“Los japoneses tienen un nivel de exigencia muy alto” “Para obtener el mejor sonido un piano requiere un mantenimiento, como mínimo, anual”La formación específica de Urko Garde en afinación, reparación y regulación de pianos comenzó en 1996 en Madrid, a donde se dirigió en busca de unos estudios que no se ofertaban en Navarra. Muchas han sido después las ciudades europeas donde se ha cultivado, como Hradec Královéla, sede de la fábrica de pianos Petrov, en la actual República Checa; Granada, en el año 2000, donde aprendió a reparar pianos antiguos con un profesional irlandés; también Escocia, Barcelona y, ahora, por segundo año, Japón. Asegura que el siguiente destino será la fábrica de Steinway en la ciudad alemana de Hamburgo.
La factoría de Yamaha en Japón ofrece un curso intensivo cada mes a un número máximo de quince alumnos. Ocho horas al día es la dedicación marcada para conocer un poco más de cerca los secretos de la afinación de un piano de esta marca. Junto a un compañero bilbaíno, dos alemanes y once japoneses, Urko siguió las clases y pudo ver la fabricación de los pianos que vende en la tienda y también afina.
“Los japoneses tienen un nivel de exigencia muy alto. El curso consistía en aprender a regular un piano de cola entero y afinarlo para los conciertos. Ha sido muy interesante”, explica Urko. Son muchos aspectos los que hay que tener en cuenta a la hora de afinar un piano y los matices son muy sutiles. Añade el estellés que la función del afinador consiste en que el pianista se sienta bien y cómodo con los sonidos que salen del piano. La calidad del instrumento se suma también a la mano y el oído del afinador, quien intenta disimular todos los errores. “La parte llamada ‘Temperamento’ es la más complicada del piano. Se trata de las teclas centrales, desde la nota Fa33 hasta la Mi44. La exactitud ha de ser tan grande que hay que medir los sonidos con un reloj”, explica Urko, de 32 años.
Trabajo en conciertos
El estellés es el único afinador de pianos de Navarra. “Aquí en España hay poca gente que se dedique a esto. En Japón, debido a la escuela Technical Academy sí que abundan”, asegura. Su trabajo se centra en la afinación en conciertos en Navarra, sobre todo de música clásica y jazz, y en las afinaciones y reparaciones a particulares. “Afinar un piano no suele llevar más de dos horas pero, para obtener el mejor resultado, el piano requiere un mantenimiento. Necesita una afinación anual como mínimo. Muchos particulares que me avisan para afinar llevan años sin hacerlo y el piano nunca puede sonar perfecto”, asegura.
Su periplo por los conciertos donde le contratan para dar su toque maestro están plagados de anécdotas. “Una vez me tocó afinar un piano en el Gayarre mientras sonaba una revarbadora. Más vale que durante el concierto yo no estaba cerca, realmente no sé cómo salió. En otra ocasión, en Olite tuve que afinar un piano que se había pasado toda la noche al raso y, al tiempo que lo afinaba, se desafinaba solo, era tarea imposible. También me ha tocado afinar pianos comidos por ratones”, cuenta.
Entre sus afinaciones más famosas se encuentra una al piano de Gonzalo Rubalcaba y la del pianista de Martirio. Urko afina y arregla pianos pero deja muy claro que no se considera pianista. “Hay que tener una base musical sólida y hay que saber tocar el piano para afinar uno, pero es bien diferente tocar con virtuosismo que afinarlo”, explica. •