace cuatro años llego a Mañeru, un lugar idílico para ella, en donde continúa su vida; una vida llena de música, que ahora extiende a sus vecinos. Pronto dejará de hechizarlos con su flauta, pero la música continuará con suaves melodías que calmarán y sacarán las mejores sonrisas del bebé que la convertirá en abuela, por primera vez, y al que espera con enorme ilusión.
