Los muñecos ‘Reborn’ replican un bebé recién nacido. Cada pieza es única y el resultado puede llevar semanas o incluso meses. Lejos de ser simples juguetes, los Reborn han encontrado un lugar en colecciones privadas y como elementos de terapias emocionales, incluso en el consuelo de la maternidad simbólica.
Leonor Lassa explica que su primer contacto con un muñeco ‘Reborn’ se produjo de manera casual y fortuita en 2020, tras la pandemia, cuando decidió regalarle uno a su madre. “Quería hacerle un regalo especial. Mi madre siempre decía que debería haber siempre un niño en cada casa. Eso me dio la idea y me puse a buscar por Internet artistas que elaboraran estos muñecos y compré uno para ella”.
La curiosidad y la fascinación por el detalle realista de los ‘Reborn’ llevó a Lassa, cuya principal actividad económica es la agricultura, a indagar sobre cómo se hacían. “Las artistas ‘Reborn’ suelen organizar cursos presenciales para enseñar, pero la pandemia llevó al modelo online, lo cual me facilitó formarme a distancia. Ahora ésta es mi afición de los tiempos libres”, explica.
En la temporada de la recogida de la nuez, actividad a la que se dedica la familia en Riezu, Leonor Lassa descansa en lo que a elaboración de bebés se refiere, pero el resto del año se vuelca con la creación de muñecos tanto para su exposición como para los encargos y acude a congresos y ferias donde mostrar su producto y compartir experiencias acerca de este mundo tan especializado.
Llega la Navidad y, con ella, crece la demanda de bebés ‘Reborn’ como regalo. “Tengo muchos tipos de clientas, generalmente mujeres. Las hay que quieren los muñecos para sus hijas pequeñas y quienes los quieren para ellas mismas por diferentes razones. El mundo ‘Reborn’ es también un mundo de coleccionistas”, explica la artesana.
Ella funciona bajo pedido, intentando adaptarse a las peticiones de las clientas, con unos precios que oscilan desde los 210 los más sencillos hasta los 600 los más elaborados y con materiales de máxima calidad. “Cuando vienen a encargarme un bebé para una niña, yo les informo de lo delicados que son, del cuidado que hay que tener con el pelo, de que no se pueden bañar. Cuando son los adultos quienes quieren uno, me suelen dar indicaciones sobre el color del pelo, el tipo de ojos, el tamaño… Lo que nunca hago es replicar un bebé de una foto real y prefiero que me den libertad a la hora de crear porque conforme vas haciendo un muñeco vas tomando decisiones para lograr el mejor resultado”, cuenta. Los ‘Reborn’ de Leonor Lassa son desde prematuros con 45 cm de longitud hasta los 15 meses.
El proceso de creación en el taller de Riezu comienza con la elección del llamado kit en blanco, es decir, kits de cabeza y extremidades que los adquiere en Estados Unidos a artesanos de estas piezas que aportan el certificado de originalidad. Con el kit en blanco escogido, procede a limpiarlo y a pintarlo por capas. Esta fase es la más laboriosa y costosa en tiempo. “Cada bebé lleva una media de 15 capas de pintura. Después de cada capa, hay que ornearlos”, cuenta.
Diferentes opciones
A continuación, Lassa añade el cuerpo de tela que lo rellena, al igual que la cabeza y las extremidades, con relleno y con fibra de vidrio para darle el peso adecuado. “Los bebés más pequeños los hago con un peso en torno a los 2 kilos, los más grandes pueden pasar de tres, pero no mucho más para poder manejarlos bien. En este sentido, el peso no es real de un recién nacido que tienen tres kilos de media”, añade.
Pintados y horneados en múltiples ocasiones y provistos de cuerpo, estas pequeñas obras de arte se someten a la colocación o pintado de pelo. “El pelo puede ser natural, de verdad, y en este caso hay que injertarlo cabello a cabello. También puede ser pelo artificial, y se pega en la cabeza del bebé. En cuanto a los ojos, varias son las opciones: desde unos ojos cerrados hasta ojos abiertos que puede ser de plástico, resina e incluso cristal”. Después solo resta vestir al recién nacido, y lo hace de un modo tradicional con punto o piqué, como más se demanda.
¿Por qué desear cuidar de un bebé ‘Reborn’? Las razones son muchas y variadas. Porque es la muñeca más real que existe. Porque cogerle en brazos despierta la emotividad ya que la sensación es prácticamente la misma que si fuera un bebé de carne y hueso. “Pueden ser de ayuda para personas mayores por esa conectividad que se produce con los niños. En ocasiones se piden tras la pérdida de un hijo. El coleccionismo es otro motivo y, en ocasiones, quieren un Reborn mujeres que en su niñez no pudieron tener una muñeca”, cuenta Leonor Lassa.
La artesana recomienda tener especial precaución en fechas navideñas con la compra de un ‘Reborn’. “Son muy solicitados y es importante que la persona conozca muy bien este mundo, que busque productos artesanales de garantía y evite el engaño. También conviene tener en cuenta el trabajo de los artesanos, que no solemos estar lo suficiente valorados”.