Desde hace años, la comisión de solidaridad del centro prepara una campaña que implica a toda la comunidad educativa. El alumnado y el profesorado, con la participación de las familias y del resto de trabajadores, preparan un total de 50 cestas solidarias con productos donados. La segunda parte de la iniciativa consiste en la venta de boletos para el sorteo de esa rifa, lo que este año ha supuesto una recaudación de 9.600 euros. La fase final del proyecto es la entrega de premios con participación del alumnado que aportó las mejores cuatro cestas.
Alumnos y alumnas de clases de segundo, tercero y cuarto de la ESO disfrutaron como premio de un aperitivo el día del acto de entrega, en el que también tuvieron la oportunidad de participar activamente y como público.
Desde la Asociación Navarra de Amigos del Sahara (Anas), Carol García recogía el premio de 2.400 euros. Destacaba la integrante de la organización no gubernamental que el dinero iría destinado al programa ‘Vacaciones en paz’, mediante el cual 97 niños y niñas saharauis pasan su verano en Navarra en casa de familias de acogida. Anas acerca también a Navarra a menores con alguna enfermedad que necesita ser tratada y que reciben la acogida de familias voluntarias.
Pantxi Galán Azurmendi, de Behar Bidasoa, se refirió a proyectos que realiza el colectivo en Ruanda, centrado especialmente en el empoderamiento femenino y en la creación de un programa de becas para estudiar. “El dinero se destinará a Educación. Contamos con escuelas maternales y con escuelas de FP, pero, sobre todo, esta donación servirá para becar a estudiantes, en discriminación positiva hacia la mujer. Nuestros alumnos becados luego son los que llegan a poder estudiar una formación profesional”, destacó.
El misionero de Benin Juan Pablo López Mendia agradeció igualmente la aportación recibida del centro, que se destinará también a proyectos de formación femenina en la comunidad en la que trabaja el misionero en el pequeño país de África.
En representación de SOS Himalaya-Iñaki Ochoa de Olza, Elena Sagaseta de Ilúrdoz Bengoechea, contó su última experiencia en Nepal, en una pequeña comunidad en la que trabaja el colectivo. “Con el dinero de las donaciones hemos podido cambiar el suelo y las paredes de un albergue juvenil, que también se ha equipado con colchones, almohadas y pequeños armarios donde los chavales guardan todas sus cosas. Ahora nos han pedido que para su ocio les ayudemos a hacer un club deportivo de bádminton, fútbol y vóley-ball, y ahí va el dinero de este año. Para que sigan desarrollándose porque la educación, la sanidad y el deporte van de la mano”, expresó. Y se dirigió más directamente a la audiencia de estudiantes allí reunidos. “Porque puede parecer un rollo venir todos los días al instituto, pero sois unos afortunados”, les dijo.
