En pleno Camino de Santiago, el convento de Capuchinos fue vivienda para los padres de la Orden desde 1898 hasta 2014. Después, el edificio, que alberga la iglesia de Rocamador, ofrece el servicio de hospedaje dirigido especialmente a los peregrinos. Junto a él, el nuevo Museo ocupará una parte de los 16.000 metros cuadrados de huerta, sobre los que se trazará, asimismo, el jardín de esculturas para disfrute de los visitantes.
El acto de colocación de la primera piedra vino justificado por el inicio de los trabajos de movimiento de tierras. El Museo ocupará un espacio en el fondo de la parcela, en altura, donde hasta hace unos días todavía se conservaban las edificaciones de la antigua granja y el frontón, ya derribados. Sobre este lugar la empresa MRM Arquitectos, de Pamplona, ha proyectado un edificio de planta de acceso más dos alturas con una superficie construida de 1.250m2, espacio al que se suman 8.000 metros de jardín escultórico.
Explican desde la empresa adjudicataria que el edificio se levantará en hormigón con un exterior de vidrio y madera. La construcción ofrecerá, asimismo, tres miradas diferentes: una sobre el jardín, otra sobre el ábside de la iglesia de Rocamador y una tercera sobre la naturaleza que caracteriza este especial rincón en Estella. El jardín escultórico será un camino que conduzca al visitante hasta el edificio.
Del continente al contenido, junto a las obras de los dos artistas que dan nombre al Museo, el Centro planteará un programa cultural con conferencias, coloquios, veladas literarias, cursos, conciertos, encuentros y talleres artísticos. “La cultura es el núcleo de la riqueza patrimonial de Europa y de su historia y desempeña un papel fundamental a la hora de aumentar el atractivo de los lugares y de reforzar la identidad única de una ubicación específica. Este museo pretende contribuir a la actividad museística de Estella, de Navarra y del Camino de Santiago”, explicaba mediante nota de prensa la Orden de Hermanos Menores Capuchinos.
Junto a la primera piedra, la primera escultura, que será el emblema del Museo, espera el momento de ser erigida. Se trata de la pieza de 23 m de altura de Carlos Ciriza titulada ‘Tierra y espacios’, que hace unos meses fue trasladada hasta las huertas. Carlos Ciriza, estellés de nacimiento, se refirió al significado que para él tiene la construcción del Museo que llevará su nombre. “Tengo recuerdos increíbles de estar aquí. Me acuerdo de recorrer las huertas con la azada, de entrar en la cocina, de corretear por el pasillo. Yo era un crío y mis padres tenía muy buena relación con los Capuchinos, de siempre”, decía.
El inicio del proyecto, explicó Ciriza, no ha estado exento de dificultades, administrativas, fundamentalmente. “Pero es muy emocionante ver ya, por fin, esta primera piedra. Que ya se han tirado los edificios, que hay movimiento de tierras. Se ve el arranque. Este proyecto va a ser muy interesante para Estella y para los peregrinos, un atractivo cultural y turístico”, añadió.
Por su parte, Antonio Oteiza, presente en el acto, se refirió a la importancia del momento. “Esta primera piedra quiere ser la primera con una gran ilusión de que lleguemos a la última rápidamente y a partir de ahí que sea éste un lugar de difusión del evangelio, del arte y de la cultura. No solamente para Navarra sino para el mundo entero”, expresó.
La mañana del jueves 26 se completó con la presentación del libro ‘Antonio Oteiza y Carlos Ciriza: encuentro de dos viajeros en el Camino’, escrito por el catedrático de Historia del Arte José Javier Azanza López, y de cuya explicación se encargó el propio autor. En torno a un centenar de personas atendieron sus palabras en el interior de la iglesia de Rocamador, después de presenciar la colocación de la primera piedra en la huerta. Un aperitivo sellaba el encuentro.
DECLARACIÓN
Marta Ruiz de Alda. Alcaldesa de Estella.
“Dotar al barrio de todo este espacio
va a ser un privilegio”
La alcaldesa de Estella, la regionalista Marta Ruiz de Alda, estuvo presente en el acto de colocación de la primera piedra, junto con otros representantes municipales, entre ellos su antecesor, Koldo Leoz, y el que fuera concejal de Cultura, Regino Etxabe, en la pasada legislatura. “Este Museo añade cultura a Estella. Estamos en un enclave privilegiado que siempre ha estado cerrado, en una zona muy tensionada de circulación y viviendas y ahora mismo dotar al barrio de todo este espacio y su proyección cultural va a ser un privilegio. Desde el Ayuntamiento se ha dado impulso en las pasadas legislaturas y, desde la iniciativa pública, hemos colaborado en relación con la calle Gebala y en todo lo que hemos podido para que fructifique esta idea. Va a ser un lugar abierto a los estelleses, que se va a poder ver desde fuera, y va a hacer que esta zona tenga mucho más encanto”, declaró Marta Ruiz de Alda.
La primera edil destacó el acuerdo alcanzado entre la Orden y el Ayuntamiento por el cual los Capuchinos han cedido 600 metros cuadrados de superficie de la huerta para favorecer el desarrollo urbanístico de la zona. La calle Gebala gana anchura, albergará aparcamientos y permitirá un mejor acceso, por un lado, a la zona de viviendas y, por el otro, a la propia huerta, puesto que será desde Gebala por donde accedan los camiones al Museo. “La Orden de los Capuchinos ha cedido una parte de sus terrenos y hay que decir que han sido muy generosos”, añadió la primera edil.