Con las puertas ya cerradas al cliente, Esther Terés recibe a Calle Mayor. Con 72 años ha decidido jubilarse y estos días están siendo difíciles para ella. Tiene sentimientos encontrados. “Cuesta cerrar el local después de tantos años.
Ya es hora de jubilarme, mis hijas tienen otras profesiones y hemos decidido cerrar”, explicaba. Su sonrisa aparece al recordar cómo su marido le contó que el día de la inauguración cayó una enorme tormenta en Estella que dejó la ciudad sin luz. “La inauguración se celebró a la luz de las velas”. Relata como su marido, tras 11 años en Venezuela, abrió el local y después adquirió también el primer piso, que fue restaurante. “El Maracaibo ha estado 20 años alquilado. Ha sido un establecimiento en el que se han celebrado bodas y otros muchos eventos”, apuntaba Esther.Cuando echa la mirada atrás recuerda la celebración del día de los Carlistas, el primer domingo de mayo o la feria agraria que se celebraba en Los Llanos y atraía a mucha gente. En su memoria también está el cuartel militar. “El cierre del cuartel se notó mucho en la hostelería. A lo largo de los años, el consumo ha ido a menos. Antes había muchas cuadrillas de chiquiteo. Después el negocio se centró más en la gastronomía y en los últimos años, Estella se sustenta entre semana, en gran parte, gracias a los peregrinos”, opinaba Esther Terés.
Cariñosas despedidas
A lo largo de estos días, Esther ha recibido numerosas muestras de cariño por parte de los clientes. “El otro día vino la cuadrilla de la Peña Koyote y me hicieron un homenaje. Me emocioné mucho. También han entrado clientes para decirme que les da mucha pena que cerremos. La gente ha respondido y yo quiero darles las gracias a todos los clientes, que muchos ya son amigos, y decirles que me llevo muy buen recuerdo de todos”, concluía emocionada mientras ultimaba los últimos detalles para vaciar el establecimiento.