El descontento de los agricultores y los ganaderos quedó patente el primer día de las protestas, el martes, al igual que en las siguientes jornadas. Está siendo en Tierra Estella, en Navarra y en todo el país, siguiendo la estela de las protestas en Europa, con demostraciones similares. Los agricultores y los ganaderos demandan cambios en las exigencias normativas ambientales de Europa y más flexibilidad de la Política Agraria Común (PAC).
En Tierra Estella la protesta llega ante una situación que definen de “ahogo”, cuando la “gota ha colmado el vaso”, en palabras de diferentes profesionales del sector. La decisión de salir a las carreteras ha sido espontánea, alejada de organizaciones, de partidos políticos y sindicatos, y responde a un sentimiento de “hartazgo”.
Los tractoristas que estos días se han echado a las calles y han cortado la A-12 en diferentes momentos del día y también de la noche – incluso completa del miércoles 7 al 8- esperan una respuesta por parte de las autoridades, que aseguran no llega. Lamentan que las primeras conversaciones tengan a los sindicatos como portavoces, en una protesta espontánea que han querido mantener alejadas a todo tipo de organizaciones. “Estamos molestando, haciendo presión, pero de manera tranquila. Si no tenemos una respuesta de arriba, tomaremos otras medidas”, cuenta un tractorista que prefiere no citar su nombre porque estas protestas, que están movilizando a 180 tractores tan sólo en las inmediaciones de la ciudad del Ega, prefieren no tener portavoces.
Puntos calientes
Durante estos días de huelga indefinida varios están siendo los puntos calientes en los que los tractores se concentran. En Estella, capital de la Merindad, la presencia se ha intensificado en el entorno del Centro Tecnológico Miguel de Eguía, junto al enlace de la A-12, en el cruce de la Cadena, y también, en Irache y el polígono de Villatuerta. En la entrada al Hospital García Orcoyen, la concentración de maquinaria no ha impedido en ningún momento el paso de las ambulancias.
Las horas de entrada y salida a los centros escolares y a los lugares de trabajo concentran estos días la actividad de los tractoristas. Especialmente por las mañanas y a última hora de la tarde, largas colas de tractores imprimen su ritmo lento, tiñen el asfalto con el rojo, el verde y el azul de las carrocerías mientras suenan los cláxones y rugen los motores. Algunos tractoristas muestran pancartas con mensajes claros, “tanta legislación nos ahoga”, y banderas negras con el símbolo de la muerte en alusión a la “agonía” que vive el sector.
Mikel Zabala Torrecilla, agricultor y ganadero de Oteiza, que sí da su nombre y se identifica como uno más en la protesta, incide en que la movilización se debe a una organización “espontánea”, una respuesta fruto de un “hartazgo generalizado”. “Seguimos las protestas en Europa y lo hacemos fruto de las desavenencias con los sindicatos y las agrupaciones agrarias. Nuestras protestas han surgido vía WhatsApp porque hoy en día todo el mundo está conectado”, explica. “La participación que se ha logrado es como para estar contentos”, añade en referencia al seguimiento de los tractoristas en Tierra Estella.
Durante las jornadas de huelga (que continúan al cierre de esta revista), la práctica totalidad de las cooperativas agrarias y de los talleres agrícolas permanecen cerrados en señal de solidaridad con el sector.
TESTIMONIOS
Iñaki Díaz de Cerio Ezcurra. 38 años.
Cerio de Ensilados, empresa familiar de forrajes –hierba y maíz-, en Irache.
“Nos hemos organizado nosotros mismos, sin partidos políticos, sin asociaciones ni sindicatos. Ni los queremos. Esto es lo más bonito. Damos el paso porque estamos cansados. La legislación nos exige muchísimo, estamos al límite de ser viables en el desarrollo del trabajo, nos ahogan con burocracia y con muchas restricciones en el uso de fitosanitarios. Pedimos mayor flexibilidad en la PAC, ayudas que se utilizan para coaccionarnos porque cualquier multa nos quita un porcentaje. Vivimos en una vuelta de tuerca tras otra. En pocos años la ganadería extensiva estará anulada; es lo que quieren conseguir, arruinarnos, y que todo el producto venga de fuera”.
Juanjo Chandía Ganuza. 58 años.
Agricultor, Arteaga.
“Llevo en el campo toda la vida, desde que podía andar. Ahora trabajo el cereal, la viña y algo de olivo. Estamos muy mal, no ganamos nada. El tema de la viña es criminal, a pérdidas. Con el cereal no hacemos más que dar vueltas y quedarnos sin beneficio. Al menos el olivo parece que ha resucitado porque este año hay poca cosecha y el aceite va a valer.
Si no nos apoyan, no sé qué vamos a hacer. Pedimos que no nos presionen con tanta normativa de la PAC. En otros lados son más libres, y luego se trae su producto aquí, es el caso de Marruecos, y va al mercado igual que el nuestro.
Somos los que menos ganamos de la cadena. El cereal está en caída libre, suben todos los costes, de los abonos, los herbicidas y el gasoil. Mala solución tenemos, pero esperemos que de todo esto algo llegue a Europa”.
Martín Ezcurra Albéniz. 30 años.
Ganadero de terneros de engorde y agricultor de cultivos para alimento animal. Arteaga.
“Son muchas gotas las que sobran el vaso. Tenemos una política energética europea que incrementa los costes de producción, el carburante está por las nubes y una PAC nueva con más y más restricciones que, entre otras cosas, nos obliga a digitalizar los insumos en tiempo real y a ofrecer una información que nadie daría a su competencia.
El sector ganadero lo están matando, por alguna razón quieren acabar con la ganadería en Europa, pero no de golpe, sino poco a poco. ¿Quién no quiere bajar los niveles de contaminación?, pero el negocio no es rentable y año tras año nos están obligando a bajar cabaña.
La burocracia es salvaje, estamos compitiendo con producto de fuera con el que no podemos competir por el exceso de leyes y de normas. Este es nuestro primer peldaño en la reivindicación. Tenemos que decir, al menos, que no estamos de acuerdo”.