¿Cómo te inicias en la práctica de la papiroflexia?
Fue hace mucho tiempo, entonces vivía en Madrid. Aprendí a hacer una pajarita normaL y corriente y me picó el gusanillo. Me gustó el trabajo con el papel y fuI poco a poco buscando más cosas para hacer y aprendiendo más. Entonces no había Internet y costaba mucho encontrar libros sobre papiroflexia. Me busqué la vida como pude, de manera autodidacta. Ahora con Internet tienes todo el material al alcance de la mano.
¿Te permite internet ampliar conocimientos y técnicas?
Sí, amplías tu conocimiento de manera permanente. Siempre hay vídeos nuevos para complementar lo que ya sabes o para especializarte. A mí lo que más me gusta hacer son las cajas. También los trabajos teselares y los modulares, pero sobre todo las cajas.
¿Por qué las cajas?
Porque cada una es distinta. Hay cajas muy sencillas y otras muy complicadas, con departamentos interiores y de mil formas y colores.
¿Qué te aporta la práctica de la papiroflexia?
Me relaja. La papiroflexia requiere concentración y para mí es un modo de evasión. Es mi principal afición desde los años 90. La verdad es que siempre estoy haciendo algo con las manos y el papel le da un sentido. Siempre que tengo a mano un papel, por ejemplo, una servilleta del bar, la cojo y empiezo a plegarla, a transformarla. Es una necesidad.
“Siempre que tengo a mano un papel, por ejemplo, una servilleta de un bar, la cojo y empiezo a plegar, a transformarla.
Es una necesidad”
¿Le dedicas mucho tiempo a esta afición?
Hago todos los días. Normalmente llevo papel encima, en el bolso, y si por ejemplo estoy esperando a alguien, lo saco. En casa hago a ratos y siempre estoy pensando en cómo hacer esto o cómo hacer lo otro. Me sale solo.
¿Es para cualquiera?
La gente piensa que la papiroflexia es una cosa para los niños, algo infantil, y es cierto que a los niños les encanta y es un trabajo muy bueno para el desarrollo de la psicomotricidad fina y para el desarrollo de la capacidad espacial, pero también para los adultos es muy entretenido.
¿Cuáles son sus secretos, las claves para aprender y disfrutar con ello?
La primera la paciencia, aunque yo a veces la pierdo, pero entonces te vuelves torpe con el papel. Y hay que insistir, como en todo, porque la primera vez seguro que no te sale bien. En ocasiones hay que dejarlo y volver a retomarlo otro día. Otras veces, si tienes mucha práctica, puede que te salga a la primera.
¿Te sorprenden las posibilidades del papel?
Mucho, porque vale cualquier papel. Puedes usar periódicos, revistas, papel de embalar, de empapelar, de regalo, todo lo que tengas a mano, y por supuesto, el papel propio de papiroflexia que cada vez hay de más tipos, de muchos colores y dibujos, generalmente con las dos caras diferentes o a dos colores para lograr efectos a la hora de plegar.
¿Para quién haces?
Hago para mí porque me gusta el trabajo, pero luego las regalo. Sólo me quedo las que más me gustan y generalmente regalo todas las demás. Eso sí, les hago fotos para tener el recuerdo de lo que he hecho.
¿Cuántas has podido hacer a lo largo de tantos años?
Miles, millones. Es incontable.
ME QUEDO CON...
Una caja bicolor compartimentada
Azul marina y marrón, realizada con papel específico, parecido al de embalar, y con compartimentos interiores. Así es la caja que ha elegido Mar Labeaga entre las que tiene ahora mismo en su poder. “Elijo porque tengo que elegir una, pero es muy difícil”, explica.
La caja está realizada en base a cuatro cuadrados de papel para la tapa y otros cuatro para la base. Otro cuadrado sirve para la separación interior. “Cada cuadrado de papel lo vas plegando y lo vas montando. Tengo práctica y he podido tardar en hacer esta caja unos 20 minutos, nada más”, añade.