“Las tareas básicas consistieron los días previos en la eliminación de malas hierbas, pequeños retoques de pintura, limpiezas y colocación de flores “
Faltaban apenas tres jornadas para la celebración del día 1 y numerosos vecinos se paseaban por el cementerio estellés. Era un momento de visita, pero también un momento de actividad. El sol otoñal que desplazaba poco a poco la niebla mañanera dejaba un buen rato para trabajar en los preparativos propios de la última semana de octubre: quitar hierbas, echar tierra, barrer losetas, pintar barrotes y letras en los epitafios, pasar el trapo del polvo e incluso plantar flores o colocar centros. Las palas y rastrillos y los cubos y las brochas con pintura destacaban en un escenario sobrio por naturaleza.
Quien más o quien menos realizaba alguna labor; aunque solo fuera la colocación de unas flores. Era el caso del matrimonio formado por Teresa Mauleón Echeverría y Conrado Mauleón González, ambos de 71 años y naturales de Arróniz. Tres grandes tiestos de llamativos crisantemos amarillos, directamente traídos de la huerta, contribuirían a un mejor aspecto del panteón donde se encontraban seres queridos. “Para mí el día de todos los Santos es especial y ahora es cuando toca hacer los arreglos o poner las flores. A mí me gusta plantarlas porque así, según el tiempo que haga, pueden durar hasta la primavera”. La visita al cementerio se repetirían en Arróniz, para colocar flores en la tumba de los padres.
El trabajo se le acumulaba al estellés Javier Senosiáin Carlos, de 67 años, en la mañana del miércoles 29 de octubre. “Me toca hacer cosas en varios panteones, de diferentes familiares que son mayores y les echo una mano. Vengo, arreglo y estoy un rato. Son tareas de quitar hierbas, de pintar barrotes y de limpiar”, decía. ¿Su truco para un buen acabado? Una mezcla de aceite y zumo de limón con el que lucir los barrotes de hierro y conseguir un brillo añadido.
Diferentes razones
Por dedicación y por obligación. La segunda de las razones daba cita a Rosa Aedo López, de 52 años, ante el panteón familiar. “He estado donde mi abuelo y ahora aquí, en el de mis suegros, donde solo voy a barrer porque alguno ya se ha anticipado y queda poco por hacer. El viernes traeremos las flores y con esta visita yo acabo. El día 1 ya no me gusta venir, hay mucha gente y prefiero hacerlo cuando no hay tanta”, decía.
La visita anual la realizaba también por obligación Mª Concepción Ros Gómez, de 77 años, acompañada por su marido. “La realidad es que no me gusta nada venir al cementerio, prefiero acudir a una misa en honor de los difuntos; siempre que vengo se me cae el alma al suelo. Yo respeto a quien lo hace, y aquí tengo familiares muy queridos y, por tanto, muchas razones para venir, pero paso mal rato”, apuntaba Mª Concepción Ros. En la mañana el matrimonio se acercaría también hasta otros dos panteones de familiares en el camposanto estellés.
Los buenos resultados, un cementerio embellecido e impoluto, lucirían sobre todo el sábado 1 de noviembre con la visita de cientos de personas durante toda la jornada. Ese día, se oficiaría misa en el camposanto a las 16.30 horas. El día 2, los oficios se desarrollarían en las parroquias a la hora habitual.
Título
Horarios de visita durante el año
El cementerio estellés está abierto todo el año de lunes a viernes en horario de 9 a 18 horas y los sábados de 9 a 14 horas. Los domingos permanece cerrado, excepto el primero de cada mes, desde las 9 hasta las 14 horas.