Un día más en Cirauqui

“La asociación Sambil  tiene actualmente 90 integrantes“

Para todos los días, excepto el último, el Ayuntamiento de Cirauqui destinó un presupuesto de 34.000 euros, la misma cantidad que la pasada edición. La ampliación al sábado 20 corría a cargo de los jóvenes, que encontraban financiación en los bares, el gaztetxe y la ludoteca para sufragar una agenda con la música como principal gasto.  

Uno de los momentos más esperados de las fiestas fue el Día de la Mujer, el martes. A las doce y media comenzaban los actos oficiales con la proclamación de la alcaldesa por un día. Este año la protagonista era Reyes Lacunza Arraiza, de 51 años. Un sorteo la víspera entre las 90 socias del colectivo Sambil, creado hace doce años, determinaba su nombre. 

Momentos antes de la celebración de una misa, el alcalde de Cirauqui, Victoriano Goldáraz, entregaba a su homóloga la vara de mando y le imponía un pañuelico rojo con el escudo del municipio. “Es un buen día, nuestro día. Nos lo pasamos muy bien porque nos juntamos para comer en la plaza y después tenemos una actuación sorpresa. La única pena es que no participen más las más jóvenes del pueblo”, decía Reyes Lacunza. 

La vocal de la Asociación Rosa Izco Beramendi también se refería a la celebración del Día de la Mujer. “Es muy esperado, sobre todo por las más mayores. Disfrutamos mucho de la comida y de la actuación y luego vamos a la ronda copera por el pueblo a bailar. En la sociedad ‘Txapardia’ hacemos una parada porque nos preparan melocotón con vino. La verdad es que nos lo pasamos muy bien”, apuntaba. 

Sardinada popular 

Mientras la comida popular de las mujeres en la plaza del pueblo no llegaba, las asistentes, junto con numerosos vecinos del pueblo, degustaron una sardinada que los hombres les prepararon entre calles junto al frontón. Una hora antes, frente a la parrilla, se encontraban José Luis Ataun García, Jesús Iturgaiz Asiain, Manolo Latorre Latorre y Ramón Asurmendi Arizaleta, voluntarios desde hace más de quince para preparar las sardinas.

“La pescatera que trae el pescado al pueblo nos las ha regalado. Luego la barraca pone el vino y el pan. Nos encargamos de que esté todo listo antes de que lleguen las mujeres”, destacaba uno de los colaboradores, Manolo Latorre. Al olor de la sardina, las mujeres se dirigieron bailando hasta el lugar de los preparativos con los gaiteros Ezpelur, de Pamplona. 

La música de verbena en una plaza acogedora, como es la de Cirauqui, el concurso de disfraces, cada año más ambicioso, y la convivencia de los vecinos gracias a almuerzos, vermús y comidas populares caracterizan las fiesta de Cirauqui, este año hasta el sábado 20.