Con motivo de la rehabilitación de las dependencias concejiles y asesorado por un arqueólogo amigo, Ugarte ha devuelto a la estela el mejor aspecto. Con este acto desinteresado aprovecha también para hacer un llamamiento a la conservación del patrimonio menor de los pueblos. “Piezas como esta estela son parte de la historia del pueblo y está muy bien librarla de expolios y conservarlas”, expresa el vecino.
La Cruz de Lucio está labrada en arenisca y tiene una forma discoidal. En el centro hay una dedicación donde se puede leer el nombre de Lucio y las letras del alfabeto griego Alfa y Beta, principio y final. También el año del fallecimiento, o más bien del asesinato, de Lucio, 1889, fecha, por tanto, de la que data la pieza. “Cuenta la historia, transmitida de manera oral, de hecho, mi padre me llevaba junto a la estela y me la contaba, que Lucio era un celador de montes o un guarda forestal que durante una discusión con un carbonero, previsiblemente sobre un corte de leña ilegal, encontró la muerte golpeado con un objeto contundente”.
Explica Esteban Ugarte que las disputas por cuestiones de convivencia en los pueblos eran habituales. “El acaloramiento ha llevado en ocasiones a finales de este tipo”, apunta. De Lucio, en este caso, poco más se sabe, salvo que tenía entre 50 y 60 años, puesto que no debía de ser vecino del pueblo.
En el lugar en el que se hallaba la estela de Lucio, Esteban Ugarte puso en su momento un hito de piedras que recuerdan la ubicación donde, previsiblemente la familia, colocó el símbolo en su recuerdo. “Afortunadamente, con los años la estela se ha respetado. Soy de la opinión que hay que conservarla. Quizá un buen lugar para ella podría ser los fondos de Patrimonio de Gobierno de Navarra”, asegura.