
Es decir, elementos no fijos y sin anclaje es la única indicación que a día de hoy existe para modificar el espacio exterior de bares y cafeterías que ocupen la vía pública. El debate sobre si los propietarios pagarán esta ocupación o si quedarán eximidos como ayuda a su actividad en tiempos de pandemia está todavía abierto y la decisión sin tomar, con diferentes opiniones por parte de los grupos políticos. El concejal de Desarrollo Económico e Industrial, Pablo Ezcurra, explicaba su deseo de que el “borrador sobre la regulación de las terrazas esté pronto”. “Ya existen dos borradores previos y nos gustaría tener uno definitivo y poder pasarlo por comisión en breve, pero todo lleva tiempo”, decía. Las restricciones de aforo y de horario con las que ya trabaja la hostelería de la Comunidad foral han caído nuevamente como un jarro de agua fría, después de un verano que en algunos casos se ha salvado en la nueva normalidad por el buen tiempo, las vacaciones y el uso mayoritario de las terrazas.
Descolocados y enfadados
El hostelero Jorge Ruiz, del Bar Restaurante Florida, en la plaza de los Fueros, explica que el sector se encuentra “descolocado y enfadado porque somos el sector que más distancia interpersonal y más medidas sanitarias tenemos, y esta distancia y esta higienización es la misma a las 18 horas, a las 22 h. y a las doce de la noche. No hay diferencia entre un horario y otro”, explica. Tras un verano que considera al cincuenta por ciento, estas nuevas restricciones afrontan el otoño-invierno sin el colchón habitual de la temporada alta. “Estamos ahora mismo como si fuera el 30 de junio, pero sin un verano por delante. Esperamos que estas nuevas medidas duren solo catorce días, porque más tiempo no se puede aguantar.
Los propietarios de bares y restaurantes temen la llegada del frío y la ausencia de clientes en sus establecimientos y terrazas
Si se prolonga, tendremos que actuar en consecuencia con Ertes y Eres”, augura el hostelero, quien, destaca que la limitación de aforo le deja el comedor con tan sólo ocho mesas. Respecto al uso de la terraza, detalla Ruiz cual sería la solución idónea de menor coste en su local. “Una estructura de toldo con techo inclinado para el agua, sujeto a fachada y anclado a pavimento. La verdad es que la gente sigue teniendo miedo a entrar en los bares y, por tanto, las terrazas ayudan”, explica. Jesús Astarriaga, propietario del Bar Restaurante Astarriaga en la plaza de los Fueros y del Bar Restaurante Xanti, en la plaza de Santiago, define la situación actual como “dramática” y las nuevas medidas como “la puntilla” para el sector. “El horario hasta las diez de la noche es una faena porque la gente aquí no sale a cenar a las siete de la tarde. Nosotros trabajamos sobre todo los viernes y los sábados de nueve y media a once y media de la noche, a lo que se añade que las terrazas tienen una vida muy corta ya. En unos días, cuando cambien la hora y oscurezca a las cinco y media y haga frío, al cliente se le va a cortar la digestión. No estamos preparados para afrontar el invierno porque en Estella llevamos cuatro legislaturas intentando aprobar una ordenanza sobre terrazas. Hacer un cerramiento agradable y que sea bonito cuesta mucho dinero y no se hace en unos días”, declara.
Más ayudas
En opinión de Astarriaga el sector está necesitado de ayudas, también aquellos que no tienen posibilidad de poner terraza. “Están las partidas no gastadas en fiestas y la Semana Medieval, pero el ayuntamiento está en stand-by, se podían hacer muchas cosas. Por ejemplo, sugiero, una compra grande de estufas de pelet, que le van a salir mucho más baratas que a nosotros si vamos cada cual por nuestro lado. Se podría abrir una mesa de diálogo para otras cosas, porque la hostelería es motor de desarrollo. Si no trabajamos nosotros tampoco trabajan las pescaderías, ni las carnicerías ni se vende verdura y, por supuesto, afecta al empleo. Es momento de que rememos todos en la misma dirección”, determina. Desde el Bar Estación, en la vecina plaza de la Coronación, otro hostelero de la ciudad, Iñaki Rodríguez, pide que se autorice adaptar las terrazas, como una manera de poder hacer frente al invierno. “Yo he presentado dos proyectos años atrás y los dos han ido a la basura. Mi propuesta es cerrar todo el año la zona lateral, recubrirla de madera y dejar dos laterales que se puedan abrir para ventilar. Con aire acondicionado y calefacción”, explica.
