Los Caminos Escolares ‘echan a andar’ en Estella con paso decidido

Los Caminos Escolares ‘echan a andar’ en Estella con paso decidido

En torno a 30 familias hacen uso de la iniciativa novedosa que fomenta los hábitos de vida saludable y la movilidad a pie

Han pasado tres semanas desde que se pusiera en marcha en Estella el programa municipal Camino Escolar y la valoración es muy positiva. Se percibe en la calle, en la ilusión de los niños que esperan en los puntos de encuentro y cuando se suman al grupo que, como un torrente de alegría, llega para recogerlos y caminar hasta los colegios. En torno a 30 familias de los centros educativos de la ciudad Remontival, Lizarra Ikastola y Santa Ana hacen uso de la iniciativa novedosa que fomenta la movilidad a pie, los hábitos de vida saludables y la autonomía y que favorece la conciliación laboral y familiar.

Jueves 8 de octubre. Junto al puente de Cipri, ante la entrada de Valdelobos. Las hermanas Ione e Irati, de tercero y primero de Primaria del colegio Remontival, respectivamente, esperan junto a su madre, Miren Larrión Artazcoz, la llegada del grupo de niños en ruta. Desde los juzgados y por la cuesta de la Gallarda se acercan hasta este último hito del recorrido que conduce al colegio público. “Están muy contentas porque van con amigos de su clase. De esta manera se sueltan un poco para ir solas y asumen responsabilidad”, explica la madre.

La opción de sumarse a los Caminos Escolares permite a madres como Miren Larrión organizar de manera más eficiente la “tarea” de ir al cole. “Antes iban con la abuela y ahora le evito a ella subir la cuesta. Yo también gano algo de tiempo para ir a trabajar y las niñas están muy contentas”, añade la madre. Lo ratificaban con asentimiento de cabeza las pequeñas, deseosas de empezar, pronto, ya en el aula, una nueva jornada escolar. La familia, que vive en la cercana avenida de Yerri, espera cada mañana escasos minutos mientras que se acerca hasta el punto de encuentro el resto del grupo de la ‘Ruta 4-subruta de los juzgados’.

El jueves 8, se les ve llegar de lejos; un grupo de catorce escolares de entre 6 y 12 años, acompañados este día por tres adultos, personal del Empleo Social Protegido del Ayuntamiento de Estella que, equipados con chalecos naranjas reflectantes, realizan la labor de acompañamiento para garantizar en todo
momento la seguridad de los menores. Las madres que acompañaban a sus hijos ese día hasta el punto de recogida –se han señalizado varios a lo largo del itinerario con un mapa y una señal vertical- valoran muy positivamente el proyecto. Incluso alguna apuntaba que el programa podía organizar no sólo la ida, sino también la vuelta desde los colegios hasta casa. “Echo en falta el regreso, pero la idea es muy buena. Es muy importante el tema de los cuidadores, que estén los suficientes si el grupo crece, para garantizar la seguridad”, explica Marisol Martínez, una de las madres que ese día también acompañó al grupo por la cuesta de Remontival.

La iniciativa potencia la autonomía de los menores

La Ruta de los Juzgados hasta el centro comarcal, con variante por Donantes de Sangre para los alumnos que continúa hasta la ikastola, es la que hasta el momento goza de un mayor seguimiento. Otro de los caminos planteados en el programa, la ‘Ruta 1’, enlaza la plaza Amaiur, en el barrio de Rocamador, con Lizarra Ikastola y con Remontival a través de las calles Roncesvalles, San Juan de Pie de Puerto, Carlos VII y Fray Diego. Por la pasarela y el Camino Ancho, el camino sigue hasta Lizarra Ikastola. Los alumnos que continúan hasta Remontival lo hacen por la calle San Francisco Javier, el puente de la Vía y María Azpilicueta y María de Zozaya, en el Sector B. Este itinerario lo siguen a diario cinco o seis niños, el número puede variar a veces.
La ‘Ruta 3’parte de la urbanización Las Hayas y, por la avenida Yerri, avanza hasta el puente de Cipri para desdoblarse aquí hacia el colegio público o hacia la ikastola. De las cuatro rutas planteadas en un principio, son estas tres las que tienen seguimiento por el momento, ya que la ‘Ruta 2’, con inicio en
el barrio de la Merced no ha logrado reclutar por ahora a ningún escolar. El trabajo conjunto de las Apymas de Remontival, de Lizarra Ikastola y de Santa Ana permitió diseñar junto con el Ayuntamiento la iniciativa dirigida a los escolares, si bien, ningún alumno de Santa Ana utilizar los caminos seguros, por ahora. No obstante, aunque haya rutas o partes de ruta sin escolares, el servicio se sigue ofreciendo y los cuidadores realizan el recorrido por si acaso alguna familia decide unirse.

Desde el Ayuntamiento de la ciudad, la concejal de Educación, Maider Barbarin, explica que el esfuerzo del Ayuntamiento y de las Apymas para diseñar el proyecto ha merecido la pena y que el seguimiento se ha ido incrementado con el paso de los días. “Es un recurso que lo pueden utilizar las familias cuando lo necesiten, no tiene por qué ser todos los días, por eso los números a veces fluctúan. Tiene muchos beneficios a nivel de la salud y la socialización y se hace comunidad. También repercute en el medio ambiente porque se reduce en el número de vehículos. En cuanto a la conciliación, hay muchas familias que van a trabajar con horarios difíciles a las que les beneficia”, explica Barbarin.
Sin duda, todo ventajas para comenzar el día con buen pie.

Testimonio

LIVETH CADAVID

Miembro del servicio de Empleo Social Protegido
del Ayuntamiento de Estella-Lizarra

Un total de seis trabajadores del servicio de Empleo Social Protegido del Ayuntamiento de Estella-
Lizarra participan activamente en la iniciativa ‘Camino Escolar’. Su misión consiste en realizar
el acompañamiento durante todo el recorrido de cada una de las rutas para garantizar la seguridad
de los niños. Van vestidos con chaqueta azul y amarilla y chaleco naranja reflectantes, para que se les vea bien. Su presencia da tranquilidad a las familias que dejan en sus manos a sus hijos en los puntos de parada y recogida habilitados y también aporta seguridad a los pequeños, que no se ven solos durante el recorrido hasta los centros escolares.
Liveth Cadavid es una de las trabajadoras, muy satisfecha con la labor encomendada. “Es un trabajo
muy bonito, una tarea grata porque ayudas a los padres y tranquilizas y das confianza a los
pequeños. Ellos se sienten independientes, se sienten autónomos”, explica. Durante el trabajo de acompañamiento las anécdotas se suceden cada mañana. Desde niños que al principio no quieren ir, hasta niños encariñados con los cuidadores. “Esto le pasó a una compañera del Empleo social Protegido, un niño se encariñó con ella, pero dejó de ir y el último día le regaló una flor. Son situaciones que te llenan. Luego los niños te ven por la calle y te saludan. También tenemos un crío que espera con muchas ganas a un compañero para que le lleve el boso”, cuenta Cadavid.

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