
La profesora de Lizarra Ikastola Inma Lopetegi se encargó de guiar un acto que se inició con las palabras del presidente de Irujo Etxea, Koldo Viñuales, sobre la decisión de entregar un premio con retraso, puesto que en 2020 no se pudo realizar por motivos sanitarios. “Hay momentos para hablar y momentos para sentir, decía Don Manuel, y hoy debe ser para todos y todas un momento de sentir, de vivir con alegría los momentos de una larga historia que ha durado 50 años y de la que habéis sido protagonistas”.
Viñuales, antiguo director del centro, destacó que nadie ha sido imprescindible durante la trayectoria de la ikastola, con el trabajo colectivo como clave de su construcción y mantenimiento. “Este premio lo entregamos hoy a Lizarra Ikastola y queremos hacerlo extensivo no solo a las familias, alumnado y profesorado que habéis vivido en primera persona el devenir del centro. También queremos reconocer el apoyo de los colectivos de Lizarra y la Merindad, de las instituciones, como el Ayuntamiento de Estella-Lizarra, Gobierno de Navarra y las ikastolas de Euskal Herria”, apuntó.
Antes del momento central, de la entrega del Premio, el presidente de la cooperativa de Lizarra Ikastola, Unai Gardoki; el actual director, Joseba Tristán, y el director de la Federación de Ikastolas de Navarra, Josu Reparaz, también director desde 2000 hasta 2015, realizaron un repaso a la historia del centro.
Trayectoria
El proyecto de Lizarra Ikastola se gestó en 1970 siguiendo el impulso de un grupo de hombres y mujeres que apostaron por recuperar su lengua y su cultura vernáculas mediante la creación de un centro educativo. El curso 1970-71 lo comenzaron veinticinco alumnos y alumnas en un aula cedida por el Ayuntamiento y con un presupuesto de 240.000 pesetas. En 1972-73, ocho alumnos inician las enseñanzas de EGB en euskera en el colegio de El Puy y la calle Navarrería. En 1977, se crea la cooperativa y las aulas se traslada al antiguo colegio de los Escolapios.
En mayo de 1979 el ministerio de Educación y Ciencia legaliza la etapa de preescolar. En 1982 se legalizan doce aulas de EGB. En 1985 las familias socias de Lizarra Ikastola adquieren el antiguo colegio de Escolapios y cuatro años más tarde, con financiación del Gobierno de Navarra, un préstamo y las recaudaciones populares, se proyecta el nuevo centro, que se inaugura en 1991. En 1995 se implanta la ESO y en 1999 se inaugura la Escuela Infantil de 0 a 3 años.
Premio
En torno a las dos de la tarde, Ricardo Gómez de Segura, de la junta de Irujo Etxea entregaba al presidente de la cooperativa, Unai Gardoki, la medalla con la efigie de Manuel de Irujo y el actual director, Joseba Tristán, recogía de manos del presidente, Koldo Viñuales, el seiburu de madera. “Gracias en nombre de todas las personas que han colaborado en el proyecto de la ikastola. Recibir el premio es algo muy grande que reconoce un trabajo bien hecho durante todos estos años y que nos va a servir de ánimo, ganas y fuerza para seguir en el mismo camino”, declaró Gardoki.
La música y el baile tomaban relevo después de la mano del grupo de txistularis Padre Hilario Olazarán y de un grupo de exalumnos QUE tocaron y bailaron un aurresku ante el público en pie. El acto estuvo salpicado de actuaciones de alumnos y también hubo presencia de los palokis del Carnaval.