El hostelero realiza una valoración más o menos positiva del verano, asegura que “han librado” precisamente por la terraza. “Sin barra y ahora con un aforo del treinta por ciento y sin terraza, no se puede estar. Estas nuevas medidas no ayudan en absoluto. Entiendo que la situación sanitaria es mala, incluso en lugares como Barcelona la hostelería va a cerrar. No estamos atajando la curva y el problema es grave, pero tenemos que apoyar todos. Sin embargo, sólo se para a los bares, no lo hacen las fábricas ni otros sectores. La verdad es que casi prefiero cerrar, como en un estado de alarma total”.
Cierre indirecto
Desde el Bar Restaurante Richard, en las proximidades de la plaza de toros, el horizonte tampoco se divisa prometedor. “Ahora que llega el frío la situación se presenta mal. Con la terraza más o menos controlas el aforo, pero ahora fuera no se puede estar. Veremos cómo evolucionan las cosas, si son solo catorce días. Estaría bien que el Ayuntamiento dijera qué se puede hacer en las terrazas, si ponemos estufas… También es un material costoso, debería haber alguna ayuda económica, algún incentivo.”, apunta Daniel Castillo.
Los hosteleros piden una Ordenanza de Terrazas que les permita desarrollar su actividad en el exterior durante todo el año
En su opinión, las nuevas medidas persiguen “cerrar el sector” de manera indirecta. “En mi opinión intentan conseguir que no venga la gente. Lo tengo claro. De hecho, hay bares en Estella que han optado por cerrar estos días, como si fueran vacaciones. El problema será si luego se prolongan estas medidas”, añade. De nuevo en el centro de la ciudad, el Bar Pigor, con unas pocas mesas de terraza en la calle La Estrella ha podido salvar el verano atendiendo fuera. Pero el invierno se presenta duro, como explica Juan Carlos Gorria, el propietario. “Parece ser que la gente sólo se contagia en el bar, cuando en Estella no hemos tenido más que un caso de bar con Covid. Parece ser que los bares son el único lugar donde va la gente”, ironiza. “Nosotros cerramos viernes y sábado de fiestas por responsabilidad y ahora se nos paga así. Somos un bar pequeño, un 30% de aforo es muy poco para nosotros, las ayudas son nulas… Vivimos el día a día, el invierno va a ser muy crudo”, explica.
