
La Feria transitó entre el exterior de los establecimientos y el interior, dependiendo del tiempo que dejó algo de lluvia y frío, si bien buena parte del tiempo el stock se pudo ver y adquirir a pie de calle. Unas carpas protegían el género delante de cada tienda y, entre las oportunidades, el cliente pudo comprar textil y calzado, artículos de deporte, de decoración, juguetería, regalos, floristería, pastelería y hogar.
Lizarrastock atrajo hasta la localidad a vecinos y visitantes en una iniciativa que, por un lado, liquida los productos de la temporada otoño-invierno y genera oportunidades de compra y, por el otro, da la bienvenida a la nueva campaña primavera-verano, como se pudo ver en el interior de los diferentes comercios.