El retrato está inspirado en varios grabados del general del siglo XIX y representa al militar, abuelo del pintor, de pie, vestido con uniforme y delante de un fondo paisajístico. La pintura ha sido intervenida por la empresa especializada Artres, bajo supervisión de la Sección de Registro, Bienes Muebles y Arqueología. Completa la muestra un dibujo preparatorio de la pintura, algunos grabados del siglo XIX con retratos del general y que sirvieron de inspiración al artista, así como algunos documentos. Colaboran con algunos materiales el Archivo Real y General de Navarra y la Biblioteca de Navarra.
La exposición es un homenaje al gesto de la donante, Elena María Uranga Azpiri, nieta del pintor Pablo Uranga. La directora de la sección de Museos del Gobierno de Navarra, Susana Irigaray, animó a las personas que reciben o son propietarias de legados a tener “la sensibilidad especial de ofrecerlos a instituciones púbicas para ponerlos en valor y poder convertirlo en patrimonio de todos y que se pueda seguir investigando”.
El director del Museo del Carlismo, Iñaki Urricelqui, destacó que desde la apertura del Museo en 2010, el centro ha recibido 180 donaciones. “Este caso, el de Elena María Uranga, es espacialmente singular porque representa una parte significativa de su legado”. Por su parte, la donante, presente en la inauguración de la exposición, ofreció unas palabras de agradecimiento a los responsables del Museo y explicó qué le motivó a dar el paso. “Quería dar un destino digno en una institución al cuadro que pintó mi abuelo. Perdurará la mirada de mi abuelo hacia el cuadro cuando lo pintó”, dijo.
La exposición ocupa una parte del espacio de las salas de exposiciones temporales del Museo y tiene dos partes claramente diferenciadas: la destinada al pintor y al cuadro y la destinada al general, protagonista de la obra del pintor. Junto a documentos y grabados, la reproducción en gran formato de una fotografía muestra al artista Pablo Uranga mientras pintaba el retrato. Uranga tenía su estudio en la casa, propiedad de la familia, donde aún vive la donante María Elena Uranga. También se conserva la silla que asistía al pintor durante su trabajo.
Pinceladas biográficas
El artista: Pablo Uranga
Pablo Uranga Díaz de Arcaya (Vitoria, 1861 – San Sebastián, 1934) fue uno de los pintores más destacados de la llamada Escuela Vasca. Inició su formación en la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria, entre 1878 y 1880. Al quedar huérfano, se trasladó a Jerez de la Frontera junto a su tío Blas José Díaz de Arcaya, abad de la Colegiata, donde continuó su formación hasta 1884.
En 1885 viajó a Madrid para estudiar en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y visitó el Museo del Prado, en donde se interesó por la tradición pictórica española y, especialmente, por la obra de Velázquez y Goya. Conoce a Paco Durrio, que le anima a ir a París en 1888 y quien le presenta a Ignacio Zuloaga, con quien mantendrá una gran amistad.
En París desempeñó diversos oficios para costearse la estancia y los estudios. Se formó en la Académie de la Palette, en el Boulevard de Clichy, donde compartió aula con otros pintores como Zuloaga, Santiago Rusiñol o José María Jordá. Allí trabajó y expuso en varias ocasiones, y formó parte, desde 1893, de la Sociedad de Artistas Independientes.
En 1897 se instaló en Elgueta (Gipuzkoa), y en 1906-1907 fijó su domicilio en Vitoria-Gasteiz. Estrechamente vinculado al ambiente artístico de Bilbao, fue miembro fundador de la Asociación de Artistas Vascos y participó en diversas exposiciones. Años más tarde se instaló en ‘Villa Urtxo’, en el barrio de Loiola de San Sebastián, donde falleció en 1934.
El retratado: José Ignacio Uranga Azcune
José Ignacio Uranga Azcune (Azpeitia, 1788-Vitoria, 1870) fue un destacado general carlista muy próximo al pretendiente Carlos María Isidro. Inició su carrera miliar en 1809 durante la Guerra de Independencia (1808-1814) y ascendió de forma meteórica en el Trienio Liberal (1820-1823) como miembro del ejército realista. En 1833 se alzó en Salvatierra en nombre de don Carlos y un año más tarde alcanzo el grado de Mariscal de Campo y Comandante General de Álava.
Tradicionalista acérrimo, Uranga fue un hombre de gran religiosidad, fiel defensor de la legitimidad del pretendiente. Ejerció el cargo de ayudante de campo de Carlos María Isidro de Borbón y formó parte de su Junta Suprema Consultiva. En 1837 fue nombrado teniente general y ocupó el puesto de capitán general de Navarra y las Provincias Vascongadas, máxima autoridad en el norte mientras el pretendiente encabezaba la Expedición Real a Madrid. Don Carlos le concedió el título carlista de conde de Elciego durante su exilio de Bourgues en 1840.
Contrario a la actuación de Maroto, terminada la guerra, se exilió a Francia donde permaneció hasta 1848. Ese mismo año se acogió a una amnistía que le permitió recuperar su cargo de teniente general del ejército isabelino y estuvo destinado en Vitoria hasta su jubilación en 1863.
Contrajo matrimonio en 1818 en Salvatierra de Álava con doña Josefa Antonia de Aguirre y Zubía (1795-1865) con la que tuvo cuatro hijos y tres hijas.
Por sus méritos militares recibió la Cruz de la Batalla de San Marcial, la Cruz de Fidelidad Militar de primera clase y la Cruz Laureada de San Fernando.