Búsqueda de oportunidades
En la misma línea de desánimo que el resto de compañeros se pronuncia Elisabeth Domínguez, del Bar Alday, en el corazón del barrio de San Miguel. Después de un verano que permitió hacer algo de caja con la ayuda de su terraza, el cambio de temporada supone un retroceso. “El verano fue irregular ante la falta de peregrinos, pero más o menos salimos adelante. El invierno vamos a pasarlo muy malamente. Si ya estábamos mal con las restricciones, ahora se pone peor porque con el aforo apenas se va a poder consumir dentro y tampoco va apetecer estar fuera. Pensamos en un cerramiento de la terraza pero el Ayuntamiento no autoriza anclar nada al suelo y no sé cómo lo vamos a poder hacer. No sé si tendremos que volver al ERTE como el 13 marzo, es muy difícil mantener a cinco empleados”, justifica. Explica Eli Domínguez que es momento de buscar nuevas líneas de negocio que ofrezcan una pequeña oportunidad de supervivencia. “Por ejemplo, el servicio de comida a domicilio. Es una una idea que se gestó en la Asociación de Comerciantes, Hostelería y Servicios, pero aún está pendiente”. Como el resto de colegas del sector en Estella, Roberto Comas, del Bar Restaurante Izarra, en la calle Calderería, afronta unos días sin barra, con escaso aforo en el bar y con tan sólo catorce comensales en su salón de comidas. “Hemos recibido las nuevas restricciones con gran sorpresa. No pensábamos que se pudiera ir a peor en hostelería. El siguiente paso es el decreto de cierre de bares y restaurantes. Si no hay barra, si hay que desalojar para las diez y, por lo tanto, no se puede dar cenas y con el cambio de tiempo, ¿qué vamos a hacer? La gente ya no tiene motivación para salir y nosotros estamos tan limitados que no sé si merece la pena”, apunta. Según sus cálculos, el verano se “salvó” gracias a la terraza pero la caja no superó en un tercio la de un verano normal.
Pastelerías y Navidad
Similar situación encuentran otros establecimientos, como las pastelerías, que combinan el servicio de cafés y bebidas con la venta de productos de elaboración propia y de pan. Es el caso, por ejemplo, de Lizar, en la plaza de la Coronación, y de la veterana confitería La Mayorquina. Ambos tienen puesta la mirada en la Navidad, si bien, coinciden al afirmar que a día de hoy no hay previsión que valga. “Con el aforo del 30% hemos tenido que recoger tres cuartos de las sillas disponibles y las tenemos apiladas, para poder cumplir con las distancias. En mi opinión esta medida no es el remedio para todos. En mi establecimiento no es muy diferente que haya seis personas tomando un café que doce, siempre que se use mascarilla y se respeten las medidas de higiene”, se queja Víctor Pascual, de Lizar. También en su caso ha sido la calle y la terraza lo que les ha salvado estos meses atrás con la ‘nueva normalidad’. “El problema viene ahora, ante la imposibilidad de adaptarla para los meses fríos. Cuando abrimos hace un año presentamos un proyecto de terraza al ayuntamiento, con toldos para proteger, pero no nos han dado respuesta. Lo lógico sería que nos permitieran acondicionar el espacio con una cláusula, mientras que no hay una ordenanza definitiva. Cuando llueve la gente no viene”, se lamenta.
En cuanto a la Navidad, insiste en la improvisación del día a día. “Miramos a la Navidad con miedo, porque ¿volveremos a estar confinados? Es muy difícil organizarlo todo, cuánto género compras, cómo vas preparando todo. Más bien, vivimos al día, previendo el consumo que vamos a tener de una jornada para la siguiente”, explica. En la misma línea se expresa Raquel Sancho, de la Mayorquina, en la calle Mayor. Las reuniones familiares en Navidad son inciertas ahora mismo. “Estamos preocupados por cómo se van a desarrollar los acontecimientos. De momento, el aforo ya nos complica la actividad porque sólo podemos acoger a doce o catorce personas. Además, nosotros no tenemos terraza. Solicitamos al ayuntamiento, pero nos lo denegaron por encontrarnos en calle peatonal”, declara. El presente, el día a día, marca la actividad de cada uno de los establecimientos de la ciudad del Ega en una temporada cargada de incertidumbre.
Las nuevas limitaciones
Hostelería
Se permite un aforo del 30% del máximo autorizado para consumo en el interior de los establecimientos. El consumo será siempre sentado en mesa, tanto en el interior como en terrazas, éstas con un 50% del aforo. Las mesas, en el interior y en el exterior, no podrán superar las seis
personas, con distancia interpersonal de 1’5 metros entre ellas. A las 22 horas el establecimiento deberá estar desalojado. Uso de mascarilla obligatorio en todo momento salvo el momento expreso de la consumición.
