“Hasta los muertos tienen derecho a ser tratados en función de su cultura, sus costumbres y tradición”, continuaba el galardonado, especialista en Antropología y biología forense, secretario y subdirector del Instituto Vasco de Criminología y director y coordinador del grupo de trabajo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi para el estudio de los desaparecidos y las fosas comunes de la Guerra Civil.
Etxeberria defendió con contundencia en su discurso de agradecimiento que, para construir el futuro desde el presente, hay que reconstruir el pasado, y describía la memoria como una “forma de hacer justicia cuando el derecho ha cumplido su función”.
En el momento central del acto, el galardonado recogió, de manos del catedrático de Derecho Penal José Luis de la Cuesta, la medalla de Oro con la efigie de Manuel de Irujo, y de Koldo Viñuales, presidente de Irujo Etxea, el seiburo de madera. El orden del día había comenzado con el saludo de la coral Ereintza y el discurso protocolario de Viñuales.
Viñuales fue el encargado de presentar al premiado mediante un repaso a su curriculum en el que destacó la intervención de Etxeberria en la investigación de Víctor Jara, Salvador Allende y Pablo Neruda. Etxeberria fue quien identificó los cuerpos de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala y alcanzó gran repercusión mediática con el caso Bretón.
“En el año 2000 empezaste con Aranzadi a realizar exhumaciones con una metodología científica. En la península ibérica ya se han abierto más de 500 fosas y recuperado más de 8.000 restos. Exhumando fosas recuperasteis dignidades, ya que detrás de esos huesos había unas personas con una familia”, apuntó.
Por su parte, José Luis de la Cuesta destacó la humanidad del homenajeado. Después del acto de entrega del Premio, la celebración continuó en la plaza Santiago.
Otros momentos del homenaje
Aunque el momento cumbre de la ceremonia se realizó en el salón de actos del edificio de la Mancomunidad de Montejurra, otros escenarios completaron el programa. Como es habitual, la Asociación Irujo Etxea organizó un aurresku de honor en la plaza Santiago a las 12.30 horas, frente a la casa de Manuel Irujo. Tras la entrega del premio, los invitados regresaron a la plaza para disfrutar de un aperitivo popular seguido de una comida en la sociedad Gure Geroa.