Locales comerciales minoristas, de actividades y servicios profesionales
No podrán superar el 40% del aforo máximo permitido. Mediante un comunicado, el colectivo de peluquerías de la ciudad del Ega y alguna más de la Merindad anunciaba de un cierre colectivo programado para el martes 20 de octubre para denunciar la situación del sector. El paro lo convoca la Plataforma ‘Creen en nosotros-Por la bajada del IVA’, que propone un plan de rescate para los salones de peluquería y estética y recuperar el IVA reducido del 10%. Parques infantiles y zonas deportivas al aire libre. Se podrán utilizar siempre y cuando no se supere el 30% del aforo máximo
permitido. El concejal de Servicios del Ayuntamiento de Estella-Lizarra, Jorge Crespo, explicó que el cálculo de aforo se hace en base a una persona por cada 4m2. Por dar un ejemplo, el parque más grande
de la ciudad, el ubicado en Los Llanos, podría acoger a 22 niños.
Bibliotecas
Públicas y privadas. Ocupación de un 30% del aforo máximo permitido. En la biblioteca pública de Estella, de los 128 puestos de lectura o trabajo se podrán ocupar 28 en la sala inferior de lectura, 24 en la planta primera de estudio y 9 en la sala infantil. Los libros de préstamo se dejan tres días en cuarentena para que queden libres de virus. El préstamo es el servicio que más se está utilizando. Tan sólo uno de los ordenadores está disponible para las consultas de los usuarios.
Actividades e instalaciones deportivas
En el interior no se podrá superar el 30% del aforo máximo permitido y, en el exterior, el 40%. No se permitirá el uso de vestuarios, duchas y fuentes. La actividad deportiva en gimnasios deberá realizarse con cita previa. Si la actividad implica desplazamiento, se mantendrán 20 m2 por persona. Obligatorio en todo caso el uso de mascarilla.
Actividades deportivas profesionales sin público
Las piscinas al aire libre o cubiertas par uso recreativo también deberán restar el límite del 30% de su capacidad. Se permitirá en este caso el uso de vestuarios pero no el uso de las duchas. Los grupos para la realización de actividades físico-deportivas dirigidas, en espacios cerrados, tendrán una participación máxima de seis personas. Uso obligatorio de la mascarilla durante la práctica deportiva en las modalidades de baja intensidad.
Celebraciones
Bodas, comuniones, bautizos, confirmaciones y otras celebraciones sociales familiares, religiosas o civiles, no superarán en ningún caso el número de 12 personas en el interior y 18 en el exterior. No está permitida la pista de baile. Los lugares de culto no podrán superar el 30% de su aforo máximo
permitido y deberán cumplirse los 2’25 metros cuadrados por persona usuaria.
Hipermercados, medias y grandes superficies
No podrá superarse el 40% del aforo máximo permitido en cada uno de los locales. No se permitirá la permanencia de clientes en las zonas comunes, excepto para el mero tránsito.
Mercadillos
Los puestos deberán encontrarse separados frontalmente por una vía de tránsito que marcará el flujo de personas usuarias y que garantizará que se puede cumplir la distancia de al menos 1’5 metros entre personas, teniendo al menos una anchura de 4’5 metros. Entre dos puestos contiguos se colocarán elementos aislantes para mantener la independencia entre ellos o, en su defecto, tendrán una separación mínima de 1‘5 m.
Monumentos, salas de exposición y museos
Las actividades no podrán superar el 30% del aforo máximo permitido. No habrá inauguraciones ni acontecimientos sociales. Visitas guiadas en grupos de seis personas.
Cine y teatro
Butacas pre asignadas sin superar el 30% del aforo máximo permitido. Nunca se podrán superar las 100 personas. En recintos al aire libre, también el 30%, con un máximo de 300 personas.
Academias, autoescuelas y centros de enseñanza no reglada
Podrán impartirse de modo presencial siempre que no se supere el 40%
del aforo máximo permitido y se garantice la distancia de 1’5 metros entre
personas.